El haber mínimo de los jubilados sufrió una nueva caída real durante octubre, afectado por el congelamiento del bono de $70.000 que mantiene el Gobierno. El ingreso total apenas supera la línea de pobreza, marcando un preocupante escenario para el sector pasivo.
Los números oficiales confirman lo que los jubilados sienten en sus bolsillos: cada mes pierden capacidad de compra. Según un análisis de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), al que accedió Canal12, el haber mínimo total registró en octubre una contracción del 3,9% en términos reales, profundizando una tendencia que se mantiene durante 2025.
El impacto del bono congelado en los ingresos
Aunque la jubilación mínima se ajustó por movilidad y alcanzó los $326.298, al sumarle el bono fijo de $70.000 -inalterado desde marzo- el total llegó a $396.298. La clave del problema está en la inmovilidad de este refuerzo: mientras la inflación avanza, el bono mantiene su valor nominal, generando una pérdida interanual del 23,8% en su poder adquisitivo. Este congelamiento se refleja en las cuentas de ANSES, donde el programa que financia estos complementos registra una caída real del gasto del 28,9% en lo que va del año.
Jubilados al borde de la línea de pobreza
La consecuencia más dramática de esta erosión de ingresos se visualiza al comparar la jubilación con el costo de vida. En octubre, la Canasta Básica Total alcanzó los $392.815, lo que deja al haber mínimo total apenas $3.483 por encima de la línea de pobreza. Esta estrecha diferencia marca un escenario crítico para los jubilados que dependen de la mínima, quienes ven cómo mes a mes se reduce el margen entre su ingreso y lo necesario para no ser considerados pobres.
Una tendencia que se profundiza
La situación no es coyuntural sino que refleja un deterioro acumulado. En la comparación interanual contra octubre de 2023, la prestación mínima total muestra una pronunciada baja del 17,2%. Los analistas advierten que, de mantenerse el bono congelado, la pérdida de poder adquisitivo se acelerará en los próximos meses, llevando potencialmente a que la jubilación mínima quede por debajo de la línea de pobreza, algo que no ocurre desde la implementación de este refuerzo.
El congelamiento del bono jubilatorio evidencia la vulnerabilidad de los adultos mayores frente a la inflación y plantea un desafío urgente para la política previsional, en un contexto donde cada punto porcentual de pérdida se traduce en menos alimentos y medicamentos para el sector más vulnerable.




