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Martín Pinto, representante del sector señaló que «la gente viene con los mismos 500 pesos de hace seis meses atrás a llevar pan, antes eran tres cuartos de pan y ahora son tres flautitas».

En la tarde del miércoles por Radio 10, Martín Pinto, representante del Centro de Panaderos de Merlo, reveló un dato preocupante en torno al consumo de pan: en los últimos 120 días, la compra de este alimento disminuyó un 45%, publica Minuto Uno.

«Esto no pasó ni en el 2001, es la primera vez en la historia», destacó Pinto. Y señaló que «Hay 160 panaderías en todo el país, 60 en provincia de Buenos Aires, 37 panaderías en Merlo que cerraron sus puertas, así que imagínate cómo pega esto».

«El pan es un termómetro social, cualquier país civilizado del mundo mide si la gente puede comer pan o no. Si la gente no puede comer pan estamos recontra jodidos. La gente viene con los mismos 500 pesos de hace seis meses atrás a llevar pan. Hace 6 meses eran tres cuartos de pan y ahora son tres flautitas», indicó Pinto.

Finalmente destacó: «Imagínate que si el pan bajó un 45%, todo lo que es factura, pastelería, pan de salvado bajó un 70 u 80 por ciento».

Por la caída del poder adquisitivo, el consumo de carne vacuna cayó 17,6% en el primer trimestre del año en comparación al mismo período de 2023. Se trata del registro más bajo de las últimas tres décadas, según un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra).

En detalle, el consumo aparente de carne vacuna habría totalizado 499,7 mil toneladas res con hueso entre enero y marzo. En tanto que el consumo per cápita fue equivalente a 42,6 kilos/año el mes pasado, ubicándose 18,5% por debajo de marzo de 2023.

El promedio móvil de los últimos doce meses del consumo aparente de carne vacuna quedó en 50 kilos por habitante por año en marzo, 4,2% por debajo del promedio de un año atrás.

En este contexto, Miguel Schiariti, presidente de CICCRA, dijo a infobae: “La recuperación del consumo solo va a venir aparejada con la mejora en la macroeconomía y con la recuperación del poder de compra de la ciudadanía, no antes. Da toda la sensación que este es el motivo principal de la caída vertiginosa que tuvo el consumo en el primer trimestre del año”.

La caída del consumo en alimentos en general preocupa porque se trata de una necesidad básica. De acuerdo a la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el consumo de alimentos y bebidas bajó 15,5% interanual y en lo que va del año, acumula un desplome de 28,7%.

Cuánto aumentó la carne

En relación a los precios, el rubro Carnes y derivados tuvo una suba de 9,8% mensual, quedando 0,7 puntos porcentuales mayor por encima del aumento de febrero. Sin embargo, se ubicó por debajo del Indice de Precios al Consumidor (11%) y fue uno de los que menores subas registró, sin considerar los estacionales. Los cortes vacunos subieron 9,5%, mientras que el pollo aumentó 13,1%.

Al interior, las subas mensuales fueron de 11,9% para la paleta, de 10,2% para el cuadril, de 10,1% para la carne picada común, de 9,0% para la nalga y de 6,2% para el asado. La caja de hamburguesas tuvo un alza de sólo 4,6% mensual.

Ciccra indicó que entre marzo de 2023 y marzo de 2024, en promedio, el valor de los cortes vacunos subió 278,0%. “La suba se mantuvo todavía por debajo del ritmo de aumento de la hacienda en pie, que fue de 306,4% anual”, precisaron.

En CABA, según el relevamiento de Consumidores Libres, en la primera quincena de abril el kilo de bola de lomo pasó de valer $8500 a $8600 (+1,18%), el asado, de $7600 a $7700 (+1,32%), la paleta de $7800 a $7950 (+1,92%) y la carne picada común, $5200 a $5400 (+3,85%).

Producción y situación del sector

Por otro lado, y teniendo en cuenta la caída del consumo, la producción de carne vacuna fue equivalente a 237 mil toneladas res con hueso en marzo. En comparación con febrero se produjo 6,8% menos y en la comparación con marzo del año pasado, la contracción fue de 13,3%. En tanto, en el primer trimestre, se produjeron 745 mil toneladas de carne vacuna, 7,6% por debajo de la producción del mismo período de 2023.

En este marco de caída de la producción y consumo, Schiariti aseguró: “El sector está bastante complicado. Las ventas están muy paradas, se achican las faenas y esto no es bueno para la industria porque los gastos fijos terminan por aumentar el costo por kilo de cada producto. Entonces se hace difícil mantener la ecuación. Estamos pensando que algunas fábricas no pueden soportar semejante parálisis y terminan suspendiendo o cerrando temporariamente”.

