En un spa ubicado en Nuevo México, Estados Unidos, tres mujeres se sometieron a un tratamiento estético conocido como faciales vampiro con la intención de rejuvenecer sus rostros, pero se encontraron con una desafortunada noticia: contrajeron el virus de VIH/SIDA.
Según informes de The Washington Post, el spa no contaba con las autorizaciones necesarias para llevar a cabo este tipo de tratamientos, lo que hace de estos casos los primeros registrados de contagio de VIH relacionados con procedimientos cosméticos que involucran el uso de agujas.
¿En qué consisten los faciales vampiro? Este tratamiento se caracteriza por inyectar plasma rico en proteínas en la piel del rostro a través de un instrumento llamado lápiz de microagujas. El plasma utilizado se obtiene de la sangre del propio paciente que se somete al procedimiento. Cuando se realiza en condiciones adecuadas, el facial vampiro es seguro y cumple su objetivo de rejuvenecer el rostro. Incluso, celebridades como Kim Kardashian han compartido en Instagram fotos después de recibir este tratamiento, revelando su secreto de belleza.
Sin embargo, existe un riesgo potencial cuando no se siguen las medidas de seguridad adecuadas. Los contagios de enfermedades, como el VIH, ocurren en casos donde se reutilizan agujas o jeringas, o cuando se utiliza sangre de otros pacientes para llevar a cabo el tratamiento facial, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
En este caso específico, los CDC realizaron una investigación y descubrieron que al menos dos clientes que contrajeron VIH habían visitado el spa en cuestión. Esto sugiere que se reutilizaron agujas o se compartieron vías sanguíneas en el lugar.
María de Lourdes Ramos De Ruiz, expropietaria del spa, actualmente cumple una condena de tres años y medio de prisión por practicar medicina sin licencia, según informa el portal Infobae.
Este lamentable incidente resalta la importancia de garantizar la seguridad y cumplimiento de las regulaciones en los establecimientos de belleza y estética. Los clientes deben verificar que los lugares que ofrecen tratamientos cumplan con las normativas y medidas de higiene necesarias para evitar riesgos para su salud.