La inflación ha trastocado todos los planes. Las subidas en los tipos de interés traerán, como mínimo, una notable desaceleración en el ritmo de crecimiento.
Los inversores están inquietos. Observan nubes en el horizonte y no saben si es una tormenta, un huracán o un pseudoapocalipsis. La recuperación tras la pandemia debía ser fulgurante para dejar atrás los tiempos oscuros de la Gran Reclusión. Pero la guerra en Ucrania, la crisis energética y los cuellos de botella de la industria han trastocado el pulso de la economía mundial alumbrando la pesadilla de la inflación. Los precios desbocados han descabalgado los planes. Arrecian las voces de los que auguran una nueva crisis. Los inversores huyen despavoridos ante la creciente inestabilidad. En los parqués crecen las órdenes de venta mientras los grandes índices se contraen.
El selectivo español arrancó la sesión con pérdidas, del 0,62%, después de cerrar el jueves el peor trimestre desde 2020 cuando estalló la pandemia. El índice que agrupa a las 35 mayores compañías españolas se ha dado la vuelta rápidamente para cerrar la jornada con ganancias del 0,96%. La misma senda han transitado el resto de grandes plazas europeas, que logran subidas tras amanecer en rojo. El alemán DAX gana un 0,23%; el francés CAC, un 0,14% o el italiano FTSE MIB se apunta un 0,29%.
“Hay muchas posibilidades de que estemos ante el comienzo de un proceso de fondo volátil, aunque todavía no hayamos superado el pico de incertidumbre”, explica Yves Bonzon, del banco privado suizo Julius Baer.
En el otro lado del charco, vuelven a sufrir una jornada de números rojos. El S&P 500, el principal índice industrial, pierde casi medio punto en la apertura; mientras que las pérdidas en la referencia tecnológica, el Nasdaq, se acercan al 1%. Wall Street está reaccionando estas semanas con más nerviosismo. El jueves cerró la sesión en rojo para certificar el peor primer semestre desde 1970. Las perspectivas no son halagüeñas, los analistas ya no descartan una recesión económica provocada por la acción decidida de los bancos centrales para contener la inflación. Una encuesta de Deutsche Bank a 475 analistas e inversores muestra que un 90% prevé una recesión en Estados Unidos antes de 2023.
Las subidas aceleradas de los tipos de interés son un freno para la actividad. Esa incertidumbre se traslada a los mercados. Las acciones europeas también vivieron su peor semestre desde la propagación de la covid. Han sido seis meses de una volatilidad extrema por la invasión rusa de Ucrania y el cambio de rumbo de la política monetaria. El Ibex perdió un 8,5% en junio, el peor mes desde el inicio de la pandemia.
Para encontrar el origen de esta volatilidad hay que mirar a la inflación. La oficina europea de estadística, Eurostat, publicó este viernes los datos de inflación que prosigue su escalada hasta el 8,6% en junio, el mayor valor desde la fundación del euro. “Esto envía un mensaje importante sobre lo que debería estar haciendo el Banco Central Europeo”, dijo Florien Ielpo, jefe de análisis de Lombard Odier Investment Managers, según recoge el Financial Times. “Es probable que se vuelvan cada vez más duros”. Los analistas empiezan a anticipar que los bancos centrales van a ser más agresivos con la subida de tipos, lo que aumenta la posibilidad de que la economía se atasque. La duración de la guerra en Ucrania se está prolongando más de lo que esperaban los inversores y no hay calendario para su fin. En ese contexto, crece el temor a que Putin cierre el grifo del gas durante este otoño, lo que dejaría a muchos países de Europa en una situación muy complicada. “Sería un escenario pseudoapocalíptico, pero que no es, lamentablemente, despreciable”, ha advertido Óscar Arce, director de Economía del BCE en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. “Ese escenario empujaría automáticamente a una recesión al área del euro”, ha añadido.
Lo cierto es que la posibilidad de que Moscú corte el gas está calando en Alemania, donde la dependencia de la energía procedente de Rusia comprometería el suministro del próximo invierno. Berlín negocia el rescate del gigante energético Uniper, el mayor comprador de gas ruso en el país, por los recortes de gas ruso. En el país más rico de Europa crece el temor a que Moscú aproveche la parada técnica del gasoducto Nord Stream1 prevista para el próximo 10 de julio para cerrar el grifo del gas totalmente.
“Una sensación de aprensión se apodera de los mercados financieros y, aumenta la ansiedad de que, al atacar la inflación, los bancos centrales corren el riesgo de debilitar gravemente las economías”, apunta Susannah Streeter, analista de Hargreaves Lansdown, a Bloomberg. “El pesimismo extremo ahora está profundamente arraigado”, explica a la agencia estadounidense Anna Macdonald, gerente de fondos de Amati Global Investors.
En Wall Street, la piedra angular de muchas carteras de valores y planes de jubilación alcanzó su punto máximo a principios de enero y ha caído un 20,58% desde entonces, con cifras en rojo en 10 de las últimas 12 semanas y repuntes ocasionales que se evaporaban rápidamente a medida que una nueva preocupación se cernía sobre el mercado. Con la caída de hoy, los tres índices encajaban su segundo declive trimestral consecutivo, lo que no ocurría desde 2015 en los casos del S&P y el Dow, y desde 2016 para el Nasdaq. En el acumulado del mes, el Dow Jones pierde un 7,44%, el S&P, un 9,37%, y el Nasdaq, un 10,46%. Las cifras del semestre arrojan pérdidas del 15,31% para el Dow, el citado 20,58% para el S&P 500 y el 29,51% para el Nasdaq.
La tendencia bajista no ha respetado ningún sector, con la excepción del energético, y empresas líderes como Apple, Disney, el banco JPMorgan Chase y el importante minorista Target han encabezado las pérdidas. Entre las tecnológicas, empresas de gran capitalización como Microsoft, Apple, Amazon y Tesla se dejaban a media mañana entre el 2,6% y el 5,2%. De la debacle no se ha salvado ni el activo que se presentaba como más seguro, las criptomonedas. El bitcoin, la más importante, ha perdido un 50% en lo que va de año.
El mercado de bonos, habitual refugio de los inversores en días de turbulencias bursátiles, también ha vivido un semestre aciago. El bono del Tesoro a 10 años, referencia del coste del endeudamiento, va también camino de apuntarse su peor primera mitad del año desde finales del siglo XVIII, hasta donde hay que remontarse para comparar con bonos equiparables.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, prometió este miércoles en la reunión de banqueros centrales en Sintra (Portugal) no dejar que la economía de EE UU caiga en un “régimen de inflación más alta”, incluso a costa de que una subida de las tasas de interés ponga el riesgo el crecimiento.
Por otro lado, el precio del barril de petróleo brent, referencia para el Viejo Continente, cotizaba a 108,5 dólares, con un descenso del 0,49%, mientras que el Texas se colocaba en los 105,05 dólares, con un retroceso del 0,67%.
En el mercado de divisas, el euro perdía posiciones frente al dólar y se intercambiaba a 1,0461 billetes verdes, mientras que, en el mercado de deuda, la prima de riesgo española rondaba los 111 puntos básicos, con el interés exigido al bono a diez años en el 2,438%.