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En medio de una nueva embestida megaminera, la lucha de Esquel y todo Chubut cumple dieciocho años. Aquellas primeras asambleas y la primera marcha masiva el 4 de diciembre; el plebiscito y la ley provincial; las nuevas empresas que llegaron con sus empleados en los medios y en los gobiernos; las asambleas que tomaron la iniciativa y nunca dejaron la calle. Un repaso por la historia de un pueblo consciente y luchador, que nuevamente le está dando lecciones a quienes gobiernan dándole la espalda.

Allá por octubre del 2002, se realizaban las primeras asambleas vecinales ante la alerta que generó en la población el conocimiento de que se pretendía realizar, a solo seis kilómetros de la ciudad, un megaemprendimiento minero que movería toneladas de piedra y utilizaría agua con cianuro para extraer oro.

A fines de noviembre, tras esos debates, se llevó a cabo la primera marcha bajo la consigna “No a la Mina” y, en esos agitados días, la población se dirigió al Concejo Deliberante para exigirles a los representantes información y una postura al respecto. Se logró una “sesión abierta” en la Sociedad Española para el 2 de diciembre y la posterior suspensión de la Audiencia Pública que iba a realizarse el día 4.

Para ese día, estaba convocada una nueva marcha en la que, lejos de cancelarse, el pueblo salió a las calles para reafirmar su postura y festejar el triunfo popular. Fue la primera movilización realmente masiva, en la que participaron también manifestantes de Trevelin y de la Comarca del Paralelo 42. De este modo, los gobernantes que pretendieron hacer entrar a la minera sin consultar a la sociedad, aceptaron convocar a un plebiscito que, en principio, no era vinculante, pero el nivel de participación social y el resultado hicieron que no queden dudas: más de 8 de cada 10 habitantes de Esquel estaban en contra del proyecto minero en su cordón montañoso.

¿Pero por qué tanto alboroto?

Lo que en pocos meses la sociedad esquelense tuvo que aprender, informarse y compartir a sus pares, era de qué se trataba esto de la megaminería. A partir de contactarse con otras (?) poblaciones del país y de Latinoamérica para conocer sus experiencias, se tomó dimensión de las consecuencias que el proyecto tendría: desde las afectaciones al ambiente, los cambios en los modos de vida y cómo las deslumbrantes promesas sobre trabajo y desarrollo no se cumplían en las regiones mineras.

Lo primero que activó la alarma fue el cianuro que la minera pretendía usar para separar el oro de la piedra. Pero no era el único aspecto ambiental. La minera utilizaría grandes volúmenes de agua, generaría polvo en suspensión, drenaje ácido, deforestación y abriría un enorme pozo en la montaña de la que brota el agua que en parte abastece a la laguna Willimanco y de ahí se dirige hacia la toma de la que se provee la ciudad. A medida que se investigaba sobre la megaminería en otras regiones del mundo, se confirmaba que además de los accidentes recurrentes, la actividad genera una contaminación inevitable por sus propias características.

Así se fue enterando la población esquelense de que en la megaminería participan empresas trasnacionales que cotizan en bolsa y funcionan captando accionistas. Empresas realmente grandes y desterritorializadas: la mayoría figura con sede en Canadá, pero sus inversores son de todas partes del globo y no tienen vinculación con los territorios que explotan.

La megaminería ocupa superficies extensas, de miles de hectáreas. Y por medio de las exploraciones se determina el lugar posible a explotar, dado que el metal no se encuentra puro, en vetas, sino diseminado en el ambiente a razón de pocos gramos por tonelada de piedra. Por eso hablamos de “megaminería”, que es minería a gran escala. Grandes extensiones, millones de toneladas de piedra molida y pulverizada, millones de litros de agua, toneladas de químicos y enormes necesidades energéticas: un uso descomunal de energía eléctrica y combustible.

Por eso, para que un proyecto sea factible, las empresas analizan la ley mineral (cuál es la relación gramo de metal por tonelada de piedra), qué extensiones se deben dinamitar y remover, qué infraestructura hay que desarrollar, cómo es el acceso al agua y cuánto va a costar el transporte de la electricidad, la mano de obra, la maquinaria, los insumos y la exportación de lo extraído.

A estos cálculos, se les suman aspectos sociales y políticos. En nuestro país, las empresas gozan de leyes que les aseguran el negocio, muchas más garantías y subsidios que cualquier actividad sustentable. Hasta pareciera que las redactaron las mismas empresas, si no fuese porque ni lo que hay les alcanza y siempre piden más.

Toda esta información fue recolectada y puesta en común en las primeras asambleas. Vecinas y vecinos aportaron sus conocimientos sobre química, medicina, economía, o sus propias experiencias: todavía estaban frescas las promesas incumplidas en la construcción de la represa sobre el río Futaleufú.

Las empresas habían hecho todos los cálculos, y los números cerraban. Toda la infraestructura estaba a su disposición (ruta nacional, aeropuerto, tendidos de alta tensión, un cordón montañoso que provee agua, una ciudad a pocos kilómetros) y una muy buena relación en gramos de oro por tonelada de piedra.

Lo que todavía no tenían en cuenta en ese momento era que se iban a encontrar con el rechazo de la sociedad, y que iban a tener que invertir bastante más si pretendían dar la pelea.

Primeros triunfos populares

Con el resultado del plebiscito de Esquel, las acciones de Meridian Gold se fueron a pique. Pero la movilización popular no se detenía y, desde la legislatura, buscaron un mes después frenarla (o contenerla) con una ley que, si bien no es completa, hasta hoy prohíbe la minería a cielo abierto y el uso de cianuro, la ex Ley 5001, hoy denominada LEY XVII-Nº 68. Si bien la ley contemplaba una posible zonificación –que tenía que realizarse en 120 días corridos- el artículo venció sin aplicarse, con lo cual hace 17 años la ley es efectiva en toda la provincia.

La legislación vigente complica los planes económicos de las mineras. Si bien no está prohibida la megaminería en su totalidad, sí lo están sus variantes más rentables. Eso llevó a que las mineras sigan explorando el territorio chubutense y tanteando alternativas para avanzar con algunos de los proyectos. Lo único que las detuvo fue la movilización popular.

