Una consultora de Buenos Aires reveló que en julio el consumo de carne en Argentina tuvo una suba del 10%, elevando el consumo a un piso de 51 kilos por habitante por año, luego de la histórica caída hasta 42 kilos, en el mes de abril.
En Comodoro, desde una cadena revelaron a ADNSUR que los precios de agosto, comparados contra junio, registraron una suba inferior al 3%, notándose un aumento en las ventas en lo que va del mes.
Según el consultor Andrés Costamagna, las ventas en carnicerías de todo el país tuvieron una suba en los meses de junio y julio. Si bien el consumo todavía está lejos de los 60 kilos que promediaba hasta hace un par de años, o del récord de 80 kilos de carne por persona y por año, el incremento permitió verificar que también los precios estuvieron relativamente estables, con subas inferiores a otros rubros.
El precio de la carne tuvo algunos vaivenes a lo largo del año. A mediados de marzo, ADNSUR informaba un incremento del 15%, llevando gran parte de los cortes a la franja de los 8.000 pesos por kilo. Hubo sucesivos retrocesos en semanas posteriores, en consonancia con la abrupta caída en las ventas, que dejó a abril con el récord histórico más bajo del país.
Precisamente para el mes de abril, el Observatorio de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas informó que las carnes habían tenido un retroceso del 11% en el cuarto mes del año en la ciudad, producto de la caída de consumo.
Desde mayo en adelante, si bien los valores no dejaron de subir al ritmo de la inflación, los índices relativamente más bajos que empezaron a registrarse en el IPC y otros factores del mercado explicaron que, mediante promociones y ofertas especiales, los precios no hayan reflejado saltos tan drásticos, observándose un rango de estabilidad en franjas que van desde los 7.000 a los 12.000 pesos por kilo, dependiendo del corte y del momento en que se elija.
Las ventas se mantienen a fuerza de ofertas
Para Dante Jurado, de Frigorífico Patagonia, las ventas se están sosteniendo sobre todo en los cortes menos costosos, como la carne picada, paleta, pollo, etc. “Las ventas se mantienen por las ofertas, que es lo que podemos hacer para mantener la circulación de la mercadería, porque hay que pagar sueldos, impuestos, el gas y la luz -graficó-. No sirve quedarnos con la carne en la heladera”.
Por eso, añadió, el volumen se mantiene con cortes inferiores a los 11.000 pesos por kilo, ya que el asado de ternera se ubica en ese piso y es demandado por clientes de mayor poder adquisitivo, pero no en forma generalizada.
“Los precios no se quedaron quietos. El último aumento que vino fue del 5% y yo no lo trasladé al mostrador -explicó-; mientras sean porcentajes bajos, se puede ir manteniendo un poco en el tiempo, tratando de que las ventas no se caigan”.