La Justicia de Chile dictó este miércoles un fallo que marca un antes y un después en el largo camino judicial que rodea la figura de Augusto Pinochet. El Séptimo Juzgado Civil de Santiago resolvió que los herederos del exdictador deberán devolver al Estado más de 16 millones de dólares, al considerar que ese dinero tiene un origen ilícito vinculado a la sustracción de fondos públicos durante su régimen militar.
La sentencia responde a una demanda impulsada por el Consejo de Defensa del Estado (CDE), organismo que logró acreditar que esos recursos provenían de caudales reservados destinados a la Presidencia de la República, la Casa Militar y la Comandancia en Jefe del Ejército entre 1973 y 1990.
Fallo decisivo contra los herederos de Pinochet
De acuerdo con LU17. El fallo se enmarca dentro del emblemático “caso Riggs”, una investigación iniciada en 2004 que reveló la existencia de cuentas secretas abiertas por Pinochet en bancos internacionales, utilizadas para ocultar activos cuya procedencia no podía justificarse legalmente.
Según la justicia chilena, tras la muerte del exdictador en 2006, estos fondos fueron transferidos a familiares directos, lo que motivó la acción judicial para lograr su restitución al patrimonio estatal.
Entre los herederos alcanzados por la resolución se encuentra la fallecida esposa de Pinochet, Lucía Hiriart, junto con otros quince descendientes, entre ellos hijos y nietos. La defensa de la familia alegó prescripción de la causa, un recurso que fue descartado por el tribunal, que ratificó la vigencia de la demanda y rechazó los planteos técnicos para evitar el fallo.
Posturas encontradas ante el fallo en contra de los herederos de Pinochet
Raúl Letelier, presidente del Consejo de Defensa del Estado, celebró la decisión judicial y la consideró un avance en la reparación de los daños ocasionados al erario público, señalando que forma parte de un conjunto de acciones más amplias para responsabilizar civilmente a los beneficiarios del desvío de fondos durante el gobierno militar.
El fallo todavía puede ser apelado ante instancias superiores, aunque constituye una señal contundente en el marco del largo y complejo proceso de rendición de cuentas por las irregularidades financieras del régimen.
La resolución también reabre el debate sobre la impunidad con la que actuó Pinochet en relación con el manejo de recursos estatales, ya que nunca fue condenado por delitos económicos, pese a haber sido procesado en 2005.
Murió al año siguiente bajo arresto domiciliario y sin enfrentar un juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante su dictadura, que dejó más de 3.200 víctimas, incluyendo al menos 1.469 personas desaparecidas.
El caso Riggs simboliza uno de los mayores escándalos financieros asociados a exlíderes de América Latina, no solo por el volumen de fondos ocultos, sino por la red internacional de bancos y testaferros utilizada para desviar recursos mientras el país vivía bajo un régimen autoritario.
Años de investigación judicial y trabajo de organismos estatales permitieron reconstruir el camino del dinero y llevar a juicio a quienes se beneficiaron del mismo.
La sentencia también fortalece el rol del Estado chileno en su lucha por la transparencia y la recuperación de fondos sustraídos durante gobiernos de facto, reafirmando que los delitos económicos no prescriben fácilmente cuando afectan el patrimonio público y que los herederos no pueden quedar al margen de las consecuencias legales que derivan de esas maniobras.
En un país donde la memoria de la dictadura aún genera tensiones políticas y sociales, este fallo representa un hecho concreto con impacto tanto judicial como simbólico. Es un paso más hacia una justicia que no solo apunta a los crímenes de lesa humanidad, sino también a las estructuras de corrupción que financiaron el poder autoritario, muchas veces bajo total impunidad.