Se cumplen hoy los primeros 100 días de Javier Milei en la Casa Rosada. Un presidente que empezó gobernando con tuits, diciendo que iba a convocar a un referéndum, que siempre recuerda el 56% de los votos que consiguió en el balotaje y confrontó con toda la “casta”. Hoy, tres meses después, el libertario parece haber aprendido que la negociación es una parte esencial de la política.
¿Qué pasó en estos 100 días y qué puede pasar a futuro? Más allá de los relatos que se intenten instalar, lo cierto es que a Milei le resulta complicado aprobar las normas que necesita para ordenar la economía.
El primer mandatario dictó el decreto de necesidad y urgencia 70, pero solovA 100 días de gobierno, Milei profundiza la negociación con la oposición para tratar de avanzar con las reformas económicasestá vigente la mitad y el Senado ya lo rechazó. Por otra parte, el libertario envió en enero al Congreso un megaproyecto de bases con más de 600 artículos que chocó contra los legisladores de la oposición.
Si bien era previsible que ocurriera con el kirchnerismo, los traspiés legislativos expusieron fallas propias en la capacidad de negociación de Milei y sus hombres, incluso con los sectores dialoguistas de Juntos por el Cambio. Esta falta de experiencia y excesiva rigidez le mostraron a Milei que ese no es el camino.
Cien días después, el presidente parece haber entendido la necesidad de abrirse al diálogo: algo de eso se pudo ver cuando el libertario puso como meta de mediano plazo el “Pacto de Mayo”, acompañado por una nueva Ley de Bases y un nuevo acuerdo fiscal.
En paralelo, Milei habilitó a dos de sus hombres de confianza, Guillermo Francos y Nicolás Posse, a que dialoguen con el PRO, con la Unión Cívica Radical y con la coalición de peronistas que conduce Miguel Pichetto, con el quien se reunió en las últimas horas.
No es un detalle menor; ya que Milei es un hombre de principios, muy dogmático, y, sin embargo, mostró tener flexibilidad para aprender que la política es el arte de la negociación. Lo necesitará a futuro, porque más allá de que pueda intentar gobernar por decreto en áreas como la económica, lo cierto es que más temprano que tarde los temas importantes pasan siempre por el Congreso.
Un Presidente puede soslayar al Congreso cuando cuenta con facultades delegadas por razones de emergencia. Algo que Milei aún no obtuvo. Pero tarde o temprano tiene que negociar, sea para firmar un nuevo acuerdo con el FMI, para cualquier reforma impositiva o para un blanqueo de capitales (el Estado se quedaría con casi un 10%). Inclusive, con el Presupuesto: el primer mandatario gestiona actualmente con el Presupuesto del 2023, pero en el 2025 ya no va a tener la posibilidad de hacerlo y necesita negociar con los gobernadores para darle a las provincias alguna posibilidad de financiamiento.
Por ahora, con decisiones de Economía y del Banco Central fue dando el nuevo marco a la macroeconomía. En un cambio muy positivo, sentó las bases para ordenar números desquiciados. También mostró decisión política, junto a Patricia Bullrich, para atacar el narcotráfico.
Pero gobernar un país es mucho más complejo que conseguir votos. Milei tiene en Diputados un número mágico: 129. Y con apenas 38 legisladores propios, está muy lejos de llegar a ese número. Incluso sumando a los del PRO y a los de Coalición Federal, la realidad le muestra que debe ser flexible. Milei aprendió esa experiencia y ese es un dato auspicioso.