Las consecuencias de los incendios del 9 de marzo de 2021 en la Comarca Andina chubutense se proyectan hasta hoy como una tragedia material y social. Según datos confirmados por El Extremo Sur, Lago Puelo -la localidad más afectada- recibió aproximadamente $400 millones del gobierno nacional, de los cuales $250 millones estaban destinados a la construcción de 250 casas precarias o «módulos». Se terminaron solamente 75, unos 60 recién estarían concluidos en los próximos meses y unos 80 no se podrán construir porque la inflación devoró los fondos respectivos. En diálogo con El Extremo Sur, -concejal del Frente de Todos- admitió que «vamos a vivir un aniversario del incendio muy duro» y que el pueblo «está destruido en muchos sentidos, no solamente en lo material».
El concejal peronista destacó que «muchas familias tomaron la decisión de irse luego de lo que sucedió», ya que «a la gente le costó mucho asumir y comprender que lo que habían tenido no lo iban a recuperar más». Gangemi fue crítico con todos los niveles del Estado. Aseguró que «el Municipio no estaba preparado para ejecutar esa cantidad de fondos, pero fue una irresponsabilidad del gobierno nacional no haber enviado equipos técnicos para la ejecución del dinero». Recalcó que la provincia solamente aportó $1 millón, y que «cuando se produjo el incendio no teníamos ni móviles para subir a los lugares con fuego. Ni vehículos teníamos».
– ¿Cómo está Lago Puelo a un año de los incendios?
– En términos generales está destruido en muchos sentidos, no solamente en lo material. Muchas familias tomaron la decisión de irse de la localidad luego de lo que sucedió, porque también hubo un impacto muy grande en lo emocional. Después del proceso de reconstrucción material se inició el emocional, porque después de perder todo a la gente comenzó a reconstruir su vida como pudo; tanto el que perdió su casa precaria o una de inversión mucho mayor. A la gente le costó mucho asumir y comprender que lo que habían tenido no lo iban a recuperar más. Muchos tenían la expectativa de que con la ayuda del Gobierno nacional iban a recuperar lo que tenían antes del incendio y no fue así. Solamente se los ayudó con un módulo habitacional de emergencia y faltó una ayuda psicológica y social para hacerles entender que lo que habían perdido no lo tendrían más y que era imposible volver al punto antes del incendio. En el medio surgió el dolor, la frustración y la bronca, para dar lugar a una reconstrucción muy difícil en la vida de cada uno.
– ¿Los habitantes de Lago Puelo y la Comarca Andina Patagónica no son los mismos de lo que eran antes del incendio?
– Sin dudas que no y se tomó dimensión de lo que puede producir un incendio de interfase. Quedó mucho miedo por la posibilidad de que haya un incendio de mayores características y esta temporada tuvimos mucho temor de que sucediera algo similar; aunque el incendio se fue para Cerro Radal.
– ¿El paso devastador del fuego dejó destrucción natural y estructural, pero también destruyó el ánimo de los habitantes de Puelo?
– Sí, yo creo que sí. En la zona de Golondrinas y Radal fue tremendo.
– ¿Cómo se sale de ahí?
– Creo que va a llevar mucho tiempo porque hay gente que reconstruyó una casa, que seguramente no es la misma de la que tenía, y algunos se replantean de qué van a vivir porque perdieron su forma de producción y sus herramientas. Por eso se preguntan cómo seguir viviendo. Por ejemplo, me tocó ir a ver a un vecino que tenía una carpintería y el fuego le destruyó todo el taller, las máquinas y toda su producción. No quería saber más nada de la vida.
– ¿El fuego se llevó también el futuro y la esperanza?
– De algunos vecinos, sí; porque quedaron muy mal y es muy difícil salir de ahí.
– ¿La ayuda recibida fue suficiente, sirvió para dar respuesta a cuántas personas?
– La situación debe dividirse en lo que fue la gestión de la emergencia y por otro lado la capacidad operativa y de realización. La gestión de recursos contó con una presencia del gobierno nacional en cuanto a los recursos económicos, pero no así en cuanto a la parte operativa de la ejecución de todos esos fondos para Lago Puelo. El Municipio no estaba preparado para ejecutar esa cantidad de fondos, ya que su sistema operativo le permite apenas ejecutar su presupuesto anual. Duplicarlo o triplicarlo durante la emergencia fue un proceso bastante difícil de aceitar y hasta el día de hoy se está trabajando en la conformación de ese equipo en lo administrativo.
– ¿Esa falta de preparación tuvo que ver con imposibilidad por no haberlo previsto o se trató de incapacidad para realizarlo?
– Creo que hubo dos cuestiones. Primero una irresponsabilidad del gobierno nacional por no haber enviado equipos técnicos para que colaborara en la ejecución del dinero, teniendo en cuenta la capacidad del Municipio porque tenemos 16 mil habitantes pero que cuenta con una infraestructura administrativa y edilicia que es de veinte años atrás; todo teniendo que trabajar con las complicaciones que además produjo la pandemia.
– ¿Se pudieron solucionar esos problemas en la ejecución de los fondos?
– Los mecanismos o metodologías para ejecutar esos fondos no eran muy claros, porque se cruzaban lo que establecen las leyes provinciales, la Carta Orgánica y una declaración de catástrofe que le permitía al intendente tener superpoderes para utilizar los fondos. A eso se le debe sumar que la oposición no colaboró mucho como sucedió con la compra de los materiales para la construcción de los módulos, porque cuando lo enviamos al Concejo Deliberante para su autorización dijeron que el intendente podía comprarlos de manera directa pero después lo denunciaron por haber comprado por montos mayores a los que permite la Carta Orgánica.
– No solamente el Municipio de Lago Puelo aparece como obsoleto para dar respuestas a situaciones como esta, sino que también el conjunto de la Comarca Andina se encuentra frente a un panorama similar con constantes cortes de energía, interrupción del servicio de internet, falta de agua y muchas otras dificultades para la vida cotidiana.
– Si, pero debo decir que cuando se produjo el incendio no teníamos ni móviles para subir a los lugares con fuego. Ni vehículos teníamos.