Especialistas alertan sobre la caída del consumo, que acumula un 22,1% en el primer trimestre del 2024. La merma alcanza, incluso, a alimentos de la canasta básica tales como el pan, cuyas ventas se hundieron hasta un 40% desde diciembre. «No tenemos margen para seguir ajustándonos», advirtió a Sputnik un empresario panadero.

La pérdida del poder adquisitivo de los salarios y el alza en los costos suscitados tras la formidable devaluación del 50% efectuada por el Gobierno de Javier Milei impacta a ambos lados de los mostradores. Las ventas de minoristas registraron en marzo una severa caída del 12,6% frente al mismo mes del 2023, y acumulan un descenso de 22,1% en el primer trimestre del año.

El dato surge del último reporte de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), según el cual «los comercios están atravesando meses delicados, con pocas ventas y subas de costos». La entidad, que engloba a compañías de diversos rubros, advirtió que el consumo de alimentos llegó a derrumbarse hasta un 28,7% en el primer trimestre del año, tomando como referencia el mismo periodo del 2023.

«Indudablemente la devaluación fue un golpe muy fuerte para todas las pequeñas empresas. Casi el 99% de las compañías argentinas son PyMES (Pequeñas y Medianas Empresas), y emplean al 70% de la mano de obra, por eso la situación es grave», dijo a Sputnik Alfredo González, presidente de la institución responsable del informe.

Según el titular de CAME, «la buena noticia es que en febrero la baja había sido del 25%, lo cual muestra que el impacto de marzo fue menor. Cabe remarcar que esta tendencia descendente de las ventas acumula ya 24 meses y alcanza al Gobierno anterior, si bien se ha disparado en el último trimestre».

Aunque el desplome en las ventas se halla directamente vinculado a la caída de los salarios -que acumulan una pérdida de poder adquisitivo promedio del 20%, de acuerdo a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA)-, la rentabilidad de los comercios también se ve afectada por la suba de costos fijos tales como las tarifas de servicios públicos, particularmente de la energía eléctrica.

La cámara empresaria advirtió en su reporte que «en marzo fue notorio el incremento de precios en los servicios públicos. Aquellos locales más intensivos en el uso de energía, por ejemplo, como alimentos y bebidas, vieron saltar las cifras en sus boletas de luz».

González puso en palabras la encerrona en la cual quedan sumidas diversas compañías: «El aumento en las tarifas nos pega por partida doble. Primero, porque las familias tienen menos recursos y eso afecta su poder de compra. Segundo, porque el aumento de los costos atenta directamente contra la rentabilidad de las empresas».

Consultado por Sputnik, el economista Federico Zirulnik advirtió que el «tarifazo» puede amenazar el sendero descendente de la inflación que busca exhibir el Gobierno tras tres meses de aminoramiento en la escalada de precios. «El alza en los servicios públicos va a trasladarse a los precios de cada comercio, por lo que es esperable que en mayo la inflación vuelva a subir tras estos meses de desaceleración».

«Que los costos fijos aumenten tan fuertemente puede atentar contra la supervivencia de las pequeñas y medianas empresas», apuntó el investigador del Centro de Estudios Económicos y Sociales, Scalabrini Ortiz.

La crisis en primera persona

Martín Pinto es titular del Centro de Industriales Panaderos de Merlo, en la zona oeste del conurbano bonaerense (a unos 30 kilómetros de la capital del país). En diálogo con Sputnik, dio un dato contundente: «Desde diciembre de 2023, las ventas cayeron un 40%. Con lo que subieron las cosas, es como si la gente ya no pudiera comer ni pan».

El caso que atestigua Pinto es paradigmático de un sector particular: en los últimos 12 meses el precio de los alimentos subió en promedio un alarmante 303,8%, superando incluso a la inflación general, que fue del 276,2%.

El fenómeno, que se consolidó durante los dos últimos años de Gobierno de Alberto Fernández (2019-2023) -y que explica el aumento de la pobreza en el periodo-, no hizo más que profundizarse con la llegada de Milei al poder. Ni bien tomó las riendas del Estado, el flamante mandatario eliminó todo control de precios sobre el rubro, mientras que decidió no homologar aumentos salariales por encima de la inflación mensual.

«Con el Gobierno anterior no estábamos bien: la economía nos golpeó bastante, pero dentro de todo podíamos aguantar la inflación. Ahora bien, en enero los costos se dispararon por las nubes. Si algo nos faltaba para terminar de subir la soga al cuello era la suba de las tarifas», denunció el empresario panadero.

«El pan subió menos que el resto de los alimentos, porque los panaderos terminamos absorbiendo la pérdida. Solo en la provincia de Buenos Aires ya cerraron 40 panaderías: no tenemos márgenes para seguir ajustándonos. Dentro de poco pueden ser muchas más», remarcó Pinto.

Los puestos de trabajo, bajo la mira

Si bien Argentina exhibió en el último semestre de 2023 un nivel de desocupación considerablemente bajo (5,7%) -si bien la cifra esconde una creciente precarización e informalidad laboral-, el impacto de la recesión puede poner en jaque dicha cifra.

