Brotes virales: alerta global. Según publicó El Destape, “Adolescente canadiense con cuadro crítico por gripe aviar”. «Primer muerte en los Estados Unidos por gripe aviar». “Una sola mutación en la gripe aviar de las vacas permitiría su transmisión entre humanos”. “Urgente: China advierte sobre una nueva epidemia y declara estado de emergencia en todo el país”. “Expansión de una enfermedad infecciosa podría convertirse en la próxima pandemia”. “Restricciones en vuelos”. “Hospitales saturados”.
Con el recuerdo todavía latente de la última pandemia, los titulares internacionales que llegan a diario no son precisamente tranquilizadores. Alertan sobre la multiplicación de infecciones por el virus de la gripe aviar (A H5N1) en tambos, principalmente en los Estados Unidos, y transmisión de animales a humanos. Desde el otro extremo del planeta, llegan noticias igualmente alarmantes sobre brotes que desbordan hospitales, una película que ya vimos y no queremos revivir.
¿Deberíamos preocuparnos? Según especialistas argentinos, si bien la circulación de estos patógenos exige un monitoreo cercano, la situación no solo no es apocalíptica, como nos hacen temer las noticias, sino que estamos en un escenario muy diferente del que propició la conmoción del SARS-CoV-2 y la pandemia de Covid-19.
Vayamos a los datos
Desde hace unos dos años, se extendió por todo el planeta una pandemia de gripe aviar que ocasionó millones de muertes en aves y luego saltó a 48 especies de mamíferos en 26 países. En los Estados Unidos, se vienen registrando brotes en rodeos de ganado lechero en varios estados, que eventualmente generaron contagios en trabajadores que están en contacto con las vacas. Según los Centros de Control Epidemiológico de ese país, durante todo 2024 se detectaron 66 casos de gripe aviar en humanos. Para el organismo, las infecciones en mamíferos son “esporádicas”, “no se registró transmisión de humano a humano” y el riesgo actual para el público es considerado “bajo” (https://www.cdc.gov/bird-flu/situation-summary/index.html).
“La adolescente canadiense que fue motivo de un artículo en el New England Journal of Medicine [porque presentó un cuadro crítico] recibió directamente la gripe aviar de aves de corral. Tuvo una enfermedad grave porque además padecía comorbilidades (tenía otros problemas de salud) que la hacían más vulnerable ante la infección por el virus. Pero no es un caso de transmisión interhumana”, explica el virólogo molecular Mario Lozano, ex rector de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador adjunto del Conicet en el Laboratorio de virus emergentes en el Instituto de Microbiología Básica y Aplicada en el Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes.
Pilar Fernández, investigadora en la Escuela de Salud Global Paul Allen de la Universidad de Washington y especialista en enfermedades zoonóticas como fenómenos socioecológicos, también pone paños fríos. “Más allá de un par de casos graves por H5N1, ha habido varios otros, en general, leves –comenta–. Se detectaron mayormente en trabajadores de tambos y de granjas avícolas. Muchas veces tuvieron nada más que conjuntivitis. El problema es que en los cuadros graves se detectaron neumonías atípicas y hay evidencia de que puede afectar el sistema respiratorio en humanos”.
El peligro de las mutaciones
Según explica Fernández, todos los virus de la gripe se originan en la influenza aviar, por lo que es imprescindible monitorear sus mutaciones, que son impredecibles. “Es cierto que no son muy transmisibles de humano a humano –agrega–. Pero eso depende de algunos pocos cambios genéticos, y estos se producen al azar, nunca sabemos cómo. Si el virus se sigue multiplicando, más probabilidades hay de que ocurra y se haga más transmisible en humanos. Estamos atentos. Es lo que vengo diciendo hace casi dos años. Hay una pandemia en el mundo animal, sobre todo en las aves, hay circulación en todo el mundo con saltos esporádicos, hay transmisión en mamíferos. De modo que siempre está la posibilidad de que se produzca el salto a humanos. También seguimos el tema de los animales domésticos. Hubo varios casos graves”.
La gripe aviar: un virus conocido
La gripe, una infección viral, viene en cuatro tipos: A, B, C y D. El A y el B son los responsables de las epidemias estacionales casi todos los inviernos, y vienen causando pandemias en forma recurrente. Las letras H y N que complementan su nombre se refieren a las proteínas hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N) que se encuentran en la superficie. Se conocen 18 subtipos de hemaglutinina y 11 de neuraminidasa. La estructura de éstas varía de una cepa a otra debido a las rápidas mutaciones en el genoma viral. Son estas recombinaciones las que pueden dar lugar a nuevas variantes que los hagan más o menos transmisibles o patógenos.
Pandemias recurrentes
“Las pandemias de gripe son recurrentes. La peor fue la de 1918 y se debió a un H1N1 –destaca Lozano–. Esa es la descripción de la carcasa del virus, del ‘maquillaje’ que utiliza. Hay algunos que son H1N1 y son menos patógenos, menos peligrosos que el que causó la pandemia. La parte exterior del virus es importante porque es lo que ve nuestro sistema inmune para neutralizarlo. Lo que pasó en 1918 es que la población fue infectada por un virus completamente nuevo, muy, muy patógeno, muy mortal. Pero de a poco empezó a generar inmunidad y llegó un momento en que se distribuyó tanto que toda la humanidad se había vuelto inmune y las siguientes variantes que se presentaron durante 40 años no fueron tan mortales”.
