La LXI Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur comenzó este sábado en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú con un gesto que captó todas las miradas: un frío y breve saludo entre el presidente argentino, Javier Milei, y su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
El encuentro se desarrolla bajo la sombra del nuevo aplazamiento de la firma del histórico acuerdo comercial con la Unión Europea, que frustra las expectativas del bloque sudamericano.
Un Encuentro Bilateral Tenso y un Contexto Complicado
Minutos después de la tradicional «foto de familia» con vista a las Cataratas del Iguazú, se produjo el esperado cruce entre los dos mandatarios. El saludo, en el que también estuvo presente el canciller argentino Pablo Quirno, fue formal y distante, reflejando la conocida tensión ideológica y política que existe entre ambos gobiernos. Este clima llegó a un foro que ya estaba marcado por la decepción. La Comisión Europea pospuso este viernes la firma del acuerdo con el Mercosur, prevista para este sábado, debido a la falta de consenso interno, principalmente por la oposición de Francia y las dudas de Italia.
La Agenda Común: La Paciencia ante el Aplazamiento Europeo
A pesar de las diferencias bilaterales, los socios del Mercosur lograron una postura unificada frente al revés. El bloque aceptó el aplazamiento solicitado por Europa, aunque con un claro mensaje de que la paciencia no es infinita. El canciller paraguayo, Rubén Ramírez Lezcano, cuya país asumirá la presidencia temporal del bloque, fijó la posición: «Estamos dispuestos a avanzar, entendiendo que Europa tiene sus plazos… pero al mismo tiempo los plazos no son infinitos». La nueva fecha tentativa para la firma es el 12 de enero, posiblemente en Paraguay.
Las Prioridades Divergentes Dentro del Bloque
Mientras buscan una voz común frente a la UE, las diferencias internas sobre el futuro del Mercosur son evidentes. El presidente Milei llega a la cumbre con el objetivo de impulsar una mayor flexibilización y apertura comercial del bloque, abogando por que los países puedan negociar acuerdos bilaterales con mayor agilidad. Esta visión es compartida en cierta medida por Uruguay, cuyo canciller, Mario Lubetkin, pidió formalmente flexibilizar las reglas para negociar con terceros, argumentando los distintos ritmos y necesidades de cada país. En contraste, Brasil y otros socios priorizan la consolidación del acuerdo con Europa y la unidad del bloque para negociar en conjunto.
La cumbre de Foz de Iguazú expone la dualidad del Mercosur actual: capaz de consensuar una postura de frustrada paciencia frente a un socio externo, pero al mismo tiempo navegando por aguas internas cada vez más divergentes. El frío saludo entre Milei y Lula simboliza no solo una distancia personal, sino las dos visiones contrapuestas sobre la integración que deberán convivir mientras el bloque espera, una vez más, la firma de un acuerdo que lleva más de un cuarto de siglo en negociación. Informo el medio Noticias Argentinas.




