Thiago Fleitas (2), al igual que Lucio Dupuy (5), fue asesinado por quienes debían amarlo y protegerlo. Fue víctima de torturas y abuso sexual, como el nene de La Pampa. En tren de semejanzas, también tuvo a un abuelo que reclamó repetidamente su tenencia y la Justicia le dio la espalda, condenando a un menor inocente a una muerte pavorosa, absurda y prematura.
El crimen de Thiago ocurrió el 19 de marzo del 2021, también en contexto de pandemia y ocho meses antes que el de Lucio. Llegó al Hospital Sanguinetti, en Pilar, tras haberse desvanecido producto de una brutal paliza en su casa de San Alejo. El Tribunal en lo Criminal N°5 de San Isidroencontró culpables a Pamela Palacios (30) y Ángel Ariel Farías (30), madre y padrastro -respectivamente- del menor, y este viernes condenó a ambos a prisión perpetua.
Asesinos
“La pelea que dimos para que este caso no se cerrara con un juicio abreviado dio sus frutos. Nunca buscamos venganza, sino justicia. Se cierra una etapa y, a partir de ahora, la familia de Thiago va a poder comenzar el duelo en paz”, indica a TN Walter Fidalgo, abogado de la querella.
En la guardia, Thiago sufrió cinco paros cardiorrespiratorios y murió. Palacios y Farías dijeron que el nene se había ahogado con la comida, pero las sospechas de los médicos que lo atendieron fueron confirmadas en la autopsia: el chiquito había sido golpeado, quemado con cigarrillos y presentaba lesiones en la región anal. La muerte se produjo a raíz de una hemorragia interna provocada por un fuerte golpe en la zona abdominal.
“El cuerpo de Thiago habló. Estaba muy golpeado y tenía heridas de larga data”, menciona Fidalgo. Y profundiza: “Fue la primera vez que un juicio oral me hizo descomponer. Me impactó mucho escuchar a los peritos, médicos con 20 años de experiencia que están en la primera línea de batalla en el conurbano. Imaginate las cosas que ven. Los médicos lloraban durante el debate”.
El abuelo había pedido la tenencia y la Justicia le dio la espalda
José Fleitas había advertido sobre los maltratos que sufría su nieto. Desde que nació, el chiquito se quedaba todos los días con él. Elías, padre biológico, no participaba de la crianza por estar privado de su libertad. Había sido condenado por violencia de género contra Pamela Palacios y por un incendio en la vivienda que ocupaban junto a las dos hijas mayores de la mujer, Zoe y Alma -hoy tienen 10 y 8 años, respectivamente-. Por entonces, la madre llevaba 32 semanas embarazada de Thiago.
Cuando el nene cumplió un año y ocho meses,Palacios cortó ese vínculo y no dejó que la familia del padre lo viera más. En paralelo, inició una nueva relación junto a Ángel Ariel Farías. Allí comenzó el calvario de la criatura.
“A principios de 2021, el abuelo recibió una foto del nene con el ojo morado.Con esa imagen, el 3 de enero, se presentó en la fiscalía de turno e hizo la denuncia en la comisaría”, apunta Fidalgo. José Fleitas pidió también la tenencia, pero se la negaron.
El 7 de enero, la Justicia citó a Palacios a una audiencia con un cuerpo de psicólogos. Al ser consultada sobre la lesión ocular de Thiago, la madre negó cualquier tipo de maltrato.
“Se cayó de la cama y se golpeó”, fue su respuesta. Era la segunda denuncia en relación a la violencia sufrida por el pequeño: el 25 de diciembre, una pediatra del Hospital Federico Falcón, en Del Viso, ya había reportado los golpes.
El Juzgado de Familia de Pilar, sin embargo, desatendió los reclamos del abuelo y ordenó que Thiago siguiera con su progenitora. “El nene tenía un golpe muy fuerte en la cabeza. La data era de 21 días antes de su fallecimiento. Tenía un coágulo y no lo llevaron al hospital”, lamenta Fidalgo.
“Thiaguito me miraba a través del alambrado como pidiendo ayuda”
Alertados por los maltratos, algunos vecinos decidieron involucrarse. Andrea Doracheto, que vivía en la misma manzana de la casa que Thiago ocupaba junto a Palacios y Farías, dijo haber visto cómo lo golpeaban.
“Una vez, Thiaguito se me quedó mirando a través de un alambrado como pidiendo ayuda. Hoy siento que fue una señal y que el universo estaba expresando ahí toda su sabiduría”, cuenta a TN. Y sigue: “Le hice pito catalán y vi que ella lo zamarreó y le pegó porque el nene se había quedado paradito ahí”.
Doracheto menciona que a Thiago también solían dejarlo “solo, a oscuras y en penitencia” en la parte trasera de la vivienda. “Desde el primer momento me calcé esta camiseta y dije que no iba a dejar solo al abuelo en su pedido de justicia”, sostiene. Karina, otra vecina, presentó ante la Justicia un video que reflejaba los maltratos hacia el pequeño.
Por qué la madre llegó libre al juicio
Tras la muerte de Thiago, y con las evidencias en la mano, Farías fue detenido bajo la acusación de ser responsable de homicidio agravado y abuso sexual agravado. Palacios, sin embargo, se mantuvo en libertad hasta el inicio del juicio, a principios de este mes.
En la previa, la mayor controversia del debate residía en si la progenitora había sido culpable o fue también víctima de violencia por parte de Farías, señalado como autor de los golpes que provocaron la muerte de Thiago. “La fiscal (Carolina) Carballido Catalayud desvinculó a la madre de la violación y golpes. Ahí es donde nos enojamos. Con todo lo que sufrió mi sobrino, no lo entendemos”, decía Lucas, tío de la víctima, a principios de 2022.
Fidalgo agrega hoy que “Pamela veía en Thiago al padre y por eso se la agarró con él”. Dice, además, que “eso quedó claro en el juicio, al igual que el hecho de que no debía considerarse la violencia de género como atenuante. No lo digo yo: lo dijo una pericia firmada por tres psicólogas”.
Palacios salió esposada de los Tribunales de San Isidro una vez que en el juicio se determinó su culpabilidad. Este viernes fue condenada por “homicidio agravado por el vínculo y abuso sexual con acceso carnal en calidad de cooperadora”. Por su parte, Farías fue acusado por “homicidio agravado por alevosía y ensañamiento, y abuso sexual agravado”.