Según González, el 70% de las empresas del país tiene menos de 10 empleados.

«Cuando la inflación persiste durante tanto tiempo, todos esos puestos de trabajo quedan en riesgo. Incluso, los propios despidos pueden ser un problema para las pequeñas compañías, por las indemnizaciones que corresponde abonar», explicó.

«Las panaderías empleamos directamente a 450.000 personas en todo el país. Si no nos cuidan como motor del empleo, esos puestos de trabajo están bajo amenaza», graficó Pinto al respecto.

El círculo vicioso constituido por la caída de los salarios que impacta en el consumo -cuya caída eleva el nivel de desempleo y ejerce una presión a la baja sobre los sueldos- es de difícil resolución. Zirulnik afirmó que «no hay indicadores que muestren un sendero que tienda hacia una recuperación rápida de la economía. Si las empresas ven que las ventas probablemente sigan cayendo, difícilmente consideren aumentar la inversión».

El Indicador de Consumo (IC) de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) registró una disminución del 3,5% en febrero de 2024 en comparación con el mismo período del año anterior. Este descenso refleja el impacto de las elevadas tasas de inflación en el poder adquisitivo de los consumidores.

El Indicador de Consumo (IC) elaborado por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) reveló un retroceso del 3,5% en febrero de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior. Esta caída representa un incremento desestacionalizado del 1,5% con respecto a enero, tras descontar los efectos estacionales del consumo a lo largo del año.

El IC, que evalúa la evolución del consumo de los hogares en bienes y servicios finales de manera mensual, refleja el continuo impacto de las elevadas tasas de inflación en el poder de compra de las personas. Esta situación ha profundizado la caída del consumo debido a la pérdida real de poder adquisitivo.

En los primeros dos meses del año, el IC acumula un decrecimiento del 2,7% interanual, revirtiendo el valor positivo del último mes del año anterior. Esta tendencia a la baja en las tasas de crecimiento interanual se mantiene desde enero, marcando un nuevo valor negativo en febrero de 2024.

Factores como el recorte de asignaciones y subsidios, así como ajustes salariales por debajo del ritmo inflacionario, han impactado negativamente en la capacidad de consumo de las familias. Este panorama se enmarca en un contexto de ajuste fiscal para lograr el equilibrio o superávit fiscal necesario, lo que también ha contribuido a la disminución del consumo.

En cuanto a la inflación, aunque continúa su proceso de desaceleración, se registró una variación mensual del 13,2% en febrero de 2024, con una interanual del 276,2% y una acumulada anual del 36,6%.

Los rubros más afectados por la caída del consumo fueron recreación y transporte, con disminuciones del 13,2% y 2,3% respectivamente en comparación con el año anterior. Esta tendencia a la baja se verifica en las variaciones interanuales, con signo negativo en tres de los últimos cuatro meses.

Además, la caída en febrero se suma a los índices negativos informados por otras cámaras empresariales, como la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que reportó una disminución del 28,5% interanual en su índice de ventas minoristas.

 

Menor consumo de carne vacuna, aumento de las ventas de cortes de cerdo y estabilidad en los despachos de pollos a las bocas de comercialización. Ese es el panorama que presenta la ingesta de proteína animal por parte de los argentinos en tiempos de bolsillos flacos y altos índices de inflación, en el que los consumidores no convalidan precios excesivos que, de todas maneras, siguen siendo elevados para un poder adquisitivo mermado.

Así surge de consultas que Infobae realizó a referentes de la producción de carne vacuna, porcina y aviar.

Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra), señaló que, a valores constantes, el kilo vivo de novillo está hoy un 7 a 8% más barato que el año pasado. “Los consumidores van convalidando los precios, pero muy lentamente. A fin de mes seguramente se va a notar una caída del consumo interno”, anticipó.

Según datos oficiales, en febrero la producción de carne vacuna cayó 10% respecto de enero, a 238.000 toneladas de res con hueso, equivalente un consumo de 41,78 kilos por habitante al año, 12% menos que en enero y 15% menos que en febrero de 2023. Anualizado, el consumo está en unos 51,41 kilos por habitante y por año.

Cuestión de cuartos

Los cortes de los que aumenta la demanda son los más baratos, los del cuarto delantero, como paleta y roast beef, a diferencia de los del cuarto trasero, como lomo y cuadril, más caros y menos consumidos. “Los carniceros tienen que sacárselos de encima y entonces aumentan menos los cortes más caros y lo compensa aumentando más porcentaje los del cuarto delantero”, explicó Schiaritti.

En esta situación, ¿qué ocurre con el negocio ganadero? “En la medida que haya demanda el precio va a ser mayor, sostuvo Schiaritti, según quien “los valores están empezando a quedarse atrasados”.

