A la altura de Camarones, una gran flota de barcos chinos depredan el mar chubutense. Cada barco puede capturar 1.000 toneladas de calamar argentino.
Luego de depredar las aguas cercanas a las Islas Galápagos, en Ecuador y pasar por el sur del Pacífico el año pasado, la flota de pesqueros chinos ya se encuentra operando frente a la provincia de Chubut. Se trata de más de 300 barcos poteros que se encargan de la pesca del calamar argentino.
Escudados en leyes internacionales que les permiten realizar esa tarea en aguas abiertas, los poteros chinos trabajan peligrosamente en la milla 201 (la soberanía marítima argentina se extiende hasta la milla 200) ingresando fugazmente entre 2 y 5 millas en aguas nacionales, los pesqueros capturan todo el calamar que pueden antes de ser detectados por patrullas argentinas y así huir nuevamente a aguas internacionales.
Pero la pesca ilegal en nuestras costas no es nueva, esto es de vieja data y cada tanto Prefectura y la Armada capturan un pesquero, que, por lo general, se encuentran en muy malas condiciones. Son tan viejos que sus propietarios, los abandonan y evitan pagar la multa, solo pierden la carga. Pero en esta ocasión hablamos de una verdadera armada depredadora, muy difícil de controlar.
Segun publica diario Jornada, la gigantesca flota de poteros chinos que en estos momentos están arribando a la zona y ya operan a la altura de Camarones y al norte del Golfo San Jorge. “Este problema va a continúan en tanto no se destinen más recursos para combatir la pesca ilegal” comentaba la fuente consultada.
“Para que la gente lo entienda, es como que los chinos están detrás de tu medianera y cuando pueden, entran a tu patio, roban lo que pueden y vuelven a saltar el paredón cuando son detectados”, relató muy didácticamente esta persona.
“Son millones de dólares al día que estos barcos se llevan”, cuenta a Jornada. Estos barcos pueden pescar 1.000 toneladas de calamar y procesarlos a bordo. O sea, esta flota potera se lleva de forma ilegal 300.000 toneladas de calamar argentino.
También denuncian que varios de estos pesqueros chinos operan desde puertos uruguayos.
Vigilancia de Prefectura
A principios de este mes, una flota de más de 300 pesqueros chinos se posicionó en el borde de la Zona Económica Exclusiva Argentina ante la atenta mirada de la Armada Argentina que es obligada a desplegar el operativo de control para evitar incursiones.
“Hiela la sangre. Es una verdadera marea de hierro oxidado que avanza en forma compacta. No son solo pesqueros, sino que además se observan buques tanque y cargueros frigoríficos que dan el apoyo logístico necesario para que estas naves operen en forma continuadasin regresar a puerto”, había comentado uno de los responsables del control en la zona.
El Estrecho que conecta el Pacífico con el Atlántico registra desde diciembre un pico de tránsito marítimo que se extenderá hasta que la totalidad de la flota pesquera oriental termine de atravesar este corredor bioceánico para posicionarse frente las costas de la Patagonia.
Dado que el paso inocente sin pesca no puede ser restringido por las autoridades nacionales, la tarea fundamental de seguridad consiste en la atenta vigilancia para evitar la realización de actividades extractivas mientras transitan por aguas jurisdiccionales.
Si bien el Estrecho de Magallanes está bajo control soberano de la República de Chile, la Armada Argentina, con una nave específicamente diseñada para el control y abordaje de embarcaciones, aguarda a los pesqueros en la boca oriental del estrecho, para identificarlos uno por uno y acompañarlos de cerca hasta que atraviesen las 200 millas cuya soberanía económica es potestad exclusiva de la República Argentina.
El Patrullero Oceánico ARA “Bouchard” es una de las modernas unidades que la Armada Argentina ha incorporado recientemente y que ha sido específicamente diseñada para el control de la pesca ilegal y el abordaje de naves pesqueras con fines de control.
El calamar argentino, en la mira de la pesca ilegal
El calamarIllex argentinuses el objetivo principal de los buques ilegales que surcan las aguas argentinas. Son unos pequeños cefalópodos –de unos 30 centímetros– que se alimentan de plancton y viven frenéticamente en periodos de vida relativamente cortos, de dos años aproximadamente.
Se reproducen rápido y por eso la pesca no supone especialmente un riesgo para su supervivencia. Cuando la captura en los mares asiáticos fracasa, las flotas se trasladan hasta el Atlántico Sur para recuperar la faena perdida.
Muchos pensarán que este calamar vale su peso en oro. Nada más lejos de la realidad. “El kilo de calamar no creo que llegue a los veinte centavos de dólar. Si el buque llenara la bodega, nadie a bordo se haría rico. Pero como actúan en la ilegalidad y no pagan los cánones, le sacan rentabilidad”, contó Guillermo Caille, oceanógrafo y responsable de la ONG Patagonia Natural a Jornada.
El bajo precio se cubre con la cantidad y el bajo coste de lo invertido. Esa es la base de la pesca no regulada y el detonante de una batalla de precios contra la que muchos otros pescadores no pueden competir.