La crisis judicial que atraviesa Jair Bolsonaro sumó un nuevo capítulo luego de que el ex presidente brasileño reconociera haber intervenido su tobillera electrónica mientras cumplía arresto domiciliario en Brasilia
La confesión reavivó las sospechas de intento de fuga y derivó en su detención preventiva, en el marco de la condena que cumple por el intento de golpe de Estado. Según informó el medio C5N, los investigadores consideran que el movimiento fue deliberado.
La manipulación del dispositivo y la alarma de fuga
El episodio ocurrió pasada la medianoche del viernes, cuando el dispositivo de monitoreo alertó sobre una intervención. Bolsonaro reconoció haber utilizado un soldador: “Metí un soldador ahí por casualidad”, declaró. Sin embargo, para el juez Alexandre de Moraes, el hecho constituye una prueba directa de que buscaba romper la tobillera para facilitar una posible huida.
La alarma se activó en un contexto de tensión: ese mismo día, su hijo Flavio Bolsonaro había convocado a seguidores a una vigilia en la puerta de la residencia familiar, lo que –según el magistrado– podía servir de distracción para una maniobra de escape.
La sospecha de asilo y el rol de la Justicia
De Moraes señaló que la Embajada de Estados Unidos se encuentra a pocos minutos de la vivienda y recordó que el ex mandatario había sugerido la posibilidad de pedir asilo político en Argentina, en diálogo con el presidente Javier Milei. Para el juez, todos los elementos apuntan a una planificación orientada a evadir la acción judicial.
El Supremo Tribunal Federal difundió un video en el que Bolsonaro admite la intervención, reforzando los argumentos de la fiscalía. Aunque se dispuso que no sea esposado ni expuesto públicamente, el ex presidente quedó alojado en la sede de la Policía Federal de Brasilia, en una sala destinada a autoridades.
Reacciones y vínculos con otros aliados investigados
La Justicia recordó que otros allegados del expresidente, incluidos su hijo Eduardo Bolsonaro y el ex titular de inteligencia Alexandre Ramagem, dejaron el país en circunstancias sospechosas. En paralelo, Eduardo Bolsonaro cuestionó duramente al juez de Moraes en redes sociales, acusándolo de querer “matar” a su padre.
Bolsonaro, condenado a 27 años por encabezar el intento de golpe tras perder las elecciones de 2022, pide que su detención vuelva a ser domiciliaria por razones de salud. El lunes, el Supremo Tribunal analizará si mantiene esa condición o si pasa a un régimen carcelario común.
Mientras la Justicia define su futuro inmediato, la situación judicial de Jair Bolsonaro se agrava. Las investigaciones buscan determinar si la manipulación de la tobillera fue un acto fortuito —como sostiene la defensa— o parte de un plan de fuga que podría complicar aún más su ya delicado panorama penal.




