La Liga de Provincias Bioenergéticas busca que el bioetanol y el biodiésel sean parte del nuevo mapa energético argentino.
La producción de combustibles a partir del maíz y de la caña de azúcar busca subirse al tren de Vaca Muerta y ganar protagonismo en el mercado nacional de gasoil y naftas. Con ese objetivo, la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Liga de Provincias Bioenergéticas —que integran Catamarca, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, Misiones, Salta, Santa Fe y Tucumán— impulsan una nueva Ley de Biocombustibles que ya tiene estado parlamentario. De acuerdo con Río Negro.
La iniciativa, respaldada por sectores públicos y privados, pretende ampliar los espacios de producción y darle mayor previsibilidad a la industria del bioetanol y el biodiésel, dos rubros que buscan dejar de ser actores secundarios en el mapa energético del país.
El planteo de la UIA, formalizado en una nota al jefe de Gabinete Guillermo Francos, apunta a que el Gobierno acompañe la sanción del proyecto, que promueve la diversificación de la matriz energética, la sustitución de importaciones y la generación de empleo regional. Los industriales destacan que fortalecer la cadena del maíz, la soja y la caña no solo permitirá reducir la dependencia del petróleo, sino también aportar a la sustentabilidad y al desarrollo federal. En un contexto donde el petróleo y el gas concentran la atención, los biocombustibles reclaman un lugar propio en el tablero energético argentino.
El nuevo marco legal propuesto busca ampliar progresivamente los porcentajes de mezcla de biodiésel y bioetanol en los combustibles tradicionales, habilitar motores flex y kits de conversión, y permitir la libre comercialización por encima de los cortes mínimos.
También plantea reemplazar los cupos y precios regulados por un esquema de licitaciones transparentes entre privados, para mejorar la competitividad del sector. El objetivo es claro: abrir la puerta a un mercado más dinámico, que pueda convivir y complementarse con el poderío de Vaca Muerta, sin quedar rezagado frente al avance del no convencional.
Desde el norte, el reclamo adquiere un tono urgente. “El norte argentino está en una situación límite”, advirtió Jorge Rocchia Ferro, presidente de la Unión Industrial de Tucumán, al recordar que las economías regionales dependen del azúcar y el bioetanol.
“Tucumán no tiene petróleo ni litio funcionando, pero tiene una columna vertebral que se llama azúcar. Si no la defendemos, condenamos a nuestra gente a la pobreza”, insistió. Con el respaldo de la UIA, los productores bioenergéticos apuestan a que el Congreso acelere el debate y les permita subirse de lleno al tren energético del futuro, con el maíz y la caña de azúcar como combustible del desarrollo.