En el inicio de su tercera semana de gestión, Javier Milei oficializó el decreto que deja sin efecto los contratos de estatales que ingresaron este año. En el Ejecutivo explican que se trata de 7000 desvinculaciones que, si bien no parecerían tener una gran representación dentro del mercado laboral, esta decisión, sumada a un escenario de alta inflación, ajuste sobre el gasto y gran pérdida del poder adquisitivo para -al menos- los primeros meses del año, ya enciende alarmas por lo que pueda suceder con el empleo para el 2024.
El panorama actual muestra que el desempleo se encuentra en niveles mínimos -se ubicó en 5,7% en el tercer trimestre de 2023, según el INDEC-, pero con salarios rezagados frente al avance de los precios, principalmente en el sector informal. En concreto, a octubre los salarios subieron 8,3% en promedio: 8,7% en el sector privado registrado, 9,1% en el público y 4,9% en el privado no registrado.
A primera vista, los datos dejan entrever un mercado laboral con mayor demanda -se buscan más trabajos para conseguir ingresos que permitan saldar la pérdida salarial-, aunque la creación de empleo está principalmente traccionada por puestos informales o para cuentapropistas.
“Considerando la fuerte caída del desempleo, que alcanzó 5,7% de la Población Económicamente Activa (PEA) -el menor valor desde que se reinició la publicación de la serie a mediados de 2016- una hipótesis sería que buena parte de la caída del desempleo -y de la expansión de los ocupados- se debió a un incremento del empleo público. En cualquier caso, durante el trimestre pasado se observó lo que es la regla en los últimos dos años: cada vez más personas se integran al mercado de trabajo, pero lo hacen en un contexto de mayor precariedad” analizó la consultora Ecolatina.
“La tasa de actividad se mantiene por encima del promedio histórico del 46%. Ello refleja que la proporción de gente activa (empleada o buscando trabajo) se encuentra en máximos, acorde a una coyuntura de caída de la actividad y aceleración de la inflación que empuja a los hogares a buscar ingresos extras”, completó LCG.
Qué puede pasar con el empleo en 2024
Lo cierto es que para 2024, la dinámica del mercado laboral parece que estará más exacerbada y sufrirá el impacto de la crisis que se espera para el próximo año. En primer lugar, a raíz de la alta inflación -que se espera que supere el 20% mensual para los primeros meses-, el poder adquisitivo de los salarios quedará aún más pulverizado frente a la evolución de los precios y más personas saldrán a buscar trabajo.
Pero esta situación podría trasladarse, además, al nivel de desempleo, que podría revertir la tendencia y comenzar a empeorar. Esto no solo tiene que ver con lo que pueda verse reflejado en las cifras, sino también en una migración hacia puestos informales y cuentapropistas. “Este cambio, si bien no es deseable, puede ser un factor que contenga el incremento del desempleo, que subiría a la zona del 8%”, estimó Ecolatina.
En igual sentido, el economista de Eco Go, Lucio Garay Méndez, alertó que no solo habrá una fuerte caída en los salarios reales, sino que la baja en la demanda hará caer los puestos de trabajo en el sector privado. “La tasa de desempleo para 2024, estimamos que se ubique entre 7,5% y 8,5%. Estos niveles se asemejan a las cifras del tercer trimestre de 2021, cuando había finalizado la pandemia provocada por el coronavirus.
“Con respecto los puestos de trabajo, seguramente el ciclo económico empiece ajustando por aquellos de mayor precariedad, es decir, que los empleos informales sean los primeros en salir perdiendo, mientras que los formales, aquellos en relación de dependencia, dado que son más rígidos (por ahora) caigan en menor proporción”, consideró el economista.
“La fuerte recesión seguramente acarreará pérdida de empleo formal en algunos sectores, especialmente aquellos más dependientes de la demanda interna -dentro de los cuales estaría la construcción, producto de un creciente costo en dólares y la eventual parálisis en la obra pública-. Además, las perspectivas podrían complicarse en aquellos sectores productivos que dependen en mayor grado de la protección, que podrían sufrir más como consecuencia de una apertura comercial”, evaluó la consultora.
“Si la idea es contener la inflación por vía de una fuerte recesión y al mismo tiempo no van a implementar ninguna medida de contención del empleo, no hace falta mucho para concluir que la ocupación va a sufrir mucho y va a ser un movimiento de la economía en su conjunto. Vamos a ver un aumento del desempleo y del cuentapropismo”, reflexionó Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social en el Instituto de Estudios y Formación de la CTA.
Si bien hablar de cambios drásticos en el mercado laboral es muy prematuro, los efectos de la actividad económica sobre los puestos de trabajo parecen ser inevitables y las mejoras no llegarían el año entrante: “Todavía no se ve un proceso de destrucción de empleo, es muy pronto aún, pero si la actividad cae a los niveles que puede llegar a caer el impacto va a ser muy duro″, advirtió Campos. Y Garay Méndez precisó: ““Este programa de shock que llevó a cabo la nueva gestión desde ya que es recesivo y es muy probable que provoque un aumento en el desempleo en el corto plazo. Si el Gobierno logra estabilizar en el corto plazo y anclar expectativas, puede hacer que sobre finales de 2024 haya una recuperación del empleo”.