Desde aquel 4 de diciembre,Esquel marcha todos los meses. A eso hay que sumarle todas las movilizaciones espontáneas o surgidas entre cuatro y cuatro, y las de los 23 de marzo en que se conmemora el plebiscito. Durante algunos años, en donde no se veían intenciones de las mineras, la marcha se sostenía con menor participación, cual llama piloto de un calefón. Cada vez que las mineras o los gobernantes insinuaban alguna posibilidad de querer reactivar un proyecto minero, la llama piloto se convertía en un fuego mayor y la población volvía a ratificar su NO masivamente en las calles.

Mineras de mayor peso entran a la cancha

Como se indica al comienzo, las mineras trasnacionales no tienen un apego territorial ni mucho menos. Su patria son las ganancias extraordinarias y pueden comprar y revender proyectos, explorarlos y venderlos, cambiarlos como figuritas e, incluso, bajar la persiana e irse cuando no les brindan lo que esperan.

Es más, hay empresas que se dedican a comprar proyectos a bajo precio por el rechazo social ya generado, para imponer su poder de lobby y esperar algún tiempo en que puedan dar el zarpazo. Una de ellas es Pan American Silver (PAS), quien compró el proyecto Navidad en la meseta chubutense. El descubrimiento lo había realizado una empresa denominada IMA, a partir de información confidencial de la minera Aquiline que había descubierto el yacimiento Calcatreu en Río Negro, pero dentro del mismo macizo rocoso. Un tribunal canadiense obligó a IMA a entregar el proyecto a Aquiline y esta se lo vendió a Pan American Silver, que ya había realizado el principal trabajo sucio: remover un chenque (un enterratorio de 1200 años) que ponía en peligro el proyecto por su valor arqueológico y sagrado para los pueblos originarios.

PAS es una de las mineras de plata más grandes del mundo. Tiene sede en Canadá pero, salvo por una mina de oro en ese país, sus operaciones están dispersas por Latinoamérica. Se caracteriza por comprar proyectos conflictivos y sus inversiones más destacadas se encuentran en Guatemala, en una mina frenada por la oposición de la población, y en México, en donde se instaló en territorios y se apoyó en la violencia narco para desplazar a la población que vivía en la zona del proyecto. En Perú, hizo lo contrario: tras recibir 22 multas por daños ambientales, en lugar de hacerse cargo, vendió el proyecto a otra minera. Los nuevos dueños dejaron Quiruvilca y, desde entonces, la mina está abandonada, con inestabilidad en sus depósitos de desechos y generando drenaje ácido, contaminando las aguas de agricultores a quienes nadie les brinda respuestas.

En Chubut, PAS apunta a un negocio similar. En 2009, compró el proyecto Navidad sabiendo de la ley que prohíbe su explotación y se dedicó al lobby político, apostando fuertemente a los medios de comunicación. La minera se apoya en el abandono estatal de la región para proponerse como quien llevará a la meseta central energía eléctrica, transporte e internet: servicios y derechos en los que el Estado incumple.

La otra minera que adquirió un proyecto devaluado con la intención de poder explotarlo en un futuro es Yamana Gold, también con sede en Canadá. Para evadir la ley que prohíbe la minería a cielo abierto, diseñó un proyecto por galerías, pero también comenzó a operar de manera subterránea, es decir, a escondidas de la sociedad.

La nueva minera se apoyó en la filial local “Minas Argentinas S. A.” para proponerse un lento trabajo que logre cambiar la percepción de la sociedad sobre la actividad. Comenzó por cambiar el nombre del proyecto y, de paso, el del pueblo de Esquel: en su informe anual del año 2010, ofrecía un proyecto en la “Sierra de Suyai”, a seis kilómetros de una localidad con el mismo nombre. Coincidentemente, en el supuesto Suyai, la empresa se encontraba trabajando para revertir el rechazo generalizado de la población que, con un plebiscito, había frenado el proyecto de una empresa anterior. Otra paradoja, la traducción de Suyai en quichua es esperar, o bien, esperanza.

También de forma subterránea, Yamana Gold contrató a un operador mediático que, como periodista, se instaló en la mañana radial esquelense sin blanquear quiénes eran sus patrones. A finales de 2011, Ricardo Bustos le entregó a una periodista un tarjeta personal, en la que se presentaba como “Gerente de Relaciones Comunitarias de Suyai del Sur S. A.” con el logo de la minera canadiense. Bustos no solo operaba desde el micrófono, sino que se había encargado de organizar charlas a las que invitaba particularmente a vecinos y vecinas con necesidad de trabajo, y les enviaba un remis el día de la reunión clandestina.

Las operaciones subterráneasse descubrieron, las asambleas se volvieron a llenar de participación y la población se movilizó para clausurar simbólicamente las oficinas de Minas Argentinas S. A., lo que se lograría oficializar en 2013, bajo la sanción de una ordenanza que negó la habilitación comercial para el ejercicio de actividades prohibidas. Yamana Gold, salvo por perder una apelación judicial en 2014 y por no lograr ubicar a su vasallo en Radio Nacional en 2017, no volvería a ser noticia hasta el 2020.

Las asambleas toman la iniciativa

Paralelamente a estas operaciones de Yamana Gold, el gobierno de Martín Buzzi intentó en 2012 aprobar un marco regulatorio para la actividad hidrocarburífera y minera. Con el apoyo de Nación y de gran parte de los legisladores, el gobernador debió haber creído que el pueblo no tenía memoria, o quizás confundió el apoyo de algún sindicato y la legislatura con tener licencia social. Pero la sociedad retomó las asambleas y la calle en forma masiva, nuevamente dijo presente y se manifestó, y recibió, como contraparte, la represión paraestatal de la UOCRA en la legislatura.

En esos meses, se fue conformando la UACCh (en ese entonces Unión de Asambleas Ciudadanas de Chubut, hoy Asamblea de Comunidades). Buzzi intentaría volver a presentar su marco minero el año siguiente, pero ya estaba cada vez más claro que la lucha era provincial. Se venían las elecciones legislativas de 2013 y se lanzó “La otra campaña”, que buscaría desde abajo poner en discusión lo que los candidatos evitaban discutir: el No a la megaminería era definitivo y era necesario buscar modelos de desarrollo sin saqueo y sin contaminación.

Para ello, se resolvió hacer uso de una interesante herramienta de democracia participativa que habilita la Constitución Provincial, por medio de la cual la sociedad puede presentar sus propios proyectos de ley. Si estos están avalados por la firma de al menos el 3 % del padrón electoral, la legislatura debe tratar el proyecto obligatoriamente en un lapso máximo de seis meses.

