La mesa política nacional no termina de resolver las fuertes asperezas entre las huestes libertarias. Los cortocircuitos que rodearon a la sesión de ayer mientras crece la incertidumbre en el mercado de cara a octubre.
En el Gobierno coinciden en que son los días más sensibles de toda la gestión. “Y pueden venir muchos peores”, avisa un integrante del entorno presidencial. Tan solo al abrir el mercado, el Riesgo País superaba los 1300 puntos básicos y los bonos y las acciones argentinas marcaban fuertes bajas. Ayer, la oposición logró vulnerar dos de los vetos presidenciales y el Senado se encaminaba para hacer lo mismo con otro más. Aunque cerca de Javier Milei lo desmienten rotundamente, el mercado descuenta que tiene que haber un cambio en la política cambiaria. De acuerdo con Infobae.
“Estamos realmente fracturados”, decían desde un despacho oficial, donde diagnosticaban que al preocupante escenario económico le perjudica aún más que la política de la cúpula libertaria esté sumida por las múltiples internas, operaciones y descoordinaciones.
Hay funcionarios muy importantes del Gobierno que consideran que el Presidente debe tomar determinaciones más fuertes que la constitución de una mesa política. “Podés tener una mesa, pero las internas y las operaciones nos superan”, agregaba uno de ellos. Luego de perder las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre, el libertario optó por volver a conformar una mesa de trabajo con los funcionarios más esenciales y de confianza. Karina Milei, Santiago Caputo, Guillermo Francos, Martín Menem, Patricia Bullrich y Manuel Adorni; todos juntos para comenzar a coordinar las decisiones sensibles de la política con un Javier Milei que decidió empoderarse por sobre el resto para tratar de ordenar la interna. Al menos en las decisiones importantes.
Pero lo que esta mesa no logra resolver es la dinámica del oficialismo en la diaria y en eventos de importancia significativa como en las sesiones legislativas: tanto en la previa como al momento de la sesión, el Gobierno no logró dar una acción política coordinada ni siquiera para convencer a los aliados electorales. “Cada uno hace una cosa diferente o gestiona mal. Lo ven los de afuera y ahí es que nos entran las balas”, decía un asesor. Solo 60 diputados votaron para ratificar el veto de la Emergencia Pediátrica y 67 para la del Financiamiento Universitario.
Ejemplo de este panorama son las fricciones en la previa de la sesión por la forma en la cual se había tratado de buscar el apoyo legislativo con los aliados circunstanciales de LLA.
Negociaciones fallidas, promesas cruzadas y tensiones internas en torno a los vetos
Por caso, cuentan que el presidente del bloque PRO en Diputados, Cristian Ritondo, fue a una reunión de bloque para contarles que el Gobierno estaba dispuesto a aumentar el presupuesto de las universidades y del Garrahan si es que se aseguraban los vetos. La versión ratificada por tres fuentes indica que el ministro de Economía, Luis Caputo, nunca había sido consultado de la decisión. “Después le dijeron que al final no estaban los fondos. Los funcionarios que se lo dijeron lo hicieron quedar como un pelotudo frente a todo su bloque”, se quejaba una persona. Al día de hoy, los actores del PRO están en mejores términos con Las Fuerzas del Cielo que con el resto de alfiles políticos.
En relación con eso, ayer por la mañana se dio a conocer por diferentes medios que el Gobierno había negociado con gobernadores y bloques afines. Se supo que, además de Ritondo, el flamante ministro del Interior, Lisandro Catalán; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; y el secretario parlamentario, Adrián Pagán; habían tenido un Zoom con varios gobernadores para anoticiarlos de esa propuesta. Se pretendía que la reunión fuera secreta y que no se conociera. En la Casa Rosada estallaron al conocerse esa noticia. “El contenido no se tenía que decir”, se quejaba de los aliados una persona cercana a uno de estos libertarios.
El Ejecutivo descontaba desde hace días que iba a ser extremadamente complicado poder conseguir ratificar los vetos. “Tenés nenes enfermos de un lado y pendejos que quieren estudiar para sacar el país adelante, no podés competir con eso”, indicaba un funcionario por esas horas. La oposición dialoguista tampoco tuvo incentivos de colaborar con el Gobierno, ni siquiera algunos legisladores que responden a los gobernadores que tienen alianzas con LLA.
Desde un sector del Gobierno mostraron malestar por los llamados que surgieron del sector de Santiago Caputo a los diputados, con el fin de conseguir votos para sostener el veto. Semanas atrás ya había habido un antecedente entre Menem y Caputo. Fue cuando se debatía el veto de la Emergencia en Discapacidad. El titular de la Cámara baja lo llamó al consultor para criticarlo por haberse insertado en la negociación: le había prometido darle la responsabilidad de una delegación cordobesa del PAMI a la diputada del MID, María Cecilia Ibáñez, si es que acompañaba al Gobierno. Se dice que hubo un llamado hecho por Menem en donde le expresó su descontento.
Estos enfrentamientos se dan entre pequeños sectores que integran la cosmovisión libertaria y que se sitúan en un contexto de altísima desconfianza. Adentro de la Casa Rosada, los dedos acusatorios y las críticas de ineficiencia se extendieron más allá de los sectores menemistas y caputistas, llegando a otros grupos que antes parecían mantenerse inocuos a las internas. Son episodios particulares que, juntos, pintan de lleno un panorama más general que preocupa a todos los sectores por igual. “No te alcanza con la mesa. Precisás que Milei interceda de manera más rotunda y empiece a tomar decisiones más determinantes”, opinaba un funcionario de la Casa Rosada.
El Presidente venía sosteniendo un discurso más tenue y sin utilizar descalificaciones para describir a los rivales políticos del Gobierno. Incluso, durante su cadena nacional del último domingo llamó a trabajar “codo a codo con los gobernadores, diputados y senadores que quieren una Argentina distinta”. Esta mañana decidió volver a las bases y puntualizar sus críticas al “Partido del Estado”, conformado por “kukas y antikukas” que buscan “votar para que tus hijos se vayan a Ezeiza”. Cerca de Milei consideran que ningún giro pragmático va a terminar por conmover a ningún opositor oficialista y que la campaña va a ser que el enfrentamiento recrudezca. “Vamos a aguantar como podamos y esperamos que después de octubre se dé una suerte de tábula rasa”, agregan.