En Argentina, la realidad del maltrato infantil revela cifras que no pueden ignorarse. El 25 de abril, día designado internacionalmente para la lucha contra esta grave problemática, resalta la urgencia de enfocar esfuerzos en erradicar la violencia que afecta a niñas, niños y adolescentes en el país.
Organismos como UNICEF y la Organización Mundial de la Salud han compartido estadísticas que subrayan la magnitud del problema. Los datos muestran que durante el año 2022, se registraron más de 39,000 llamadas denunciando situaciones de violencia infantil. El maltrato físico se identifica como la forma más prevalente de abuso, seguido de cerca por la negligencia, el abuso sexual y la violencia familiar.
Las repercusiones de estas formas de maltrato van más allá de las heridas físicas; afectan profundamente la salud emocional, el desarrollo cognitivo y el rendimiento académico de los menores. A largo plazo, estas experiencias traumáticas pueden traducirse en problemas de comportamiento y serias afectaciones a la salud mental en la adultez.
Ante esta cruda realidad, se hace imperativo que Argentina adopte medidas contundentes para salvaguardar a sus jóvenes. Es esencial que se fortalezcan los mecanismos de protección infantil y se promueva un ambiente seguro donde niños y adolescentes puedan crecer y prosperar libremente, lejos de cualquier forma de violencia.