Características del virus de la gripe aviar
La gripe aviar tiene dos características: suele ser muy mortal, pero al mismo tiempo no se transmite de un humano a otro con facilidad y por lo tanto es un problema grave para los individuos, pero no para la salud pública. “El riesgo que estamos viendo ahora en los Estados Unidos y en Canadá es que empiezan a generarse variantes que ‘aprenden’ a transmitirse a humanos –explica Lozano–. Si así fuera, lo que se produciría es un brote en una localidad, muy probablemente donde el virus está circulando, y hay que estar muy atentos porque a partir de ese brote se puede generar una epidemia y a partir de una epidemia, una pandemia. Pero si los sistemas de salud están atentos, deberían poder contenerlo”.
Preparados para la gripe aviar
Una de las ventajas con las que corremos con el virus de la gripe aviar es que se lo conoce mucho más que al SARS-CoV-2. “Muchísimo más –subraya Lozano–. Del Covid no sabíamos prácticamente nada, apenas algo de uno de sus parientes, el SARS-CoV, que había generado un brote importante en el sudeste asiático en 2002 [pero que se logró controlar tras algunos meses y solo llegó a una treintena de países]. También conocíamos un poco de un pariente un poco más lejano, que es el que produce el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), causa de un brote en 2012. Pero del SARS-CoV2 no sabíamos nada. Fue un virus completamente novedoso para la humanidad. En ese sentido, hay que rescatar la respuesta de científicos y ciudadanos, en todo el mundo, que permitió contenerlo en poco tiempo y generar herramientas que permitían un tratamiento no muy eficiente, pero que mejoró la salud de la población, y sobre todo vacunas, que fueron un logro impresionante”.
Las vacunas disponibles
Sin cadenas de transmisión entre humanos, lo prudente es mantenerse en alerta. “La buena noticia es que estamos preparados –dice Fernández–. Tenemos bastantes herramientas para combatirlo, muchas más que las que teníamos contra el Covid. De hecho, hay vacunas disponibles. Incluso la que nos damos para la gripe estacional ofrece algo de inmunidad cruzada. No es perfecta, pero… Además, tenemos mucha más capacidad para escalar inmunizaciones contra la gripe que para cualquier otra. Lo estamos siguiendo muy de cerca”.
Las vacunas antigripales se producen de forma muy veloz porque ya hay una metodología probada para su producción y actualización continua. Están cambiando su fórmula todos los años para adaptarlas a los virus circulantes. “La que recibimos en Sudamérica es diferente de la que se recibe en Norteamérica, en Europa, en Asia o en África, porque en cada uno de esas regiones circulan virus diferentes y en general más de uno –cuenta Lozano–. Si se produjera una epidemia de un virus similar al que está circulando en Estados Unidos y Canadá, rápidamente habría una vacuna disponible”.
China y la nueva epidemia
Y concluye Fernández: “Estamos a la expectativa. El alerta en animales está circulando desde hace dos años, pero como siempre, la salud humana y la salud animal están descoordinadas. No debería ser así. Esa es una de las cosas que deberían cambiar en el futuro”.
Con respecto a China, los especialistas sugieren tomar las noticias con escepticismo. “Hace unos meses, al comienzo del invierno chino, se produjo una epidemia de enfermedades respiratorias, muy probablemente asociadas con bacterias que producen infecciones pulmonares, no con un virus –explica Lozano–. Ahora, en ciertos medios occidentales, se difundió una noticia dudosa, sin chequear y sobre la que todavía la República Popular China no dio ningún comunicado oficial. No quiere decir que no exista, pero hay que ser precavidos. Los chinos son muy celosos de su información y por lo tanto no la transmiten muy rápido, pero tampoco hay que dar crédito sin más a lo que dicen agencias de noticias que juegan a la geopolítica. Cuando esto ocurre, la verdad se pierde en el camino y es muy difícil dilucidar qué es cierto y qué no. Porque lo que se difundió es muy raro: se habló sobre una epidemia de metapneumovirus (HMPV, pariente del virus sincicial respiratorio, que produce infecciones graves en chicos), que nunca fue asociado con infecciones letales. Sería por lo menos raro”.
Ni la Organización Mundial de la Salud ni otros organismos sanitarios occidentales se pronunciaron sobre estas informaciones.
De acuerdo con una nota firmada por Helen Davidson desde Taipei en The Guardian, la alarma que se propagó online por los brotes en China no se corresponden con el riesgo real de una pandemia similar a la de Covid. El metapneumovirus humano es una enfermedad respiratoria identificada por primera vez en 2001, en los Países Bajos. Causa síntomas similares a los de la gripe o el resfrío, pero puede provocar complicaciones como bronquitis o neumonía en los niños, ancianos y personas inmunodeprimidas.
Pero según las autoridades chinas, los casos parecen ser menos graves y estar propagándose menos que el año pasado. El aparente aumento podría deberse a que la nueva tecnología detecta e identifica más fácilmente el HMPV y a que ahora todos estamos más atentos a los brotes, escribe Davidson. Este virus existe desde hace varias décadas y la población mundial tiene cierta inmunidad.