Río de Janeiro vivió una de las jornadas más violentas de los últimos años.
Helicópteros, blindados y drones policiales irrumpieron en las favelas de Alemão y Penha, epicentro del Comando Vermelho, dejando más de un centenar de muertos y una ciudad paralizada.
Argentinos residentes contaron cómo se vivió el operativo que estremeció a Brasil. La información fue publicada por Infobae.
Una ciudad sitiada por el fuego y la confusión
La mañana del 28 de octubre, Río amaneció bajo un intenso despliegue policial. Las fuerzas de seguridad avanzaron sobre las favelas del norte carioca, buscando desarticular al Comando Vermelho, una de las organizaciones criminales más poderosas del país.
El resultado fue devastador: 132 muertos, decenas de heridos y barrios enteros incomunicados.
“El operativo generó un caos total en Río de Janeiro e inmovilizó a gran parte de la población”, relató Nelson Acosta García, un argentino radicado en la ciudad hace 15 años, en una entrevista para Infobae en Vivo con el periodista Gonzalo Sánchez.
“Ayer, Copacabana estaba totalmente vacía”
Desde el sur de la ciudad, Emiliana Martínez, otra argentina residente en Copacabana, describió la desolación del icónico barrio:
“La sensación fue rarísima: ayer, Copacabana estaba totalmente vacía, los bares cerrados y nadie en la calle”, contó vía teleconferencia.
Mientras tanto, en la zona norte, las barricadas levantadas con más de 70 colectivos y autos incendiados paralizaron el tránsito. Según Acosta, “los organizadores de los disturbios atravesaban los ómnibus en las calles, les sacaban la llave y los dejaban varados, generando un colapso total”.
El miedo cotidiano y la vida en las favelas
Consultado sobre si el operativo se esperaba, Acosta respondió:
“Fue una sorpresa, aunque acá se escuchan tiros todos los días. Atrás del morro hay otro morro y dos favelas, y también se escuchan las prácticas de tiro de ellos. Es un sonido bastante normal”.
Desde su barrio, Santa Teresa, explicó que el impacto fue más mediático que directo: “Donde estamos nosotros, no nos enteramos absolutamente de nada, salvo por los medios de comunicación”.
También advirtió sobre la inseguridad que vive Río: “No es que andan matando gente por la calle, pero hay que tener cuidado. Hay muchos robos simples del celular, de la cadenita, de todo”.
Entre la alerta y la aparente calma
Emiliana Martínez señaló que, tras la violencia del día anterior, la situación se normalizó parcialmente:
“Hoy está bastante normalizado, ya que emitieron el nivel uno de alerta y se puede circular”.
El gobierno de Río había decretado el “Estadio 2” del sistema de riesgo, ante el uso de 71 colectivos como barricadas por parte de los narcotraficantes.
“Nos quedamos con la sensación de no saber qué va a pasar. Pero hoy, por lo menos en esta zona, la vida volvió más o menos a la normalidad”, cerró Martínez.
Mientras tanto, en la zona norte, los hospitales continúan recibiendo víctimas y familiares, y la tensión se mantiene. Río de Janeiro, una vez más, muestra las dos caras de su belleza y su violencia.