Esta herramienta no había sido utilizada aún en la provincia. Las asambleas se propusieron elaborar un proyecto que mejore la ley 5001, dado que estano prohíbe distintas modalidades de megaminería (como la subterránea por galerías) y permite la exploración del territorio por parte de las empresas, lo que les había permitido a las mineras en Navidad contaminar el territorio y algunas aguadas, así como remover el chenque.

En Agosto de 2013, se lanzó la campaña y, para mayo del año siguiente, el proyecto ingresó a la legislatura avalado por 13 007 firmas. Cumplidos los seis meses, la legislatura debió tratarlo obligatoriamente, y, a finales de 2014, se llevaría a cabo la más alta traición de quienes deberían estar en sus bancas para representar a la población. En una sesión bochornosa, que tomó relevancia nacional por la foto lograda sobre un celular del legislador Gustavo Muñiz, quien recibía instrucciones en directo sobre cómo redactar el proyecto por parte del gerente de Yamana Gold, Gastón Berardi, legisladores y legisladoras hicieron de la Iniciativa Popular una ley minera. Pero fue tal el escándalo que, tras la asunción del gobierno, fue derogada antes de que se ponga en marcha.

El cambio de gobierno nacional en 2015 no modificaría mucho la situación en la que desde el poder central se busca imponer a las provincias con modelos de desarrollo primarios, basados en la explotación de la naturaleza a costa de la salud del territorio y la población. Las reuniones presidenciales con el CEO de Pan American Silver y con representantes rusos de mineras que buscan extraer uranio en Chubut adelantaban lo que se venía. A nivel provincial, se destacaba el desembarco del sindicato jerárquico minero ASIJEMIN, que realizaba actividades y recibía currículums, y la recolección de 20 000 mil firmas en diez días contra un nuevo proyecto de zonificación.

El hecho más destacado fue la Cumbre Minera realizada en Telsen en febrero de 2018, que tuvo la visita del entonces Ministro de Energía y Minería de la Nación, Juan José Aranguren; la Cumbre finalizó con represión a los manifestantes tras el envío, por parte del gobierno de Chubut, de 300 policías a una localidad que no llega a los 600 habitantes. Nuevamente, la movilización ciudadana frustraba los planes de Nación y sus socios locales. Imposible no destacar la presencia de los entonces intendentes de Madryn (Sastre), Comodoro (Linares) y Trelew (Maderna), quienes junto a jefes comunales de la meseta hacían de nexo con Nación.

Mariano Arcioni, que venía de hacer campaña electoral contra la megaminería y de declararse como un defensor de un NO rotundo en entrevistas televisivas, así como de participar de la Cumbre Ambiental en la que aplaudió a un Das Neves que se había vuelto defensor del agua, evitó mostrarse en Telsen y se escapó todas las veces que pudo cuando le consultaron si sostenía su postura electoral sobre la megaminería. En su campaña de 2019, declaró que la minería no era un debate urgente, que podía darse en 50 o 100 años, que no era algo inmediato. Una mentira más en la línea de la ya bien conocida: “el mes que viene terminamos con el pago escalonado”.

2020: nueva embestida minera

Este 2020, en términos de megaminería, en verdad, comenzó en diciembre del 2019. En un almuerzo de fin de año de la Asociación Empresaria Argentina, un recién asumido Alberto Fernández exponía que habían logrado que salga una ley para hacer minería en Mendoza y que habían logrado explotar oro y plata en la meseta de Chubut. En ambas provincias, las leyes que limitan o prohíben la extracción de metales a cielo abierto o el uso de sustancias tóxicas como el cianuro seguían vigentes.

Unos días después, el 20 de diciembre, se trataría en una sesión extraordinaria de la legislatura mendocina la modificación de esa ley para permitir el uso de sustancias tóxicas antes prohibidas, como el cianuro y el ácido sulfúrico. La sanción se realizó en un edificio completamente vallado, con reclamos en toda la provincia, pero con un fuerte apoyo de los legisladores y las legisladoras del frente Cambiemos y del Partido Justicialista.

Lo que el gobierno nacional había confundido era que contar con un consenso de los principales partidos políticos no implicaba, de hecho, contar con licencia social: una enorme caravana hacia la capital, multitud de movilizaciones, cortes de ruta y tractorazos demostraron que la población no compartía el cambio de ley. La cancelación de la Fiesta Nacional de la Vendimia y otras actividades turísticas terminaron de demostrar que el rechazo era casi total. En pocos días, y no sin antes reprimir las concentraciones en Casa de Gobierno, el gobernador Rodolfo Suárez anunciaba que daría marcha atrás; diez días después de la sesión extraordinaria, volverían a reunirse en ambas cámaras para derogar la fallida ley y restablecer la vigencia de la 7722.

Unos meses después del Mendozazo, sin haber aprendido nada, apuntarían los cañones a Chubut. Comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio en el que se incluyó a la megaminería dentro de las actividades escenciales. Esto no implicaba solo a aquellas mineras que ya están explotando y extrayendo metales, sino que incluyó también al lobby y el trabajo subterráneo de las empresas y los funcionarios.

Ya en abril, el gobierno provincial publicaba en el Boletín Oficial la contratación de un “servicio de monitoreo de medios” para lo que le pagaban 450 000 pesos a José Luis Gaud, un asesor de Pan American Silver en el Proyecto Navidad que, en su currículum público virtual de Linkedin, se jacta de haber hecho “un manual para interpretar cómo trabajan los activistas del No a la Mina”.

Ese mismo mes, la minera Yamana Gold informaba en su sitio web que había cerrado un acuerdo con Eduardo Elsztain, empresario argentino-israelí dueño del grupo IRSA, la compañía inmobiliaria más grande del país, que también cuenta con importantes inversiones bancarias y en el agronegocio, no solo a nivel nacional sino también en Nueva York e Israel. El negocio de uno de los principales millonarios del país consiste en encargarse de los “asuntos legales, sociales y de gobierno” del Proyecto Suyai, y, en caso de lograr su aprobación, entrar como socio principal en la explotación.

