La economía argentina repuntó menos de lo esperado a principios de 2023, antes de una recesión esperada a fines de este año, debido a una inflación vertiginosa y a una sequía récord.
El producto interno bruto en la segunda economía más grande de Sudamérica creció 0,7% en el primer trimestre del período octubre-diciembre, menos que la estimación media del 0,8% de los analistas encuestados por Bloomberg. Desde hace un año, el PIB subió 1,3%, según datos gubernamentales publicados el jueves.
El gasto público, el gasto del consumidor y las inversiones de capital impulsaron el crecimiento en casi la misma medida, pero una caída del 13,5% en las exportaciones y el aumento de las importaciones lastraron la expansión durante el trimestre.
El panorama
El regreso de Argentina al crecimiento se ve eclipsado por las expectativas de que la economía entrará en recesión en el tercer trimestre, según la encuesta de analistas más reciente del banco central. Mientras tanto, una sequía récord socava las exportaciones agrícolas que impulsan la actividad, los ingresos fiscales y el comercio, al tiempo que la inflación de más del 114% está frenando el gasto de los consumidores. Las restricciones a la importación, exacerbadas por la escasez de dólares del Gobierno, también están afectando a la industria manufacturera.
Los datos más recientes confirmaron una recesión en el horizonte. El miércoles, Argentina reportó un déficit comercial de US$1.200 millones en mayo, su mayor cifra negativa desde 2018, cuando otra sequía desencadenó la recesión.
El desempleo en el mercado laboral formal argentino aumentó a 6,9% durante el primer trimestre. Aun así, aproximadamente la mitad de la fuerza laboral trabaja de manera informal en empleos remunerados en su mayoría totalmente en efectivo, lo que hace que los datos sean más difíciles de rastrear.
Los economistas prevén una contracción del PIB tanto en el segundo como en el tercer trimestre. Para el año proyectan una contracción del 3%.