El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se refirió con extrema prudencia al reciente bombardeo israelí en Doha, capital de Qatar, que resultó en la muerte de cinco miembros de Hamás y un oficial de seguridad local.
En declaraciones a periodistas este domingo, el mandatario republicano reconoció a Qatar como «un gran aliado» y pidió a todas las partes involucradas actuar con cuidado en las operaciones militares.
Contexto del ataque y tensiones diplomáticas
El ataque aéreo israelí del martes en Doha marcó un precedente peligroso, ya que ocurrió en territorio de un país que ha fungido como mediador en las negociaciones entre Israel y Hamás. El primer ministro qatarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, respondió instando al mundo a «dejar de usar dobles estándares» y responsabilizar a Israel por sus acciones. Líderes árabes y musulmanes expresaron solidaridad con Qatar durante una cumbre en Doha.
Postura estadounidense: entre el apoyo y la admonición
Mientras Trump expresaba su molestia por el bombardeo, su secretario de Estado, Marco Rubio, inició una visita a Israel para reiterar el «apoyo inquebrantable» de Washington a su aliado en la guerra contra Hamás. Esta aparente contradicción refleja el delicado equilibrio que mantiene Estados Unidos entre su respaldo tradicional a Israel y sus intereses estratégicos en Qatar, donde alberga su base militar más importante en la región.
Implicaciones regionales y futuro de las negociaciones
El ataque no solo tensiona las relaciones entre Israel y Qatar sino que podría afectar las frágiles negociaciones para poner fin a la guerra en Gaza, que ya ha cobrado miles de vidas palestinas desde el ataque inicial de Hamás en octubre de 2023. La comunidad internacional observa con preocupación cómo este incidente podría escalar en un conflicto más amplio que involucre a más actores regionales. Información extraída del medio DW.