Se veía venir una nueva embestida minera en la provincia, y las asambleas, que ya habían suspendido la marcha del 4 y el aniversario del plebiscito, entendieron que mientras nos pedían que nos quedáramos en casa los proyectos mineros estaban aprovechando para avanzar. Se decidió, entonces, con los protocolos correspondientes, iniciar la recolección de firmas para presentar una Segunda Iniciativa Popular que vuelva a demostrar que si hay que modificar alguna ley sea para alejar más la megaminería de la provincia.

Entre junio y finales de octubre, se recolectaron miles y miles de firmas. Paralelamente, se llevó a cabo un intenso trabajo de verificación con el padrón electoral provincial, con el que se logró presentar 30 916 firmas provenientes de toda la provincia. El requisito del 3 % del padrón fue más que duplicado. En pocos meses, se demostró que cada vez es más fuerte el rechazo a la megaminería y que este abarca a toda la provincia: los pueblos de la meseta firmaron con una amplia participación.

Sin embargo, el gobierno de Mariano Arcioni venía avanzando en dirección contraria. Entre los hechos públicos, se destacó la autorización del Instituto Provincial del Agua a la minera Pan American Silver para bombear agua del acuífero Sacanana y abastecer un campamento minero que no tendría razón de ser si no hubiese explotación. A nivel nacional, fue relevante la elección del Ministro de Hidrocarburos de Chubut, Martín Cerdá, como presidente del Consejo Federal Minero, un organismo dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo de Nación del que Chubut ni siquiera venía participando. A nivel provincial, se modificó la estructura de dicho ministerio, en el que se creó la Subsecretaría de Minería y un sinfín de dependencias destinadas a la actividad.

Se trata de un plan coordinado con la Secretaría de Minería de Nación, a cargo del sanjuanino Alberto Hensel, quien llegó al gobierno nacional después de hacer méritos como delegado de Barrick Gold en la Secretaría de Minería de dicha provincia; allí, se encargó de garantizar la impunidad de la empresa responsable de los derrames de agua cianurada que envenenaron con metales pesados el río Jáchal. Justamente fue Hensel quien dio a conocer estos trabajos en una reunión de la Comisión de Energía, Minería y Combustibles del Senado: ante la pregunta del senador por Chubut Alfredo Luenzo sobre qué estaban haciendo en Chubut, respondió que estaban acompañando la iniciativa del gobernador de desarrollar minería en la meseta y que habían mantenido al menos siete reuniones desde enero hasta octubre por ese tema. Mientras tanto, Arcioni seguía sin blanquear sus planes con la sociedad chubutense.

Un mes después, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Rawson, tras la correspondiente verificación de las firmas, enviaba a la legislatura la Segunda Iniciativa Popular, Arcioni presentaba el mismo día su propio proyecto, con la firma de todos sus ministros, incluso la de Fabián Puratich, el Ministro de Salud que días antes había declarado que no tenía una opinión formada sobre la megaminería en la provincia.

¿Y ahora qué pasa?

En legislatura hay dos proyectos que se contraponen. Uno representa el resultado de 18 años de debate social, es público hace más de seis años y fue discutido y apoyado por más de 30 mil firmas. El otro, el que medios provinciales presentan como el que “inaugura el verdadero debate”, pretende ser aprobado por Zoom en tiempo récord, esquivando las comisiones que deberían debatirlo y de espaldas a la sociedad, en un contexto signado por la peor crisis económica y social que recuerde la provincia, a la que se le suma una pandemia.

Sin embargo, no son solo las asambleas, los vecinos y las vecinas en históricas movilizaciones quienes se oponen al proyecto oficial. Conviene repasar la amplitud de sectores sociales que este último tiempo han alzado su voz contra la megaminería y contra la zonificación, o, al menos, que han pedido que algo tan trascendental y controversial sea discutido seriamente y no como pretende el gobierno provincial, comenzando por las autoridades científicas, académicas y tecnológicas, las principales autoridades del INTA, la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, el CENPAT-CONICET y la Universidad Tecnológica Nacional, quienes manifestaron que no fueron tenidas en cuenta para la elaboración del proyecto y que sin licencia social no hay comunidad que pueda tener un desarrollo sustentable.

Una multitud de parlamentos de pueblos originarios se han expresado ya mil veces reclamando que se les escuche y no se avance sin realizar la Consulta Previa que manda el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. Distintos Concejos Deliberantes han manifestado su oposición a la megaminería, a la zonificación, e incluso su apoyo a la Iniciativa Popular (Esquel, Trevelin, Puerto Madryn, Rawson, Lago Puelo, Cholila, Río Pico). Quienes representan a nuestra provincia en el Congreso Nacional, casi la totalidad de los gremios provinciales, las organizaciones de comerciantes, los productores agropecuarios, los prestadores de servicios turísticos, los trabajadores de áreas protegidas, los trabajadores de la salud, los artistas nacionales… una lista interminable en la que también se destacan organismos de Derechos Humanos y las iglesias Católica y Metodista llaman al gobernador a entrar en razón y escuchar al pueblo.

Si nos enfocamos en quienes deben legislar, y, a fin de cuentas, levantar la mano para representar o traicionar a la sociedad chubutense, en la legislatura no debería ser aprobada ninguna zonificación. Basta repasar las declaraciones de legisladores y legisladoras provinciales para comprobar que, si fuesen consecuentes con lo que han dicho, no habría posibilidad matemática de que esto se apruebe. El problema es justamente que nadie puede afirmar que no terminarán priorizando los intereses personales.

El pueblo está en la calle pidiendo a gritos que el resto del país ponga los ojos en la traición que se avecina. El presidente Alberto Fernández convocó a que, si alguna vez se equivocaba, el pueblo salga a la calle a hacérselo saber. El ejemplo mendocino demuestra que, aunque confundan apoyo político y empresarial con licencia social, la sociedad en la calle los hará mil veces retroceder. Nación deberá entender que, aunque tenga un plan minero para todo el país, no se lo pueden imponer a las provincias que ya decidieron otro futuro. La sociedad chubutense ya se expresó de todas las formas pacíficas e institucionales posibles. Queda ver hasta dónde están dispuestos quienes gobiernan a avanzar en contra de la concluyente voluntad popular que ya resolvió apostar por un futuro sostenible para las próximas generaciones, por un Chubut digno, sin saqueo y sin contaminación.

