Cocinera de Chubut impulsa platos con algas y frena una invasión marina.
En Camarones, una localidad costera de Chubut, la cocinera Carola Puracchio encontró una forma innovadora de transformar un problema ambiental en una oportunidad culinaria. A través de sus platos elaborados con Undaria —un alga exótica e invasora que avanza en la costa patagónica desde hace más de tres décadas—, impulsa una propuesta nutritiva, sustentable y replicable por otros cocineros. La información se extrajo, según informó Río Negro, que detalló el crecimiento de esta iniciativa regional.
Una especie invasora convertida en ingrediente nutritivo
La Undaria, originaria de Asia, fue detectada en el país en 1992 y se expandió rápidamente por la Patagonia. Hoy se encuentra desde Santa Cruz hasta Mar del Plata y amenaza con llegar a Brasil. Prolifera velozmente y forma espesos “bosques de algas” que impiden el ingreso de luz al fondo marino, afectando el ecosistema.
Carola decidió actuar cuando una bióloga marina le sugirió una acción simple y contundente: cocinarla. La cocinera descubrió que el alga, además de ser una problemática ambiental, podía convertirse en un superalimento rico en vitaminas A, B12 y C, omega, calcio e hierro. Su uso, lejos de erradicar la especie, contribuye al menos a ralentizar su propagación y generar conciencia local.
De la cocina familiar a una propuesta gastronómica sustentable
Criada entre ollas y recetas en Camarones, Carola encontró en la cocina una vocación que se volvió proyecto laboral recién en el año 2000, cuando comenzó a preparar cáterings en Trelew. Años después regresó a su pueblo natal, donde combinó su empleo en una planta pesquera con reemplazos en un restaurante local.
Fue allí, en plena pandemia, cuando asistió a un taller dictado por la bióloga marina Carolina Pantano y conoció el mundo de las algas. Aprendió cómo llegó la Undaria a la región, catalogada hoy como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El desafío: lograr que la gente quisiera comer algas. Su primera receta —salmón grillado con algas acompañado de un omelette de algas y queso— se transformó en un éxito que abrió un camino sin retorno.
Cosecha local, nuevos sabores y talleres para toda la comunidad
Carola incorporó una rutina: caminar hasta la bahía, esperar la baja marea y cosechar el alga directamente desde las rocas. A veces también recibe Undaria recolectada por un joven buzo que consigue piezas más profundas.
Ese hábito se transformó en un proyecto gastronómico y educativo. A prueba y error creó buñuelos, escabeches, ensaladas y preparaciones que dejaron atrás el prejuicio del “sabor raro” de las algas. Con el tiempo, comenzó a dar talleres en localidades cercanas para enseñar a recolectar, conservar y cocinar este recurso natural con enfoque ambiental. Su propósito: que muchos cocineros incorporen las algas a sus menús, tal como ya sucede en su región.
De Camarones al turismo gastronómico: nace Amar Algas
Con la experiencia acumulada, Carola dio forma a Amar Algas, su emprendimiento ubicado en un “camps hotel” frente al mar. Allí recibe visitantes que buscan experiencias de naturaleza, descanso y sabores regionales.
Para ella, el proyecto también es una forma de revalorizar la Ruta 1 y la cultura marina chubutense, además de fortalecer la identidad gastronómica local. “Estoy en medio de la nada, aunque con todo lo que necesito para vivir”, sostiene con orgullo quien convirtió una amenaza ambiental en una alternativa innovadora para la cocina patagónica.