“Si bien el precio del ternero de destete tiene precios satisfactorios para el criador, el negocio industrial está muy complicado en el mercado interno, porque le cuesta mucho vender, caen un poco las faenas y el mercado externo están muy complicado, porque al haber caído el valor del dólar hace que en dólares la hacienda esté cara y entonces le quite competitividad. Si a eso le sumamos las retenciones, la competitividad del sector externo no es buena”, precisó el titular de Ciccra. Se trata, prosiguió, de una “buena noticia” para el consumidor porque “evita que haya disputa entre exportación y consumo; y al no existir esta puja entre el mercado interno y el externo, los precios del ganado se mantienen más o menos estables, aumentan muy poquito o caen, como ocurrió en la primera quincena de marzo”.

Sobre el impulso que el Gobierno quiere darle a la importación de alimentos, incluidos los cortes vacunos, Schiaritti dijo que eso no afectará a la industria frigorífica vacuna local, pues los valores de la carne argentina para el mercado interno son más baratos que lo que puede ofrecer cualquier país vecino que intente vender carne vacuna en la Argentina.

Cerdos

La caída en el consumo de carne vacuna se compensa con el crecimiento de la demanda de cortes de cerdo, siempre y cuando la carne porcina esté como mínimo un 20% más barata que la vacuna. Hoy la ingesta de la proteína porcina se encuentra en 21,3 kilogramos por habitante al año entre cortes frescos, fiambres y chacinados, según mediciones de la consultora especializada JLU.

Al respecto, el director de dicha firma, Juan Uccelli, recuerda que tras el pico de precios que en todas las carnes se dio en diciembre. “A partir de la segunda quincena de enero, la diferencia con la carne vacuna volvió a movilizar la demanda y hoy estamos colocando lo que se ofrece, pero sin poder bajar el stock que subió en la primera quincena de enero”, precisó.

“Desde diciembre a marzo, el precio mayorista de la carne porcina bajó un 25% y el precio minorista en los supermercados y en las carnicerías, bajó entre el 1 y el 6%. Hay una diferencia que queda entre los productores y el último eslabón de la cadena (Juan Uccelli)
Tras cierto estancamiento en diciembre, dijo Uccelli, “a partir del 15 de enero, cuando el vacuno empieza a subir y el cerdo empieza a bajar, comienzan a salir los cerdos de la granja.

Pero esa demora de 10 o 15 días hoy sigue estando en las explotaciones. No llegamos a levantar ese freno que hicimos a la producción. Estamos vendiendo animales un poco más pesados y tenemos mucha mercadería en las granjas y no puede salir más porque está sobreofertado en el mercado”, reseñó, para explicar la baja del precio del animal vivo.

En cuánto a la convalidación de los precios de los cortes porcinos, Uccelli dijo que en muchos casos hay una diferencia del 50% en valor respecto de los vacunos. “Desde diciembre a marzo, el precio mayorista bajó un 25% y el precio minorista en los supermercados y en las carnicerías, bajó entre el 1 y el 6 por ciento. Hay una diferencia que queda entre los productores y el último eslabón de la cadena, que aprovechó que bajó un 25% y en las góndolas también lo retrajeron, pero no tanto”.

El especialista también marcó que las otras carnes subieron, lo que explica por qué “al cerdo lo tienen ahí y lo tienen guardado (en el segmento minorista), porque es un buen negocio para el último que lo vende. O sea, le está ganando algo al cerdo, cosa que no sé si le puede ganar al vacuno o al pollo”, explicó.

Cortes con recorrido

Sobre el comportamiento de los distintos cortes porcinos, Uccelli señaló que se está tratando de aumentar la participación del jamón y la paleta, con avances gracias a la fuerte diferencia con sus similares vacunos, “pero hay mucho camino por recorrer aún”.

En tanto, fue muy crítico respecto de las facilidades que el Gobierno ha dado para importar alimentos, lista en la que figuran los cortes porcinos. “Haber puesto al cerdo en la lista de los alimentos que habían subido en demasía es una vergüenza total, teniendo en cuenta que los precios mayoristas bajaron un 25%, y al público entre 1 y 6%”, enfatizó.

Y agregó que “hoy la de cerdo es la carne más barata del mercado, por lo menos mayorista. Favorecer las importaciones en un momento donde hay exceso de oferta de carnes (de todo tipo) generará una caída en los precios que reciban los productores y en nada beneficiarán a los consumidores”.

Otra de las quejas del sector porcino respecto de la medida oficial es lo que consideran competencia desleal respecto de la carne importada que llega de Brasil por el uso de un promotor de crecimiento como la ractopamina, que mejora el costo de producción en un 6%, al atrasar la curva de crecimiento y producir más kilos de carne con menos alimento. Se trata de una sustancia que Argentina prohíbe, por distintos convenios que tiene con China y Europa, que no lo aceptan, y que Brasil utiliza. Aunque el país vecino también exporta a esos destinos, tiene segregada sus granjas según utilicen o no la ractopamina para la alimentación de los cerdos.

