A las 18 comenzaron a cerrar las mesas de votación. Los argentinos fueron a las urnas para elegir a su próximo Presidente en el balotaje entre Javier Milei -La Libertad Avanza- y Sergio Massa -Unión por la Patria-. Pese a los temores y advertencias previas sobre posibles irregularidades, la jornada transcurrió sin denuncias de fraude.
Sí hubo algunos incidentes: Malena Galmarini, titular de Aysa y esposa del candidato peronista, aseguró que hubo una rotura “sistemática de boletas” durante la mañana. El liberalismo se quejó porque circulaban papeletas de las PASO y solicitó ante la Junta Electoral que sean consideradas como “válidas” a la hora de contar los sufragios.
A partir del mediodía empezaron a circular distintos bocas de urna con distintos resultados. Las sedes de campaña de los postulantes se desentendieron de esos números y anticiparon que esperarán los guarismos de sus mesas testigo, que generalmente empiezan a circular después de las 19. Sin demoras en los colegios y ante una mecánica de sufragio bastante simple con sólo dos opciones en juego, el recuento debería ser rápido y a las 21 deberían comenzar a fluir los resultados oficiales. En el balotaje, sólo se cuentan los votos afirmativos, es decir, por uno de los candidatos. El voto en blanco es válido, pero no influye en el resultado.
Durante la tarde, en uno de los búnker empezó a aflorar un moderado optimismo. En el de su rival hubo una cautela que contrastó con el clima de algarabía que se había generado temprano en las elecciones generales. “Ellos están operando, nosotros estamos bien, tranquilos”, respondieron. Igualmente, en ambas veredas quieren esperar los resultados oficiales para hablar públicamente sobre tendencias.