Chevron y Shell Vaca Muerta Sur. Las multinacionales Chevron y Shell se incorporaron como accionistas de Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), la sociedad que lleva adelante la construcción de un oleoducto de 430 kilómetros entre Neuquén y Río Negro, con una inversión estimada en USD 2.500 millones.
La obra, que ya inició en enero, busca incrementar la capacidad de transporte de petróleo y consolidar a Vaca Muerta como un centro de exportación de crudo.
El oleoducto, que forma parte de un plan más amplio de infraestructura, permitirá transportar hasta 550.000 barriles de petróleo por día a partir del segundo semestre de 2027. Además, su diseño contempla una expansión futura que podría elevar la capacidad hasta 700.000 barriles diarios. La construcción es liderada por YPF, Vista Oil & Gas, Pan American Energy (PAE), Pluspetrol y Pampa Energía, empresas que habían confirmado su participación en 2023.
Maximiliano Westen, miembro del Comité Ejecutivo de YPF, informó que «la construcción de las instalaciones de VMOS comenzó en enero pasado y ahora avanza con la movilización de contratistas, trabajos de movimiento de tierras y entrega de tuberías».
Además del oleoducto, la iniciativa incluye la construcción de una terminal de exportación en Punta Colorada, Río Negro, que permitirá la carga de crudo en buques de gran porte (VLCC, por sus siglas en inglés), optimizando los costos logísticos y facilitando el acceso a mercados internacionales, especialmente en Asia.
Estructura de financiamiento y rol de Chevron y Shell
La incorporación de Chevron y Shell a la sociedad podría contribuir a la obtención del financiamiento necesario para la obra. La estructura prevista contempla que el 70 % de la inversión se cubrirá con deuda y el 30 % con aportes de capital de las compañías involucradas.
En esa línea, VMOS ya acordó un préstamo sindicado inicial de cinco bancos internacionales por USD 1.700 millones. El resto de los fondos serán aportados por las petroleras socias.
Según Westen, «VMOS está avanzando en dos frentes clave: la solicitud de aprobación gubernamental y el proceso para asegurar el financiamiento del proyecto».
La sociedad aguarda la aprobación del Gobierno para que el proyecto acceda a los beneficios del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), lo que podría mejorar las condiciones fiscales y de financiamiento.
El oleoducto es considerado una pieza clave para sostener el crecimiento de la producción y las exportaciones de Vaca Muerta, la cuarta mayor reserva de shale oil del mundo. Según estimaciones de YPF, la infraestructura permitirá que las exportaciones de petróleo superen los USD 20.000 millones anuales en 2027.
Un informe de la consultora PwC proyectó que Argentina podría alcanzar en 2030 un superávit energético de USD 30.000 millones, lo que posicionaría al sector hidrocarburífero como uno de los principales generadores de divisas del país.
La iniciativa también tiene impacto en el empleo y la economía de las provincias productoras. El desarrollo del oleoducto y la terminal de exportación demandará puestos de trabajo directos e indirectos en Neuquén y Río Negro, así como una mayor actividad en la industria de servicios vinculada al sector petrolero.
El avance de la obra dependerá del cierre definitivo del financiamiento y de la aprobación de su ingreso al RIGI. En paralelo, continúan las obras iniciales, con el objetivo de cumplir con el cronograma y habilitar la infraestructura en el segundo semestre de 2027.