Casi todos en algún momento tuvieron el deseo de tomarse una foto con Diego Maradona. ¿Cómo sería poder estar al lado de tanta historia? Y seguramente quienes pudieron lograrlo tendrán esa sensación de privilegio, la de tener algo que todos quisieron y pocos pudieron.

Si bien para los famosos resultaba más accesible mantener un encuentro con Diego en situaciones de trabajo, festivales, encuentros o programas, quienes pudieron y tuvieron el placer de estar con él no dudaron en posar para una foto.

Jefes de Estado de Argentina, de Venezuela, Bolivia; músicos como Calamaro, Ciro Martinez, Freddie Mercury, Mick Jagger, Mercedes Sosa, entre otros tantos; famosos de la TV como Susana Giménez, Mirtha Legrand, Marley, Guillermo Francella, Ricardo Darín, Adrián Suar y muchos más; deportistas como Juan Martín Del Potro, David Nalbandian, Carlos Tevez, Ronaldinho, Messi, Ronaldo, Roger Federer, Manu Ginóbili y muchas figuras más están en la lista de los privilegiados.

Maradona con jefes de Estado
Diego Armando Maradona, durante un encuentro con el presidente argentino, Alberto Fernández  en la Casa Rosada.
Diego Armando Maradona, durante un encuentro con el presidente argentino, Alberto Fernández en la Casa Rosada
Diego Maradona, con Cristina Kirchner y Julio Grondona el día de la presentación de Fútbol para Todos.
Diego Maradona, con Cristina Kirchner y Julio Grondona el día de la presentación de Fútbol para Todos.
Diego Maradona junto al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante un acto de cierre de campaña electoral en Caracas.
Diego Maradona junto al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante un acto de cierre de campaña electoral en Caracas.
Diego Maradona con Fidel Castro en La Habana.
Diego Maradona con Fidel Castro en La Habana.
Maradona con el Papa Francisco
El Papa Francisco con Diego Armando Maradona, que viajó acompañado por Rocío Oliva y su hija Jana.
El Papa Francisco con Diego Armando Maradona, que viajó acompañado por Rocío Oliva y su hija Jana.
Maradona con músicos
Diego Maradona en Buenos Aires, con los músicos de Queen.
Diego Maradona en Buenos Aires, con los músicos de Queen.
Diego Maradona, junto a Joaquin Sabina y Charly Garcia.
Diego Maradona, junto a Joaquin Sabina y Charly Garcia.
Maradona con actores
Maradona, con Ricardo Darín y familia.
Maradona, con Ricardo Darín y familia.
Diego, con Maria Grazia Cucinotta, Diego Torres y Ricardo Darín, entre otros, en La Noche del 10.
Diego, con Maria Grazia Cucinotta, Diego Torres y Ricardo Darín, entre otros, en La Noche del 10.
Diego Maradona con Marley en Dubai.
Diego Maradona con Marley en Dubai.
Maradona con deportistas
Tyson levantando a Maradona en La Noche del 10. (Foto: AP)
Tyson levantando a Maradona en La Noche del 10.
Maradona saludando a Del Potro en Dubai. (Foto: AP)
Maradona saludando a Del Potro en Dubai.
Diego Maradona junto a David Nalbandian en el desafío solidario.
Diego Maradona junto a David Nalbandian en el desafío solidario.
Diego Maradona y Ronaldinho.
Diego Maradona y Ronaldinho.
Diego Maradona posando junto a Roger Federer.
Diego Maradona posando junto a Roger Federer.

“Rumbo al Centenario 1923-2023”, el municipio de Rawson documentará la historia de Playa Unión, en una producción audiovisual coordinada por la Secretaría de Cultura, Turismo, Deportes y Comunicación, enriquecida con testimonios de personalidades –algunas inmortalizadas en el recuerdo-, repasando las vivencias de épocas marcadas por la línea del tiempo.

El aniversario del balneario capitalino –una de las perlas turísticas por excelencia del Chubut-, se celebrará el próximo martes 17 de noviembre. “Elaboramos un documental audiovisual a partir de experiencias personales. Incluiremos perlitas de personas que ya no están físicamente, que contarán cómo era playa por esos años”, explicó el responsable del área municipal, Gabriel García.

En paralelo al documental “Rumbo al Centenario 1923-2023” de Playa Unión, el municipio, a través de la cartera cultural, continúa remodelando el Museo 1923 para tenerlo en condiciones, ante la proximidad de la temporada de verano.

“Tanto los Museos (1923 y del Puerto) como Aquavida, presentaron los protocolos sanitarios para que puedan ser visitados. Iniciada la temporada, organizaremos visitas guiadas con un número de personas razonables, de acuerdo a las dimensiones de cada lugar”, comentó García.

Fue una mujer que luchó constantemente por la recuperación y la valoración del patrimonio local y regional y desde 2005 se había convertido en directora Honoríca del Museo Regional Profesor Antonio Garcés.

Este viernes se conoció la triste noticia del fallecimiento de Matilde Diez, quien permanecía en una residencia para adultos mayores de la ciudad. Fue una mujer que luchó constantemente por la recuperación y la valoración del patrimonio local y regional, convirtiéndose en una palabra autorizada para consultar y en parte de la misma historia de Comodoro.

Desde 2005, tras jubilarse, se había convertido en directora Honoríca del Museo Regional Profesor Antonio Garcés, institución que adoptó como propia desde que realizara las gestiones -en la década del ’60- que permitieron que el museo se instalara en su actual ubicación, los ex Baños Públicos de la ciudad, convirtiéndose en defensora, difusora y cuidadora del invalorable material de un museo que se inició con la donación de la colección privada de Garcés a la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia en el año 1948, según informó Crónica.

Matilde Diez fue escritora, poeta, artista plástica, convirtiéndose en ícono de conocimientos de paleontología y de especies de la región. Fue consultada por gran cantidad de docentes y estudiantes comodorenses por décadas para conocer detalles de las riquezas que protegía en el museo o del desarrollo y vida social de la ciudad, de la que fue parte activa en sus más diferentes ámbitos.

El 27 de julio de 1996 se inauguró oficialmente lo que hoy es una porción de la historia del arte local y nacional

El Museo Municipal de Arte de Puerto Madryn (MuMA), dependiente de la Subsecretaría de Cultura, celebra hoy un nuevo aniversario, que se remonta al 27 de julio de 1996, cuando se inauguró oficialmente lo que hoy es una porción de la historia del arte local y nacional.

