Una intensa ola de calor extremo y la prolongada sequía mantienen activos decenas de incendios forestales en Grecia, Portugal, España, Turquía y Albania, generando preocupación por la seguridad de miles de personas.
Mientras tanto, Francia e Italia lograron controlar los focos más peligrosos gracias a un despliegue masivo de bomberos y medios aéreos.
Grecia y Portugal, en alerta máxima por los incendios
En Grecia, los bomberos enfrentan “las 24 horas más difíciles” desde que comenzaron los incendios. Actualmente hay 23 focos activos, incluyendo zonas de difícil acceso cerca de Patras y el Peloponeso. Desde junio, el país perdió más de 20.000 hectáreas y solicitó a la Unión Europea cuatro aviones cisterna adicionales para reforzar las operaciones.
Portugal, por su parte, registra cinco grandes incendios en el norte y centro del país. El foco más crítico se encuentra en Trancoso, donde ráfagas de viento reavivan las llamas, obligando a evacuar a varias localidades. El primer ministro Luis Montenegro aseguró que todos los recursos están movilizados, incluyendo 15.000 agentes y medios aéreos.
España y Albania sufren evacuaciones masivas y víctimas
En España, 14 grandes incendios afectan principalmente el norte del país. Unas 6.000 personas de 26 localidades de Castilla y León fueron evacuadas de manera preventiva. Beatriz Madrid, una de las evacuadas, relató cómo las llamas alcanzaron su localidad sin tiempo para rescatar pertenencias.
En Albania, un incendio originado por un hombre de 80 años provocó la muerte de su autor y dejó ocho heridos. La situación en el centro y sur del país sigue siendo crítica, con múltiples focos fuera de control.
Turquía, Italia y Francia enfrentan consecuencias graves del fuego
Turquía reportó la muerte de un trabajador forestal y otros cuatro heridos tras un accidente durante la lucha contra un incendio activo. En Italia, los incendios en las laderas del Vesubio se extinguieron tras cinco días de intensos trabajos, mientras que Francia logró controlar un incendio de 16.000 hectáreas en Aude, aunque algunas regiones continúan bajo alerta roja.
Cambio climático y emergencia mediterránea
Expertos vinculan la frecuencia e intensidad de estos incendios a la ola de calor y sequía, fenómenos exacerbados por el cambio climático. Las temperaturas extremas, combinadas con ráfagas de viento y baja humedad, prolongan la temporada de riesgo y convierten amplias zonas del Mediterráneo en áreas altamente inflamables.
El sur de Europa enfrenta un verano crítico, con pérdidas humanas y materiales, miles de evacuados y un desafío que supera la capacidad de respuesta de los países afectados. La cooperación internacional se convierte en clave para contener los incendios y mitigar sus efectos sobre la población y el medio ambiente. Información extraída del medio La Nacion.