Dos cacerolas hierven en las hornallas de Jennifer Ingrey. En su interior hay nieve derritiéndose. Este es el único recurso que tiene para conseguir agua desde que una de las peores tormentas invernales de las últimas décadas cortó todos los servicios en Texas y en otros estados del sur de Estados Unidos, afectando a más de 100 millones de personas.
“Estamos en modo supervivencia. No tengo agua desde el lunes a la madrugada. Junto nieve en cacerolas y la derrito para ponerla en el tanque del inodoro”, dijo Ingrey, una argentina que vive en Dallas hace varios años. Las empresas de servicios de agua, afectadas por cortes de luz y por la helada que congeló las cañerías y las hizo estallar, se vieron obligadas a suspender sus servicios en gran parte del estado. Además, aconsejaron a los vecinos hervir el agua potable, ya que las plantas potabilizadoras también están fallando.
Cerca de tres millones de usuarios continúan sin energía en el día de hoy desde el fin de semana luego de que el temporal golpeara fuertemente la red del estado, generando una crisis energética. “Estamos sin luz desde el domingo a la noche. Se congelaron las plantas de energía y nos están dando electricidad dos veces por día o a veces solo una vez por día, durante una y tres horas”, explicó Ingrey a LA NACION.
Estalactitas de hielos colgaban de los grifos de las cocinas en Houston, las ambulancias en San Antonio no pudieron satisfacer la creciente demanda y el gobierno del condado en la costa de Galveston pidió camiones refrigerados para los cadáveres que esperan encontrar en casas congeladas e impotentes. Oklahoma registró la temperaturas más bajas desde 1890.
Austin Energy, una empresa que abastece a la capital de Texas, advirtió a sus clientes que estén preparados para que los cortes de luz masivos continúen inclusive más allá de este miércoles. “Si tienen energía, intenten vivir como si no tuviesen”, instó el alcalde de Austin, Steve Alder.
“El sábado el supermercado era un caos. Los estacionamientos estaban repletos y había colas de gente. Ayer las góndolas estaban completamente vacías. Hay supermercados que están sin luz, pero igual abren las puertas por si la gente necesita comprar cosas. Van a comprar con linternas”, contó a LA NACION María Andrea Busico–Flight, una argentina que reside en una ciudad al norte de Dallas desde 2007.
Fuente: La Nación