Pollo

Otra de las carnes complementarias es la de pollo, que muestra una producción estable. Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) señaló que el consumo en lo que va del año “sigue sostenido: la producción está muy estabilizada en el orden de los 3.600.000 pollos por día hábil”. Eso implica que este año el consumo rondaría los 48 kilos por habitante y por año.

El pollo es un producto con mercado ya establecido. “Los precios según los cortes que están convalidando los consumidores en general, en salida de frigorífico, por kilo, son de $2600 a 2800 más IVA para la suprema, aunque para el consumidor estamos viendo carteles de $ 5.600 hasta 8.000, algunos muy cargados y otro buscando un precio competitivo”, admitió Domenech.

El cuarto trasero, la pata muslo, con hueso y piel, ronda los $1.600 a 1.700 más IVA el kilo, en salida de planta y llega al público a entre 2.200 a 2400 pesos. Luego le siguen las alitas, un producto remanente del trozado que rondan, al público, los $1.100 a 1.200 por kilo, precisó Domenech.

En cuanto al comportamiento de la demanda de los cortes, el ejectivo de CEPA explicó que el tonelaje de consumo es parejo. “Lo que pasa es que de golpe sube el consumo de pata muslo, de golpe recupera el consumo de suprema, pero para nosotros esos son productos que el gran demandante pertenece a dos niveles distintos”, precisa.

Respecto de las últimas medidas gubernamentales, el titular de CEPA recordó que “las importaciones están abiertas desde hace 20 años, entra producto de Brasil, no en forma abrumadora porque, en términos generales, nuestro producto es más barato que el brasileño”. Por eso, no es significativo para nada el volumen que llega desde el país vecino.

De todas formas, aclara Domenech, que “nos llamó la atención que hagan esta apertura para un producto que ha estado abundantemente ofertado desde hace seis años o más, no ha faltado nunca en las góndolas, tiene el mejor precio de la proteína animal”, enfatizó.

Al igual que Uccelli, el dirigente avícola señaló que “sí nos preocupa que se creen reglas de juego especiales para importar un producto y que alguien quiera hacer una importación compulsiva y sobre oferte el mercado. Eso ya sería ir en contra de todo lo que todos tenemos como expectativa de este gobierno, que es incrementar la producción y las exportaciones. Deberíamos pensar en cómo incrementar la producción, aumentando la inversión y apareciendo el crédito”, propuso.

El impacto de la pérdida del poder adquisitivo en el consumo masivo comenzó a reflejarse no sólo en el freno a los aumentos de precios sino también en la rotación de la mercadería.

En efecto, en el sector comercial advierten que son cada vez más los productos que se vencen en las góndolas por la caída de las ventas.

Este proceso tensiona la relación entre los mayoristas, que en las últimas semanas, y los comercios de cercanía, que reclaman más visibilidad e información de las fechas de caducidad. Mientras tanto, los consumidores vuelven a migrar hacia los negocios de proximidad porque realizan compras más frecuentes pero más chicas para cuidar el bolsillo.

Este proceso quedó plasmado en una reunión que mantuvieron el Secretario de Comercio, Pablo Lavigne; el subsecretario de Defensa del Consumidor y Lealtad Comercial, Fernando Blanco Muiño, y el vicepresidente de la Confederación General Almacenera Nacional, Fernando Savore. Una continuidad de las ronda de encuentros que había comenzado con empresas productoras y supermercados, de las que también participó el ministro de Economía, Luis Caputo.

“Savore nos dijo que hay clara tendencia a la baja de precios durante marzo y sin problemas de disponibilidad de productos. Además, nos alertó sobre los productos con fecha de vencimiento inminente que no se informa al momento de la venta”, publicó Muiño a través de su cuenta oficial de X.

En diálogo con Infobae, el almacenero explicó: “los mayoristas acopiaron mercadería a finales del año pasado ante la incertidumbre sobre lo que iba a pasar con el dólar. Ahora se les hizo un cuello de botella y buscan sacarse de encima la mercadería. Pedimos que se informe más claramente cuando los productos ofertados están cerca del vencimiento”.

Desde un mayorista con fuerte presencia en el conurbano bonaerense destacaron a este medio que aceleraron las promociones y las ofertas en productos, en busca de rotar más sus productos. “Lo de la cercanía con los vencimientos puede suceder, depende de qué producto estemos hablando. En el caso de los frescos puede ser, despúes hay artículos de almacén o limpieza que tienen más margen. Nosotros metimos más promociones para mejorar las ventas”, dijeron.

“Las gaseosas y bebidas alcohólicas tuvieron un freno importante porque la gente gasta menos en eso y más en mercadería de primera necesidad. Ahí tenemos algunos descuentos por cantidad. Siempre privilegiamos las compras por bultos. Las ventas estuvieron frenadas en el comienzo del año y recién ahora que se terminaron las vacaciones vemos un leve repunte”, comentó un distribuidor.

