En las elecciones PASO de 2019 se registró un 76,4% mientras que en las 2017 la participación había sido del 72,3%, en las de 2015, un 74,9%. La participación más baja fue en 2001 y la más alta fue en 1983.
Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) alcanzaron una participación cercana al 67 por ciento, lo que fue calificado como «una jornada electoral histórica» por el ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ de Pedro, teniendo en cuenta la excepcionalidad que significó concurrir a un acto electoral en plena época de pandemia.
Por su parte, desde el comando de campaña del Frente de Todos (FdT) se destacó que el 67% de asistencia de votantes a las PASO «demuestra que los argentinos quieren votar», un comportamiento que se vio ratificado aún ante las circunstancias que impuso la pandemia de coronavirus, con protocolos y cuidados especiales y atípicos.
«El 67% de participación demuestra que los argentinos quieren participar y quieren votar», indicaron a Télam fuentes del Gobierno nacional, que agregaron que esto quedó reflejado en una «muy buena jornada electoral», aún teniendo en cuenta el contexto de pandemia.
La Cámara Nacional Electoral (CNE) informó que a las 18 del domingo, horario de cierre de la votación de las PASO, había acudido a votar el 67% de los inscriptos en el padrón de 34 millones de personas, aunque ese no era el porcentaje definitivo porque aún restaba el sufragio de los ciudadanos habiendo llegado antes de esa hora, permanecían en las filas esperando su turno para poder votar.
El número, todavía parcial debido a esa situación, es menor al registrado en las elecciones PASO de 2019, cuando se registró un 76,4 por ciento, aunque para una evaluación asertiva es necesario tener en cuenta no sólo el contexto de pandemia, sino que se trataba de una elección en la que primaba el tramo presidencial en las boletas.
En 2017, en tanto, el porcentaje de asistencia a las elecciones primarias para la contienda legislativa, había sido del 72,3 por ciento, aunque hay que tener en cuenta que en este y en otros años se repitió el hecho de que en las elecciones generales registraron porcentajes algo mayores de presencias en los cuartos oscuros.
En cuanto al escenario que se registró, algunas elecciones provinciales ya venían dando la pauta de que la concurrencia a las urnas en el marco de la pandemia era menor a la habitual: El 2 de junio, en Misiones, la participación fue del 59,53 por ciento del padrón, 19 puntos menos que la registrada en similar instancia de 2019.
El 27 de junio, en tanto, en la provincia de Jujuy, a nivel local, la participación electoral fue del 70,68 por ciento, lo que significó una caída respecto de 2019, cuando a las elecciones para gobernador y diputados provinciales asistió el 78,69 por ciento.
Otro antecedente se había registrado en Salta, con las elecciones provinciales realizadas el 15 de agosto, cuando la participación fue del 60,21 por ciento, un número marcadamente menor al registrado en 2019, año en que asistió el 71,39 por ciento del padrón.
Hasta el momento, el récord de ausentismo en las Legislativas a nivel nacional se registró en 2001, cuando el porcentaje fue del 26%, en el marco del llamado «voto bronca», que sumó además casi un 20 por ciento de votos en blanco y nulos, previo a la crisis política y económica del 2001.
Cabe consignar que el número más alto de asistencia a las urnas se registró en 1983, en el contexto de la vuelta de la democracia, cuando se llegó al 85,61 por ciento del padrón para participar de la elección presidencial que ganó el radical Raúl Alfonsín.
Para las elecciones legislativas de 1985 ese porcentaje ya había bajado al 83,77 por ciento, en tanto en 1987 el número registrado fue del 84,74 por ciento.
La elección como presidente de Carlos Menem, en 1989, movilizó al 85,31 por ciento del padrón, mientras que las legislativas de comenzaron a mostrar los primeros números a la baja con un 80,41 por ciento de asistencia.