Cabe mencionar que, ante esta situación sociosanitaria que afectó las actividades en los diferentes ámbitos, el MuMA continuó trabajando en búsqueda de alternativas a través de la virtualidad. En los últimos meses, entre los ciclos de entrevistas que se realizaron, se presentó “La obra comentada”, donde se le dio la palabra a distintos artistas para que analicen las obras patrimoniales. Asimismo, se celebró el Día Internacional de los Museos, invitando al público a participar enviando por correo fotos, dibujos, collage, pinturas o escritos, y se organizó una convocatoria a artistas locales para la muestra virtual denominada #PintaMadrynEnCuarentena. Además, continuaron los trabajos de restauración y conservación preventiva así como diferentes actividades en el área de Educación.

UN POCO DE HISTORIA

En 1970 nació la Colección Municipal de Arte con una donación del artista Gonzalo Fernández, entonces radicado en la ciudad.

En junio de 1989, a través de Dirección Nacional de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura de la Nación, se recibieron en carácter de donación obras de importantes maestros del arte argentino como Ricardo Carpani, Nicolás García Uriburu, Raúl Alonso y Luis Felipe Noé, entre otros. En septiembre del mismo año se firmó un convenio de cooperación entre la Municipalidad de Puerto Madryn y la Fundación de la República, representada por el entonces senador Hipólito Solari Yrigoyen, a los efectos de coadyuvar a la formación y funcionamiento del Museo de Arte de Puerto Madryn.

Creado por la Ordenanza 846/94, el Museo Municipal de Arte se inauguró oficialmente el 27 de julio de 1996.

Trabajadores estatales de distintos sectores presentaron en el centro una muestra que visibiliza la cantidad de acciones de reclamo que hicieron a lo largo de estos años.

Una nueva jornada de movilización encuentra a los estatales de distintos sectores. Se trata de una muestra en imágenes que intenta demostrar los años de lucha. Están presentes salud, educación, brigadistas, entre otros.

La concentración es en Rivadavia y 25 de mayo. La exposición tiene diferentes momentos de reclamo a lo largo del tiempo.

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El cuartel de Bomberos Voluntarios de Gaiman celebró ayer sus 31 años de historia. No pudo efectuarse formación ni un encuentro especial, pero sí se destacó este acontecimiento, cuando los bomberos están brindando servicio en un momento especial.

Alejandro Díez, jefe del Cuerpo Activo de los Bomberos de Gaiman, en diálogo on FM El CHUBUT, destacó a bomberos y bomberas, y al trabajo que se está desarrollando. Forman parte del Comité de Emergencia junto al intendente, policía y personal del Hospital.

Actualmente, el cuerpo activo está conformado por 20 bomberos y bomberas, hombres y mujeres de Gaiman. «Tenemos personal activo, se suspendieron las reuniones dentro de la institución, como los dictados de partes teóricas y de aprendizajes que hacíamos los días sábados, y ahora estamos realizando cursos interactivos a través de internet, clases virtuales y online».

Asimismo, dijo Diez, «concurrimos a la institución a hacer mantenimiento de unidades y de las instalaciones, y ante cualquier emergencia se acude».

En cuanto a las intervenciones en los últimos tiempos, señaló que en la jurisdicción se producen muchos incendios de pastizales y forestales en la zona rural; pero que este año comenzaron a disminuir.

Hay una ordenanza municipal vigente desde el 2018 que aborda la prohibición de quemas, de todo tipo de residuos dentro del ejido urbano y dentro de zona rural «puede haber quemas, pero con permiso autorizado por nuestra institución, para que no haya riesgo, llegado el caso haya vientos u otros inconvenientes».

El Senado sancionó hoy por unanimidad las primeras tres leyes a distancia de la historia parlamentaria del país, con beneficios tributarios y de protección para los trabajadores esenciales que cumplen tareas en el combate del coronavirus, en la segunda sesión virtual desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio.

De los tres proyectos sancionados, la norma que exime de pagar ganancias al personal de la salud y de seguridad que efectúe guardias u horas extras mientras dure la pandemia fue la única que generó reparos de la oposición por considerar que la medida «se quedaba a medio camino».

Un total de 71 senadores votaron en forma electrónica a favor de la exención de ganancias y de la creación de un programa que dispone un protocolo de protección para el personal de salud y un convenio con la Cruz Roja que regulariza la situación jurídica de ese organismo en el país.

La sesión de carácter remoto transcurrió esta vez sin ningún tipo de inconveniente técnico y se extendió durante cinco horas y media conducida por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien se alternó en el debate con la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma.

Los mayores contrapuntos durante el debate virtual se suscitaron entre senadores del oficialismo y de la oposición en torno a las responsabilidades sobre la situación económica en que el gobierno del Frente de Todos recibió al país en diciembre de 2015.

En el inicio de la sesión, la vicepresidenta aludió al altercado que mantuvieron durante la semana el senador del FdT Carlos Caserio y su par radical Martín Lousteau e ironizó con el episodio al señalar que si bien pensó que podía «volar un micrófono» la situación sirvió para demostrar que la virtualidad no ponía en riesgo la calidad de los debates.

Más tarde, los senadores del FdT, Oscar Parrilli y José Mayans, enumeraron medidas del macrismo a las que juzgaron como «perjudiciales» para el país.

Mayans, jefe de los senadores del oficialismo, valoró sin embargo «el apoyo unánime» a las tres leyes sancionadas, dijo que «esto no terminaba acá» y que había que seguir trabajando en más medidas para mitigar la pandemia, pero se expresó en duros términos ante las críticas de la oposición al proyecto sobre ganancias.

«Acá hay algunos que dicen ‘no miremos el pasado, miremos el futuro’ cuando hubo un gobierno que entregó al país, hizo un desastre y ahora se están preguntando por qué no le damos más a los trabajadores», disparó el senador formoseño y advirtió que había que revisar «la deuda impagable» que dejó el gobierno anterior.

La oposición votó a favor de las normas pero calificó a la ley sobre ganancias como «discriminatoria» porque el beneficio no abarcaba a la totalidad de los trabajadores esenciales y, si bien apoyó el proyecto sobre la Cruz Roja, se abstuvo en algunos artículos referidos a contrataciones directas y convenios de cooperación.

