En un año por demás complicado en torno a la asistencia sanitaria, los enfermeros continúan viviendo el día a día de la pandemia en el frente de batalla por la salud, siendo la primera línea de atención ante un caso de Covid-19, con la angustia constante de vivir el peligro de trasladarlo a la propia casa.
En este contexto, profundizado en complicaciones por los atrasos salariales, los profesionales de nuestra ciudad debieron reinventar rotundamente su trabajo con capacitaciones y jornadas laborales maratónicas para afrontar el virus, frenar su avance y disimular falencias estructurales en un sistema sanitario que exige urgente más recursos.
La enfermería no es una tarea que solo se aboca a lo asistencial, referido a un servicio de atención a una persona. Como hacer un inyectable, o colocar una vía, por ejemplo. Se trata de un conjunto de tareas que realiza el profesional, como educativas, de prevención y también de promoción de la salud. Es también acerca e integrar a una persona enferma y contextualizarla dentro de una familia y una comunidad.
Cada 21 de noviembre en Argentina se recuerda el Día de la Enfermería, y EL CHUBUT dialogó con la Jefa Zonal de Enfermería del Área Programática Norte, Isabel Fuenzalida, sobre la situación en que les toca recibir la fecha.
Transformación del trabajo
“La mutación que sufrimos fue terrible. Es para sacarse el sobrero; no hay gesto para reconocer la responsabilidad con la que enfermeros afrontaron la pandemia”, subrayó.
Dentro la institución cambiaron claramente los hábitos. De hecho, ocurrió mucho antes que se confirmara el primer caso positivo. De manera virtual, el personal de enfermería comenzó en febrero con las capacitaciones con simulaciones, talleres, sobre por ejemplo cómo colocarse y sacarse un camisolín y un barbijo correctamente.
Hoy en día, muchos de los profesionales pasan sus jornadas de trabajo completas con los equipos de protección puestos, con un cuidado responsable que no se interrumpe para realizar otras acciones comunes.
Para hacerle frente al invisible y contagioso Covid-19, el Hospital Dr. Andrés Ísola diagramó desde el primer día un nuevo funcionamiento en su atención, con los enfermeros como pilares en el primer frente de batalla. Al respecto, “se pudo armar las nuevas terapias con personal de enfermería que tenía conocimiento de lo que estaba haciendo”, remarcó Fuenzalida.
Falta de personal
Hay un inconveniente que no es nuevo, y que no se da únicamente a nivel local, que es la falta de recurso humano en enfermería. Es una profesión que tiene menor disponibilidad de recursos al momento de trabajar.
El Hospital de Puerto Madryn cuenta con unos 195 enfermeros, de los cuales unas 45 personas quedaron con una función pasiva, afuera del sistema laboral a través el decreto firmado en marzo por ser personas de riesgo en la pandemia. A su vez, se les suman los compañeros que se fueron contagiando a lo largo de la pandemia, o que fueron contactos estrechos. De hecho, en un momento llegó a haber más de 40 enfermeros aislados por estos motivos.
“Enfermería está y estará las 24hs, a pesar de la situación de la Provincia y la falta de pagos. Es la que más contacto tiene con los pacientes y sus familias. Quien está en una guardia, quizás no lo conocemos con nombre y apellido, pero sabemos que tiene una familia preocupada, que es un vecino, un padre o un hijo, entonces uno pone toda su energía para que recupere toda su salud y vuelva a su casa”, finalizó Fuenzalida del sector salud.
“Nunca nos sentimos que merecíamos aplausos, porque es nuestra realidad. Creo que el reconocimiento pasa porque la gente se cuide, por tomar distancia y ponerse tapaboca. Cuando uno aprende a cuidarse y a cuidar al otro, ahí estás reconociendo la tarea del enfermero”. – Isabel Fuenzalida, Jefa Zonal de Enfermería del Área Programática Norte.
Fuente: El Chubut