En la inmensidad de la Patagonia chilena, donde los suelos y las aguas salinas representan un desafío constante para la agricultura, una humilde planta nativa se erige como una promesa de diversificación y desarrollo agroalimentario.
Su nombre es salicornia, y lejos de ser una novedad, fue utilizada durante siglos por sus propiedades como verdura, forraje y medicinales. Sin embargo, su reciente reconocimiento como «superalimento» está abriendo un nuevo capítulo en la historia de la agricultura de altas latitudes, impulsado por la ciencia y la innovación.
La próxima revolución verde viene de Patagonia
De acuerdo con MasProducción. El potencial de la Salicornia magallánica fue el tema central de un seminario internacional organizado por el INIA y la FIA, que reunió a especialistas de Chile y Argentina.
El objetivo no fue menor: poner en valor un recurso natural con la capacidad de transformar los sistemas alimentarios de la región.
La clave de su viabilidad reside en su naturaleza halófita, es decir, su habilidad para prosperar en ambientes salinos donde la mayoría de los cultivos comerciales simplemente no sobrevivirían.
Esta característica la convierte en una respuesta estratégica a los desafíos del cambio climático, que se manifiestan en la creciente salinización de los suelos y la escasez de agua dulce.
¿El próximo hit de la cocina gourmet y la dieta diaria?
La salicornia no es solo una planta resistente; es una verdadera joya nutricional.
Según la investigadora Pamela Bahamóndez, del INIA Kampenaike, estudios científicos demuestran que esta planta contiene cerca de un 14% de proteína, además de ser rica en omega 3 y 6 y poseer una alta capacidad antioxidante.
Estas propiedades la sitúan a la vanguardia de la tendencia global hacia la alimentación saludable y sostenible.
El seminario exploró su versatilidad, desde su uso en la alta cocina gourmet, donde su sabor salado y textura crujiente la convierten en un ingrediente exótico, hasta su potencial para ser incorporada en la dieta diaria y como forraje para animales.
Esta dualidad comercial abre un abanico de oportunidades para los productores patagónicos, que podrían capitalizar el interés en productos con identidad territorial y una narrativa de sostenibilidad.
El camino hacia un futuro resiliente
La Salicornia magellanica representa una oportunidad concreta para que la región de Magallanes diversifique su matriz productiva.
Como señaló la Seremi de Agricultura, Irene Ramírez, esta planta ofrece la posibilidad de incorporar un nuevo producto al mercado de manera sostenible, aprovechando de forma responsable un recurso nativo.
No se trata solo de un cultivo; es una pieza clave en la construcción de sistemas alimentarios más resilientes y adaptados a las condiciones extremas de la Patagonia.
La visión de expertos como Oscar Bincicotto, Fernando Martín Aras y Susana Quintero subraya la necesidad de un enfoque multidisciplinario, que combine el conocimiento científico con la planificación estratégica para aprovechar el potencial de la salicornia.
A través de la innovación, el desarrollo de cultivos sostenibles y la valorización de recursos locales, la Patagonia podría no solo mejorar la seguridad alimentaria de sus habitantes, sino también posicionarse como un referente en la producción de alimentos del futuro.
La salicornia, con su capacidad de prosperar en condiciones adversas, nos recuerda que las respuestas a los grandes desafíos a menudo se encuentran en los lugares más inesperados.