Medio Ambiente

Los jóvenes no deben ignorar la materia ambiental

Los jóvenes que tienen genuina preocupación por los temas políticos y sociales no deben ignorar algunas cuestiones que en materia ambiental se vienen produciendo y que se constituirán en una gravosa hipoteca para las generaciones venideras en los países empobrecidos.

El siglo pasado y éste han sido épocas de crecimiento económico de magnitud y violentos procesos de cambios que provocaron concentración de la riqueza y aumento del bienestar material en algunos sectores y desequilibrios sociales en gran parte del planeta.

La cuestión ambiental más grave es la desigualdad cada vez mayor entre minorías enriquecidas y mayorías empobrecidas que impacta negativamente en el entorno, la vida y la calidad de ella.

Ello provoca pérdida de soberanía y la aceptación de políticas, procesos y tecnologías que inhiben las posibilidades reales de desarrollo futuro y agravan el descalabro ambiental que se expresa en el cambio climático, deforestación, desertificación y escasez del agua dulce, entre otros, pudiendo afirmar a riesgo de no ser novedoso, que el abordaje del tema no es una cuestión técnica ni reservada a unos pocos entendidos, sino que es eminentemente política y debe involucrar a toda la sociedad.

Insisto, la degradación del entorno no es consecuencia de errores técnicos o defectos en los modelos productivos, sino que son planes pensados rigurosamente que implantan en determinadas regiones del globo, que aparejan exclusión y marginación social y económica.

Ante este escenario los jóvenes no deben estar ajenos al mismo ni a sus soluciones, ya que a la par de la destrucción del entorno, el crecimiento de la pobreza y la falta de oportunidades, les roba el futuro.

El aumento de la pobreza y sus secuelas no se producen por simple casualidad, sino que son resultado aggiornado del «derecho de conquista» de los viejos imperios coloniales, que hoy ya no se satisfacen con la apropiación de los recursos naturales, que lo siguen haciendo, sino que anulan la capacidad de los Estados para manejar todos aquellos mecanismos y políticas que puedan servir de resorte de crecimiento soberano.

Esto, se enmarca en lo que se conoció como «la división internacional del trabajo», de la cual decía EDUARDO GALEANO que consiste en «que algunos países se especialicen en ganar y otros en perder».

En ese esquema, el control y manejo de vías navegables, suelos, puertos y toda otra infraestructura que convenga a sus intereses o sus industrias contaminantes, es prioritario para ellos; mientras se lo disfraza de desarrollo o crecimiento y se confina a gran parte de la población a sobrevivir en los conurbanos (AMBA y otros) continuando el despoblamiento territorial del país, espacios que ocupan y se enseñorean enclaves extranjeros en los que no rige otra ley que la que dictan quienes se lo apropian.

En este marco, los jóvenes y sus organizaciones deben asumir un rol crítico y militante en defensa del ambiente, sus intereses particulares y de toda la comunidad, no bastando reacciones espasmódicas frente a temas fijados por la agenda de los poderosos que los distraen de las cosas esenciales e importantes.

Apelo y exhorto a esa juventud, en representación de las generaciones futuras, a involucrarse activamente en el cambio de las estructuras mentales que permitan avanzar hacia una conciencia y una acción humanista, solidaria y crítica del estatu quo vigente, en beneficio de toda la sociedad y el país.

Fuente: El Extremo Sur de la Patagonia

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