Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos llevaron a cabo este jueves un nuevo ataque en aguas internacionales del Pacífico Oriental contra una embarcación sospechosa de narcotráfico, causando cuatro muertes.
Según informó el medio internacional Deutsche Welle (DW), el ataque eleva a casi 90 el número de fallecidos en esta controvertida campaña militar iniciada en septiembre, mientras el Senado estadounidense investiga su legalidad.
El ataque y la respuesta de Estados Unidos
Según el Comando Sur de EE.UU. (Southcom), la operación fue dirigida contra una “embarcación en aguas internacionales operada por una organización designada terrorista” que transportaba narcóticos y transitaba una ruta conocida. Un video publicado en redes sociales por el Pentágono muestra una lancha a gran velocidad siendo impactada por un proyectil y reducida a escombros en llamas.
La orden del ataque fue emitida por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien actualmente enfrenta un intenso escrutinio mediático. Las autoridades estadounidenses calificaron a los fallecidos como “cuatro narcoterroristas varones” y justificaron la acción dentro de su estrategia de combate al narcotráfico en la región.
Escrutinio legal y tensión con Colombia
La operación llega en medio de una fuerte presión política y legal contra la campaña «Lanza del Sur». Este jueves, el almirante Frank Bradley rindió cuentas ante un comité del Senado de EE.UU. que investiga, a puerta cerrada, si las órdenes del presidente Donald Trump tienen validez legal.
La estrategia militar desató un rechazo internacional inmediato y dio pie a demandas legales. El presidente colombiano, Gustavo Petro, lidera las críticas. Acusa a Estados Unidos de violar la soberanía regional y cometer «ejecuciones extrajudiciales». Este reclamo tomó forma jurídica cuando se presentó una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por la muerte de un pescador colombiano en un ataque anterior. Se trata de la primera acción legal formal contra estas operaciones.
Con las cuatro nuevas muertes, la ofensiva estadounidense deja cerca de 90 víctimas. La región observa con preocupación cómo Trump sugiere extender las operaciones a territorio venezolano. La escalada mezcla la lucha contra las drogas con una crisis diplomática y un creciente debate sobre la legitimidad de estas intervenciones militares.