El jefe de los senadores de Cambiemos, Luis Naidenoff, ratificó el apoyo en general a las medidas pero dijo que eran insuficientes y advirtió que no estaba en desacuerdo con «mirar el pasado» pero consideró que sólo serviría si esto se hacía con una mirada también de futuro».

Parrilli también sumó cuestionamientos a la oposición y durante su exposición enumeró las medidas judiciales que se tomaron en contra de referentes del kirchnerismo durante el gobierno de Mauricio Macri.

La vicepresidenta tuvo que interrumpirlo para decirle que se la había acabado el tiempo y que necesitaría «una sesión complementaria» para detallar las causas que, según consideran, forman parte de «la persecución judicial» de la que fueron víctimas.

La agitación que vivió Buenos Aires por sus victorias en Tucumán, San Lorenzo y Salta motivó al diputado Vicente López a componer una marcha patriótica que, el 11 de mayo de 1813, alcanzó el rango de «canción nacional» por decreto de la Asamblea General Constituyente. El poema constituyó imaginariamente a la nación como comunidad de pertenencia, identificación que contenía marcados rasgos militarizados, habida cuenta de la guerra que sostuvo su surgimiento.

Para dar el esfuerzo reclutador extraordinario que la Guerra de Independencia requería, la Junta de Gobierno ordenó, el 11 de septiembre de 1811, que «todos los ciudadanos nacerán soldados, y recibirán desde su infancia una educación conforme su destino». La orden fue convertida en programa y la marcha de la patria, «que debían entonar los jóvenes diaria y semanalmente», fue herramienta fundamental para que «ninguno viva entre nosotros sin estar resuelto a morir por la causa santa de la libertad», como dice el oficio dirigido al Cabildo, publicado el 24 de julio de 1812 en la Gazeta Ministerial del Gobierno de Buenos Aires.

«El Himno Argentino en Obligado», original en la galeria de la Banda de Patricios (imagen Ejército Argentino)

Una composición impuesta por decreto, enseñada obligatoriamente en las escuelas e incluida en toda ceremonia podía resultar, de todos modos, totalmente impopular. Sin embargo, no ocurrió con la obra de López y Planes y Parera. Las diferentes crónicas testimonian la aceptación general del pueblo. Por ejemplo, José Díaz, que durante su infancia en 1814 y 1815, había integrado la Compañía de Fusileros del Colegio Franciscano de Varones de Mendoza y el Batallón General San Martín, en 1883, detalló a Bartolomé Mitre la experiencia cuando, el 25 de mayo de 1816, el pueblo cuyano festejó el día patrio:

«Nos formamos al costado de las infanterías veteranas; eran tres batallones número 7, 8 y 11 […] fuimos los oficiales de mi batallón a cantar el Himno Nacional en medio de la plaza, […] Lo primero que tocó la música fue la introducción, que es tan majestuosa y linda; el compositor de esta música fue inspirado por el mismo Dios. Entre esos oficiales se hallaban Valentín Corvalán, Indalecio Chenaut, Damian Huchón, Jorge Díaz, Eusebio Díaz y José Díaz. Cada uno de ellos pasó al frente, recitó una arenga y luego cantó una estrofa, alternados por todo el batallón, que coreaba el estribillo. Terminado el himno, el general palmoteó las manos con otro ¡viva la Patria!, mandó formar en columna y marchamos ¡que marcha tan entusiasta tocan las cajas! nos parecía que íbamos marchando con el General San Martín y el Ejército para Chile a dar libertad a los Chilenos y a los peruanos».

El país estaba en guerra y su marcha patriótica vehiculizó la necesidad bélica e identitaria del momento en pos de alcanzar una nación duradera. Esto mismo lo registró el viajero Henry Blackenridge, al detallar que los versos se cantaban «con tanto entusiasmo como lo habríamos hecho nosotros con nuestro Hail Columbia», y agregó:

«Este himno, […] es universalmente cantado en toda ocasión, en todas las provincias del Plata, tanto en los campamentos de Artigas, como en las calles de Buenos Aires; y es enseñado en las escuelas como parte esencial de la educación de la juventud. […] un día pregunté a un chico si iba a la escuela, “si señor, voy a la escuela”, Qué aprendes? “a escribir, contar y cantar a la patria”, contestó».

«Estreno del Himno nacional argemtino», Sala de Bandas del Museo Histórico Ejército (Foto Ejército argentino)

Así, en 1813, la marcha patriótica abandona las estructuras de pertenencia de la comunidad colonial y anuncia el nacimiento de una nación al justificar, legitimar y prestigiar los actos emancipadores. Diseña, asimismo, una nueva identidad que arropa intelectualmente a la nueva entidad que se forjaba en el ámbito político y militar. Su importancia radicó en la audacia del contenido: aun antes del Congreso reunido en Tucumán, preanunció la emancipación soberana de las Provincias Unidas del Río de la Plata, lo que sucedería efectivamente tres años más tarde. No solo anticipó la independencia, sino también la Constitución de 1853, porque proclamó la construcción de una nación soberana, basada en la libertad, igualdad y fraternidad como reglas de convivencia.

Hoy el presidente Alberto Fernández abrirá el 138° Período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. Ese número no es inocente, comenzó a contarse desde la apertura del 25 de mayo de 1862, cuando Bartolomé Mitre ocupó la presidencia, en forma interina, como vencedor de la Batalla de Pavón y se dedicó a dos cosas: perseguir sangrientamente a los restos del federalismo, y fundar una institucionalidad basada en ese triunfo. En aquella oportunidad se reunieron 15 senadores y 24 diputados luciendo impecables levitones de tela inglesa. También es ese el año en que se creó la Corte Suprema de Justicia. El conteo es polémico porque otras voces señalan que la primera Asamblea fue un 22 de octubre de 1854 en Paraná, Entre Ríos, con la participación de todas las provincias menos una: Buenos Aires. La Confederación Argentina realizó una Asamblea Legislativa con Justo José de Urquiza a la cabeza del Ejecutivo.

