Ante el nuevo confinamiento decretado en París por otro rebrote de coronavirus que vuelva a golpear duramente a Francia, gran parte de sus habitantes pugnaban por salir de la región antes de quedarse encerrados, lo que generó un caos en las estaciones de trenes y las rutas, entre otras dificultades.
En la estación Montparnasse, que conecta la capital francesa con Bretaña y el suroeste del país, todos los trenes estaban prácticamente llenos tras una avalancha de reservas de última hora.
En la periferia se registraban 400 kilómetros de atascos hacia las 17 hora local (13 de Argentina), según el sitio de información de circulación vehicular Sytadin, que mostraba un mapa de las principales radiales en rojo.
Apenas el primer ministro Jean Castex anunció a última hora del jueves el tercer confinamiento, que regirá a partir de la medianoche en París y otros 15 departamentos, que suman 21 millones de habitantes, muchos franceses comenzaron a hacer sus maletas.
Un portavoz del operador ferroviario nacional SNCF dijo que los trenes a Bretaña, Lyon y el suroeste estaban completos, frente a un nivel de ocupación de entre 60% y 70% de los últimos viernes.
Los trenes a Bretaña, Lyon y el suroeste estaban completos, frente a un nivel de ocupación de entre 60% y 70% de los últimos viernes
La compañía constató también un aumento de las reservas del 20% para este fin de semana y entre los destinos más demandados están Burdeos, Lyon y Marsella, consignó la agencia de noticias AFP.
No obstante, se espera que el éxodo de parisinos sea menor que el registrado el pasado mes de marzo, cuando se decretó el primer encierro por la pandemia, sobre todo para las familias con niños, ya que esta vez las escuelas permanecerán abiertas.
El nuevo confinamiento será menos rígido que los dos anteriores: además de los supermercados y farmacias, los parques, peluquerías, librerías y tiendas de música se mantendrán abiertos y se podrán realizar actividades al aire libre en un radio de 10 kilómetros del domicilio sin límite de tiempo.
Los demás comercios, considerados «no esenciales», tendrán que bajar sus persianas, uniéndose a los restaurantes y cafés que llevan ya cuatro meses cerrados.
Para limitar los riesgos de propagación del virus, los viajes interregionales en los 16 departamentos del país afectados por las nuevas restricciones quedarán prohibidos a partir de la medianoche, salvo «motivos imperiosos o profesionales».
Tras haberse resistido durante semanas, el Gobierno de Emmanuel Macron se vio obligado a confinar a una parte del país tras un fuerte rebrote, provocado principalmente por las nuevas variantes del virus, que tienen a los hospitales de la capital casi colapsados.
En las últimas 24 horas se registraron casi 35.000 nuevos contagios en el país y hay 4.246 enfermos hospitalizados en cuidados intensivos, la cifra más alta desde finales de noviembre.
Estas limitaciones tomadas por «al menos cuatro semanas», podrían extenderse a otros territorios del país si la situación se deteriora, destacó anoche Castex.
El ministro anunció también que Francia reanudará la vacunación con el inoculante del laboratorio sueco-británico AstraZeneca, luego de que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) determinara que es «seguro y eficaz».
Un año atrás, Macron ordenó un primer confinamiento nacional, que fue de los más estrictos del mundo, seguido de otro a fin de octubre.
Más de 91.800 personas murieron en Francia por la Covid-19 y más de 4,2 millones padecieron la enfermedad, según un recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.