El gobierno de Santa Cruz habilitó la caza de guanacos, pumas y zorros. La medida fue calificada como “anacrónica y facilista” por parte de las organizaciones de conservación.
La decisión del gobierno de Santa Cruz de autorizar la cacería de especies autóctonas como los guanacos, los pumas y los zorros ante el reclamo del sector ganadero generó todo tipo de reacciones entre las organizaciones de conservación. La medida fue calificada como “anacrónica y facilista” por parte de los especialistas quienes consideran que no soluciona el conflicto.
Sucede que, por un lado, el puma y el zorro son depredadores de las ovejas; mientras que los guanacos generan una competencia con ellas por las pasturas. “La normativa autoriza la caza deportiva de estas tres especies autóctonas a raíz de una fuerte presión del sector ganadero. En Santa Cruz este sector tiene un poder de lobby muy fuerte. Se trata de buscar una respuesta a una problemática que resulta más compleja”, explicó Pablo Carmanchahi, investigador principal del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma), una de las instituciones que firmó una crítica declaración en torno a la medida de Santa Cruz.
El biólogo explicó que el problema de la ganadería ovina se remonta a mucho tiempo atrás. De ahí que estas normativas que “exponen a la fauna nativa como el único responsable de la merma en la producción ovina, enmascaran las verdaderas causas del fuerte deterioro de los ambientes patagónicos”. La crisis climática sumada a las malas prácticas ganaderas y la sobreexplotación de los recursos forrajeros durante décadas condujeron a la degradación de los pastizales.
Recordó que, en los años 50, había alrededor de 50 millones de ovejas en la Patagonia y se sobreexplotaron los pastizales de la zona. “Eso generó un deterioro ambiental fuerte y ahora estamos viendo las consecuencias de la sobrexplotación de los recursos forrajeros. Eso condujo a una degradación de los pastizales”, recalcó. Y agregó problemáticas “más actuales”: “El mercado de la lana de oveja está en crisis: el precio es bajo.
A su vez, eventos como la erupción del volcán Hudson generó la imposibilidad de desarrollar actividades productivas durante muchos años. Todo eso generó un abandono de los campos y, por lo tanto, hubo una recuperación de las poblaciones de carnívoros y herbívoros nativos en algunas regiones, particularmente en las provincias de Santa Cruz y Chubut”.
Carmanchahi insistió en que la cacería legal que hoy se habilita responde a “la percepción negativa” del sector ganadero respecto a esas especies. “Sin embargo, no hay evidencia científica que demuestre una competencia entre ellas. Estas normativas, en cierta manera, alivian la presión del sector ganadero. Lo cierto es que esta medida no responde a los nuevos paradigmas de coexistencia entre fauna silvestre y las actividades productivas. Hay una palabra clave: coexistencia. Pueden vivir en armonía las especies autóctonas y las actividades productivas”, indicó.
Carmanchahi que también preside el Grupo de Especialistas en Camélidos Sudamericanos que depende de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Resaltó que las tres especies cumplen un rol fundamental en la cadena trófica de los ecosistemas de Patagonia. Además, puso como ejemplo algunas actividades de uso sustentable a través de los guanacos en Mendoza y en la Patagonia donde se capturan individuos silvestres, se procede a la esquila y finalmente, a su liberación. Explicó que la fibra del guanaco tiene un altísimo valor de mercado, “mucho más que la oveja”.
“En vez de matarlos, se puede hacer una utilización sustentable del guanaco para aprovechar su fibra. Se la propone como una actividad complementaria: continuar con la cría de ovejas y sumar el uso sustentable de guanacos”, subrayó.