La Constitución establece que en ciertas ocasiones, muy especiales, la Cámara de diputados y la de senadores deben funcionar en conjunto y formar lo que se denomina Asamblea Legislativa. El presidente tiene la obligación de concurrir a la apertura de las sesiones y dar su discurso de evaluación de la situación y proyección de sus propuestas políticas. La fecha establecida del 1 de marzo es fruto de la reforma constitucional de 1994, la costumbre previa era hacerlo cerca del 25 de mayo. Sin embargo hubo muchos años en los que los presidente eludieron esta obligación: en 1866, 1914, 1917, 1918, 1919, 1920, 1921, 1922, 1929, 1939, 1941, 1942 en el primer caso Mitre se encontraba ausente en el frente en la guerra del Paraguay; en los demás casos se adujeron a veces razones de salud y otras, ninguna. Nótese que el más remolón fue Hipólito Yrigoyen, faltó a todas las que le correspondían.

En las primeras sesiones inaugurales, el Presidente sólo brindaba una breve alocución y dejaba en manos de quien preside la Asamblea el mensaje. Fue Domingo Faustino Sarmiento el primero que impuso la costumbre de leer el mensaje al inaugurar el octavo período de sesiones ordinarias, el 5 de mayo de 1869.

El 1º de mayo de 1984, cuando Raúl Alfonsín acudió por primera vez al Congreso para inaugurar las sesiones ordinarias ante la Asamblea Legislativa llevaba ya seis meses a cargo del Ejecutivo. Durante cerca de 50 minutos expuso su diagnóstico de la situación en que había encontrado el Estado, hizo foco en la arrasada institucionalidad y la devastada economía que había dejado la dictadura. Alfonsín hizo un llamado a la reconciliación, con citas a Santo Tomás y un pedido de «iluminar las acciones con la bondad»: «La reconciliación que proponemos, que debe ser una reconciliación profunda, no puede sino basarse en la verdad…con una sinceridad absoluta de corazón, podremos encontrarnos los argentinos”. A ese intento de hablar con el corazón ya sabemos que le contestaron con el bolsillo.

Carlos Menem habló ante el Congreso el 1º de mayo de 1990, llevaba ya casi 300 días al mando del Ejecutivo por la salida anticipada de su predecesor, el 8 de julio de 1989. Durante poco más de una hora, Menem dio poco espacio a la herencia recibida, que fue un proceso hiperinflacionario alucinante, expuso el que sería su plan de reforma del Estado y privatizaciones, que incluía «mejores reglas de competencia, una optimización de los gastos públicos en materia social y educativa, la modernización de la legislación laboral, y todo lo que haga a una profunda transformación del Estado y la Nación». Aparecían en escena los eufemismos del ajuste. El contexto era el de la caída del Muro de Berlín: “Mi gobierno se desentiende de las fronteras ideológicas, porque las únicas fronteras que nos interesa conquistar son las fronteras del progreso”. Crecía con fuerza el sentido común del fin de las ideologías y el fin de la historia. Pero la historia siguió.

El De la Rúa fue un discurso breve, en el que volvió a llamar a una transformación del Estado porque, según sus palabras «este que tenemos ahora no sirve para nada», «No exagero. Es chico, no tiene nada más que vender. Sin embargo, tiene una deuda que amenaza a todo el sistema y asfixia al sector privado». Tuvo pocos anuncios y muchas apreciaciones que pretendían justificar el ajuste que ya estaba llevando a cabo: «A nadie le gusta aumentar los impuestos. A nadie le gusta administrar la escasez. Pero yo no estoy aquí para hacer las cosas que me gustan, sino las necesarias. Y lo que el país necesita es eliminar su déficit para tener libre el camino del progreso y del crecimiento». Pareció que el país necesitaba otra cosa.

Eduardo Duhalde llevaba dos meses en el gobierno cuando inauguró las sesiones de 2002, en medio de la crisis política y económica desatada por la salida de De la Rúa, la declaración del default y la posterior devaluación. Habló unos 40 minutos con 130 legisladores ausentes. Eran días de agitación social, intentó llevar sosiego para todos los sectores «En estos momentos, el Estado no tiene posibilidades materiales de dar respuesta a todos los reclamos sectoriales al mismo tiempo», pero prometió «fijar un orden de prioridades para que los costos de la crisis no vuelvan a recaer sobre los sectores más vulnerables».

Por el adelantamiento de las elecciones de 2003 –tras el asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en la masacre de Avellaneda–, Néstor Kirchner llevaba más de 10 meses al mando del Ejecutivo cuando inauguró en 2004, el 122º período de sesiones: «No somos el gobierno del default. No queremos repetir los viejos errores ni eludir la responsabilidad histórica. No queremos persistir en el default, pero la más fría racionalidad indica que las recetas del pasado no pueden aplicarse». Y como si fuera un deja vu: «Seguro… vamos a tener el agravio cotidiano, de aquellos que nos acusan de ser irracionales porque decimos que tenemos que priorizar nuestra deuda interna… Pero cada vez que paguemos debemos tener en cuenta que hay millones de argentinos que están sufriendo el hambre y la exclusión porque hubo una dirigencia y organismos internacionales totalmente inflexibles a las realidades de nuestros hermanos».

El 1º de marzo de 2008, CFK tenía 80 días de presidenta, nadie podía presagiar que solo 11 días después iba a estallar el conflicto con las patronales rurales que fue la génesis del mapa político que signó a todo el gobierno de Cristina, y en gran medida dio nacimiento al bloque político que engendró al macrismo. Por primera vez en la historia no hubo discurso escrito, la Presidenta lo dijo sin leer: “Estamos por primera vez en cien años, en cinco años ininterrumpidos de crecimiento económico a tasas superiores al 4 y 5 por ciento. Si volvemos a crecer habremos completado el mayor período de crecimiento de toda nuestra historia”. Pero aquel día, casi como un presagio de lo que vendría, señaló a las fuerzas de seguridad, la Justicia, la banca privada y el empresariado como parte de un viejo problema irresuelto y llamó a un «acuerdo del bicentenario”.

A su turno, Macri retomó la receta neoliberal: defendió el ajuste del Estado, criticó el déficit fiscal y la elevada presión tributaria, atribuyó la inflación a la emisión monetaria y habló de “volver al mundo”. Los legisladores del FPV le reclamaban por los despidos, que ya superaban los 15 mil, por la prisión de Milagro Sala y por la feroz represión sobre las protestas sociales.

Cada una de estas inauguraciones estuvo signada por el dramatismo de una crisis argentina acuciante. La República de la crisis es lo que persiste. Y el discurso de hoy del Presidente, también en medio de una feroz crisis, genera otra persistencia: la esperanza de salir adelante.