En ese sentido, Savore sostuvo que durante el primer bimestre el desplome de las ventas en los almacenes rondó el 20% respecto al mismo período del año anterior y que en marzo desaceleró la caída. “Los aumentos de precios se frenaron un poco, aunque siempre hay alguna empresa que se quiere exceder. El tema es que ahora sobra la mercadería y todos se ponen a competir”, consideró.

Los datos de consumo masivo que releva la consultora Scentia muestran fuertes caídas en las ventas de supermercados y una leve contracción en autoservicios independientes. Eso refleja que la demanda viró desde el canal moderno al tradicional, lo contrario a lo que sucedía el año pasado cuando los consumidores privilegiaban los productos incluidos en el programa Precios Justos que estaban presentes en los hipers.

Al observar la dinámica del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) del primer bimestre se ve que en los supermercados las ventas por unidad cayeron 7,6% interanual mientras que en los autoservicios independientes hubo 8,1% de incremento. De todos modos, el consumo masivo retrocedió casi 4% a nivel nacional en ese mismo lapso y la tendencia no parece que vaya a mejorar.

La vuelta de los consumidores a los comercios de cercanía tiene que ver con el impacto de la pérdida del poder adquisitivo en los ingresos. es que hay una mayor frecuencia de compra y una menor cantidad de unidades por ticket, con el objetivo de cuidar más el bolsillo.

En este contexto, el Gobierno acelera la mayor flexibilización de las importaciones para productos de la canasta básica. El viernes el Banco Central publicó la comunicación que permite a los importadores de estos ítems a pagar en 30 días de plazo. Este lunes la Afip suspendió por 20 días corridos la percepción de Impuestos a las Ganancias y del IVA, medida que va en ese mismo sentido.

Los supermercados consideran que la mayor afluencia de productos importados se notará en las góndolas dentro de un plazo de uno o dos meses, por cuestiones de negocio y logística. La mayor cantidad de mercaderías, deslizaron, podrían venir desde Brasil por su cercanía y escala de producción.

En paralelo, Caputo apuesta a que las empresas dejen de lado las promociones “2×1″ o “3×2″ y bajen los precios en sus listas. Una discusión más de nivel que de variación de precios. El funcionario aseguró en las reuniones que mantuvo durante las últimas semanas con supermercados y empresas de consumo masivo que no habrá una devaluación brusca en el tipo de cambio oficial.

La expectativa de que se mantenga el ritmo de avance del 2% mensual en el dólar oficial es clave para que los precios no se recalienten y el Gobierno pueda sostener la desaceleración de la inflación desde el 25,5% de diciembre pasado, cuando hubo un salto del 118 por ciento. El descenso llegó hasta el 13,2% en febrero pero marzo augura la posibilidad de que la recha se termine por la estacionalidad propia del mes.

De todos modos, las compañías productoras ahora no solo tienen en cuenta el proceso de cobertura sino a qué precios pueden vender sus productos en un contexto de fuerte caída del consumo. Los empresarios esperan que la merma se sienta al menos hasta junio y apuestan a un segundo semestre de “repunte”. Pero saben que la clave será lo que suceda con el programa macroeconómico del Gobierno y la capacidad de compra de los consumidores.

La drástica caída del consumo ya siente en todas las cadenas de supermercados. Un número que se conoció recientemente por parte de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) echó luz sobre los efectos de las medidas macroeconómicas en la economía doméstica.

La inflación de dos dígitos cambió los hábitos de consumidores, modificó la cantidad de unidades vendidas y obligó al rubro alimenticio a ajustar su estrategia para que las cuentas cierren a fin de mes.

Las ventas minoristas pymes se hundieron un 25,5% anual en febrero. según CAME. pero uno de los rubros con mayor descenso fue Alimentos y Bebidas. En ese sector, la caída fue del 33,3%. Según el informe, los consumidores buscaron ofertas y productos de segunda y terceras marcas. «El ramo más afectado fue el de las bebidas, con fuertes subas de precios en los últimos meses, donde el consumidor se privó especialmente de gaseosas, jugos y aguas, especialmente en primeras marcas. Otro alimento que tuvo más sustitución de lo habitual fue la carne, aunque cuando aparecían ofertas se agotaban», detalló CAME.

En este marco, supermercadistas consultados por Ámbito, comentaron cuál es el estado de situación actual: «Crecen las compras de segundas y terceras marcas, así como marcas propias, precisamente por que lo definitorio en la decisión de compra es el precio. Han vuelto las promociones porque los proveedores tratan de mantener el volumen ofreciendo ofertas. Ello supone un precio más atractivo para el cliente y el proveedor no ´resigna´o si se prefiere ´no reconoce´que el precio de sus nuevas listas está excedido».

