Hasta que se oficialicen los candidatos para las PASO, la inflación podría consolidarse encima del 100% y las pérdidas por la sequía presionarán la ya escasa disponibilidad de dólares.
En medio de un almuerzo de trabajo, el presidente de una importante empresa constructora con contratos con el Estado recibió un llamado con una noticia aliviadora: Economía les anticipó que liberaría los pagos hasta enero 2024.
La medida tiene un sostén evidente: Sergio Massa quiere mantener activa la obra pública en el año electoral y conoce a la perfección que buena parte de su suerte política se juega en los próximos 100 días.
En este contexto cobra relevancia el resultado del canje de deuda por el que el gobierno consiguió refinanciar el 57% de los $7,5 billones en bonos que vencían hasta julio.
El canje despejó parte de un horizonte financiero seriamente limitado para el Gobierno por la falta de dólares y la «pared» que implica lograr financiamiento hasta pasadas las elecciones de fin de año.
Los pronósticos sobre el menor ingreso de divisas por las exportaciones de granos se amplían semanalmente por causa de la sequía (las pérdidas se calculan entre US$15.000 y US$20.000 millones respecto de la anterior campaña) y el resto de las exportaciones no lograrían compensar mermas de esas magnitudes.
La industria automotriz podría aumentar sus exportaciones en unos US$ 1.500 millones y el ahorro de la importación de energía podría representar otro tanto. Son cifras importantes pero claramente menores frente a la pérdida que afronta el sector agropecuario al que, incluso, el Gobierno tendría que auxiliar.
Con menos dólares, el camino elegido por el Gobierno será la limitación en el pago de importaciones, intensificando un cepo que, como es habitual con este tipo de medidas que se prolongan, empiezan a generar caminos alternativos para burlarlo.