La provincia de Santa Cruz autorizó el exterminio de animales salvajes a pedido de productores agropecuarios. La autorización de la «caza deportiva» en esta provincia reavivó las críticas de grupos ambientalistas que advierten que se podría generar una pérdida importante en la biodiversidad de la Patagonia Sur.
Con el pago de 40 dólares y la licencia correspondiente, se les permite a los cazadores deportivos una práctica casi libre hasta el 31 de agosto de 2024.
Según lo estipuló el Consejo Agrario Provincial santacruceño que cada persona que cuente con autorización puede matar hasta 8 especies, con un límite: un zorro colorado, un zorro gris y un puma por semana y dos guanacos por día.
Por otro lado, la liebre europea, el visón, el conejo europeo y el jabalí, por ser consideradas especies exóticas invasoras, no tienen límite de aniquilamiento.
El objetivo de los ganaderos quieren ayuda para frenar los ataques de pumas y zorros. También, para que no proliferen los guanacos que suelen arrasar con las pasturas.
Los criadores de ovejas para la producción de lana son los más afectados por los carnívoros depredadores y por los camélidos que les quitan a los ovinos la poca pastura local existente en una estepa tan hostil desde el punto de vista climático.
Se ha generado un trabajo para los ‘pumeros’, tiradores que ofrecen su servicio dentro de los campos de forma particular. La caza de los grandes felinos conduce a un aumento en la población de guanacos, ya que estos se convierten en su principal fuente de alimento. El puma los elige porque con una sola presa asegura una mayor cantidad de carne que con una oveja.
Los guanacos eran los principales herbívoros en los ecosistemas áridos de Sudamérica, con una población estimada entre 30 y 50 millones antes de la llegada de los colonizadores europeos. Sin embargo, tras la introducción masiva de ovejas, su número ha disminuido drásticamente debido a la competencia por el alimento, la degradación del hábitat y la caza excesiva.
Grupos ecologistas de la Patagonia sostienen que el «Plan Nacional para el Manejo Sustentable del Guanaco en la República Argentina» carece de sustentabilidad. En lugar de ello, parece ser un programa diseñado por los propios productores, ya que sus objetivos difieren mucho de la conservación y el manejo adecuado de una especie silvestre.
Según investigaciones del CONICET, las adaptaciones de los guanacos podrían ser sumamente ventajosas en el contexto de su uso como complemento de la actividad ganadera.
En una entrevista con Carbono.news, el veterinario Juan Enrique Romero fue enfático: «La caza deportiva nunca ha sido un regulador real y concreto de la población. En todo caso, se podría habilitar la explotación racional del guanaco en la Patagonia y existen mil maneras de controlarlo. Más allá de esta posibilidad, me parece mal fomentar los más bajos instintos del ser humano».