Supermercados apuestan por promociones y crece uso de la tarjeta de crédito

Desde una de las grandes cadenas marcaron dos datos que pinta el panorama: un declive de hasta el 40% en el rubro electro, bazar y textil vs. una caída de 10% en alimentos. «Sin promociones no hay demanda», comentaron.

«Los supermercados están redoblando sus esfuerzos con diferentes estrategias para aminorar el ritmo de caída», explicó otra cadena consultada. Al mismo tiempo, admitió que aumentó la cantidad de días de promociones, se ofrece un mayor porcentaje de descuentos y se amplió el tope de reintegro.

Otro dato en el que coincidieron las empresas relevadas fue el mayor porcentaje de utilización de la tarjeta de crédito por sobre el débito y efectivo en las compras. Esto está vinculado principalmente a una mayor preferencia por ese medio de pago, teniendo en cuenta las fechas de cierres y promociones bancarias o de billeteras virtuales en determinados días de la semana.

Supermercados: cadenas regionales advierten por aumento de tickets y crecen los costos operativos

Víctor Palpacelli, presidente de FASA (Federación Argentina de Supermercados y Autoservicio) habló con este medio sobre lo que se observa en las cadenas regionales.

«Estamos prácticamente con un retroceso de unidades del 7% interanual. Hubo canales que disminuyeron más que eso. Cada vez cuesta más mantener el equilibrio de los costos operativos contra la caída de unidades. Los rubros que más han perdido unidades, son perfumería, limpieza, bebidas y lácteos», dijo Palpacelli.

En ese sentido, el empresario expresó que un cambio de hábito de consumo se explica porque el consumidor opta por ir más veces al supermercado. «Estadísticamente mantenemos la cantidad de tickets cortados. Esto quiere decir que no se han perdido clientes, pero los tickets tienen menos cantidad de unidades de las que tenían antes. El consumidor compra más veces en el súper con lo que le alcanza», aseveró el presidente de FASA.

El mercado ganadero de Rosario, Rosgan, informó que el consumo de carne del 2023 fue de 113 kilos per cápita. La medida incluye a los tres tipos de carne (vacuna, pollo y cerdo). «Frente a un proceso de fuerte deterioro real de los salarios y los aumentos sostenidos en los precios, el consumo de carnes no cayó, sino que aumentó ligeramente», afirmaron en el informe.

«En 2023, las cifras oficiales suman un consumo total de los tres tipos de carnes de 113 kilos per cápita, aunque en la composición la carne vacuna perdió en comparación con 10 años atrás unos 10 kilos mientras que el pollo y el cerdo aumentaron en promedio entre seis y siete kilos, respectivamente», precisó Rosgan en el relevamiento publicado este miércoles.

En este sentido, consideró «curioso» que «frente a un proceso de fuerte deterioro real de los salarios», que aumentaron el 152,7% en 2023 contra una inflación de 211,4% anual, y «a pesar de los aumentos sostenidos en los precios, el consumo de carnes no sólo no cayó, sino que aumentó ligeramente».

Sube el consumo de carne impulsado por mayor demanda de la vacuna

De acuerdo a los datos divulgados por Rosgan, en 2023 el aumento general de 111 a 113 kilos per cápita se explica casi íntegramente por un aumento en el consumo de carne vacuna puesto que el resto de las carnes, tanto pollo como cerdo, se mantuvieron estables.

«El conocido efecto de sustitución de bienes que suele observarse en contextos de fuerte pérdida real de los ingresos parece no estar dándose en el consumo de carnes, en particular con la carne vacuna que, siendo más cara en relación a otros tipos de carne como pollo o cerdo fue, a su vez, la que mayor incremento porcentual de precios registró en el último año», continuó la entidad rosarina.

¿Cuanto aumentó la carne en 2023?

Según el relevamiento de precios minoristas que realiza el Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), «mientras que el precio de la carne de pollo aumentó 240% en 2023 y la carne de cerdo 254% anual, la carne vacuna registró un aumento de 307% en esos 12 meses».

Concretamente, los precios de la carne vacuna aumentaron tres veces desde diciembre de 2022, mientras que las otras carnes lo hicieron en 2,5 veces.

«En diciembre de 2023, con el equivalente en pesos a un kilo de carne vacuna ($ 4.969) era posible comprar 3,5 kilos de pollo fresco ($ 1.448) cuando un año atrás se compraban 2,9 kilos y algo semejante sucede con la carne de cerdo», comparó Rosgan.

Asimismo, al medir el gasto promedio mensual destinado a carnes y descontando la inflación acumulada a diciembre de 2023, concluyó que «el gasto total, lejos de crecer, en términos reales ha disminuido ligeramente en los últimos tres años» porque «a pesar del fuerte aumento de precios durante el último año en los tres tipos de carne, los precios en general siguen estando más baratos que hace tres años».

