A pesar de la peor crisis deportiva de su ciclo, Marcelo Gallardo mantendrá su posición en River Plate con una autonomía sin precedentes.
A diferencia de lo ocurrido con históricos como Labruna, Veira y Ramón Díaz, el Muñeco tiene asegurada su continuidad hasta 2026 independientemente de los resultados.
Una crisis que no afecta su poder
La sexta derrota en siete partidos, incluida la caída ante Sarmiento en el Monumental, generó cuestionamientos incluso del presidente Jorge Brito, quien señaló al técnico como «principal responsable» del presente futbolístico. Según una encuesta de TyC Sports, el 61% de los hinchas responsabiliza a Gallardo. Sin embargo, el contexto de poder dentro del club ha cambiado radicalmente respecto a épocas anteriores.
El contraste con el pasado dirigencial
Históricos técnicos campeones con River sufrieron salidas abruptas: Labruna fue despedido por Rafael Aragón Cabrera en 1981, Héctor Veira echado por Hugo Santilli en 1987, y a Ramón Díaz no se le renovó el contrato en 2002 pese a haber ganado el Clausura. Esos presidentes ejercían autoridad directa sobre el fútbol, mientras que en la actualidad Gallardo opera con total independencia.
Autonomía total hasta 2026
Con la probable asunción de Stéfano Di Carlo como presidente, Gallardo consolidará aún más su poder. El oficialismo riverplatense ha afirmado que «el liderazgo y el CEO del fútbol es Gallardo en manera total y exclusiva». Esta autonomía lo diferencia de sus predecesores y le garantice que, a diferencia de Labruna, Veira o Ramón Díaz, la decisión final sobre su futuro dependerá exclusivamente de él.
Más allá de los resultados en la Copa Argentina o el torneo Clausura, Gallardo continuará auditando su propio trabajo, marcando un nuevo paradigma en la relación entre la dirigencia y el cuerpo técnico en River Plate. Información extraída del medio TyC.