En este sentido, la entidad remarcó que «la carne vacuna, que representa el 65% del presupuesto total de compra, en promedio se encuentra un 11% más barata que lo que costaba en 2021, llevado a moneda actual».

 

De acuerdo a la información presentada por un experto, el consumo podría estar por debajo de los 40 kilos anuales por persona debido a la pérdida del poder adquisitivo y a la caída de la producción.

El coordinador de la Mesa de Ganados y Carnes y expresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Dardo Chiesa, reconoció este sábado que el consumo de carne “va a bajar bastante” en 2024 e incluso podría estar por debajo de los 40 kilos anuales por persona, a causa de la caída del poder adquisitivo y la menor producción.

“Hoy creo que estamos en 45 o 46 kilos por habitante por año. Hoy faenamos casi 14 millones de cabezas y no hay para faenar 13 millones en 2024. Si la exportación tracciona, cosa que espero que pase, el consumo va a bajar bastante por debajo de los 40 kilos”, dijo el experto en su comunicación con Radio Continental.

En ese sentido, afirmó que tras un año con “mucha tensión de precios”, todo indica que en 2024 “habrá más”.

“Fue un año signado por la exportación. Vamos a terminar casi con cifras récord, aunque también exportamos mucha carne a China que fue vaca y hueso, y no la carne de calidad y valor agregado que tendríamos que tener”, repasó sobre el año que se cierra.

En cuanto al mercado interno, señaló que “no tiene capacidad de absorber ninguna suba de precios”.

“El mercado reacciona llevando la carne a valores normales en el mercado y, sin embargo, luego los tiene que retrotraer porque cuando llega al mostrador con esos precios Doña Rosa no los puede convalidar”, explicó.

En ese sentido, indicó que, mientras antes “la carne se comportaba de manera totalmente inelástica” y “las grandes subas no alteraban el consumo”, hoy si lo hacen.

Chiesa señaló que los ganaderos “están esperanzados” tras salir de la sequía, aunque indicó que la última suba de retenciones -que, en el caso de la carne, se elevó a 15%- dejó un “sabor amargo”.

“Todo el mundo esperaba que quedemos igual hasta que se reacomode la economía. A las economías regionales les pegó en el eje de flotación. Y hay cosas incomprensibles como, por ejemplo, con el huevo donde le suben las retenciones y, al mismo tiempo, le sacan el impuesto de importación. Es una cosa de locos”, indicó.

Por último, cuestionó que el nuevo organigrama gubernamental siga sin contar con un ministerio para los temas agropecuarios.

“Cuando hay una reunión de gabinete hablan los ministerios y los secretarios se sientan en la fila de atrás. Este tema del megaministro de Economía ya lo sufrió la producción en todas las épocas. Lo sufrimos con (Domingo) Cavallo, con Sergio Massa y lo vamos a sufrir ahora porque no tenemos voz”, concluyó Chiesa.

En este punto, se marcaron dos tendencias bien definidas, con una oferta que buscará recuperar terreno tras un año de fuerte sequía, que impactó en la productividad y un consumo por habitante que podría caer a 45 kilos anuales por habitante, a partir de la suba en los mostradores y un salario que pierde en su capacidad adquisitiva.

Para 2024, el mercado ganadero de Rosario (Rosgan) proyecta un escenario de retracción en el consumo de carne vacuna, a partir de una menor disponibilidad de hacienda y una participación activa de los exportadores.

Los resultados se traducen en una marcada caída tanto en las pariciones como en los destetes logrados, una menor productividad de carne y una mayor extracción de hacienda, sobre todo en hembras.

Al trazar el balance 2023, consideran que el sector productivo comenzó a cerrar un año en donde la sequía fue protagonista excluyente.

MENOS OFERTA, MENOS CONSUMO DE CARNE VACUNA

Pero a partir de la recomposición climática y el cambio de expectativas que generó el triunfo de Javier Milei, todo indica que los productores enfocarán sus esfuerzos para incrementar la retención del rodeo.

“Sin embargo, no es posible precisar el grado de retención que logre realizar el productor en un marco de costos crecientes y escasas reservas financieras provenientes de un año que para muchos significó una fuerte descapitalización”, advirtieron desde la entidad rosarina.

Con estas variables en juego, para el próximo año se espera una menor disponibilidad de terneros para engorde y una zafra posiblemente más lenta, en la medida que el criador logre retener mayor tiempo esos terneros.

UN PANORAMA COMPLEJO PARA LA DEMANDA

A partir de mayo de 2021, desde el Rosgan, señalaron que el Gobierno argentino decidió cerrar las exportaciones de carne, para desacoplarse de la tendencia alcista de los precios a nivel internacional.

En esos años y pese a los aumentos, el consumidor local convalidaba aumentos, todo para no resignar su nivel de consumo.

“Hoy no está claro cuánto más pueda resistir el consumidor local sin comenzar a restringir su ingesta de carne”, remarcaron.