El tibio intento de instalar en las estructuras mediáticas tradicionales la posible reelección de Mauricio Macri como presidente de los Argentinos, fue tan efímero e insolvente que no tuvo la amplificación que se esperaba, y hasta cierto punto fue percibido como un comentario poco serio en la atmosfera mediática. La intención reeleccionista en lo discursivo, estuvo vacía de argumentos y se promovió en un contexto poco alentador para el mandatario nacional, e incluso operó como una variable negativa que afectó su imagen.
Según datos oficiales, son 120 mil los puestos de empleos privados que se han perdido desde el inicio de la gestión Cambiemos, en tanto el índice de pobreza trepó al 32%. A esto hay que sumarle la pérdida del poder adquisitivo y las políticas de apertura económica que están afectando la industria nacional y que han fracturado a miles de pymes en todo el país.
El Lobby Mediático
Apostar a confundir y a resignificar las estafas y el engaño, parece una historia repetida en el ciclo democrático argentino. Utilizar el aparato estatal para promocionar una supuesta reparación histórica a Jubilados por juicios ganados al Estado que tienen sentencia firme, terminó siendo una negociación donde los abuelos pierden; esta medida fue atada a la ley de blanqueo de capitales, que ayudaría a pagar la supuesta “reparación”. La Diputada Nacional por el Frente Renovador Mirta Tundis se refirió a la medida como, “un ajuste administrativo a determinado sector de jubilados”.
La primera maniobra discursiva se inició cuando el presidente afirmó que, “sino hay acuerdo con los Buitres íbamos a caer en el Caos”; luego de eso sostener en el tiempo la idea de pesada herencia asociada a la corrupción fue una constante. El Subsecretario de Transporte de la Nación Ricardo Jaime, y su foto esperando a ser esposado en el interior de una celda, el Secretario de Obras Públicas José López, entregando una bolsa de dinero a una monja; familiares y amigos del empresario Lázaro Báez contando dólares que al parecer provendrían del desvío de fondos de la obra pública, y la cobertura de la excavadora buscando el dinero de Báez en Santa Cruz.
Luego de eso, hablar de revolución educativa en un marco de crisis del sistema educativo, argumentar que desde el 2010 no se genera empleo de calidad, mientras los despidos a cuenta gota y suspensiones se reproducían en todo el territorio. Afirmar que las pymes son las generadoras de trabajo genuino y paradójicamente facilitar la apertura económica perjudicando la producción nacional.
Entonces, las estructuras mediáticas tradicionales que tienen un nivel mayor de compromiso político y económico con la gestión presidencial, han contribuido a distraer la atención de la audiencia cargando las tintas sobre la corrupción de los funcionario de la anterior gestión; el filósofo canadiense Herbert Marshall McLuhan definía la atención que los medios le prestan a los temas, como “actores que se encuentran arriba del escenario y sobre quienes apuntan las luces”.
Mientras el tema corrupción, desfilaba por las pasarelas mediáticas mostrando sus diferentes atuendos, se creaban los cerrojos para profundizar la crisis y agravar la pesada herencia. Algunos sindicalistas, denominan al estado nacional como asociación transitoria de empresas.
El Relato y la Resignificación
La Licenciada en Comunicación Ismael Benítez, sostiene que el discurso presidencial y de segundas líneas se encuentran vacíos de contenidos, la maniobra discursiva que se utilizó para articular demandas dispersas, fue la de apelar a “preocupaciones generales, como inseguridad, narcotráfico, corrupción, femicidios, pobreza 0, desempleo etc.-, pero respuestas concretas no existen”.
La investigadora del discurso, marcó que la resignificación retorica ha sido otra de las variables apuntaladas, “el proyecto de ley *antidespido*, que intentó promover la oposición, fue catalogado por el propio presidente como ley *antiempleo*, generando un clima de confusión e incertidumbre en el espectro social”.
El aumento de los índices de pobreza, desigualdad, desocupación y precarización laboral. Sumado a los violentos incrementos en los servicios esenciales para el desarrollo de una comunidad y las medidas políticas-económicas que perjudican a las pequeñas y medianas empresas, convierten al gobierno de “Cambiemos” en Miope. Su escasa intensión de intentar orquestar demandas desperdigadas y la falta de capacidad para pensar cómo se construyen identidades sociales, los deja fuera de la categoría Popular, según la definición de populismo de Ernesto Laclau.
Al parecer, el sector popular es un segmento de la sociedad que está fuera de su alcance visual, ya que nuevamente los costos de la crisis se cargan sobre la espalda del trabajador, en tanto las grandes corporaciones y entidades financieras que saquearon las arcas del Estado el 2001 están exentas de compromiso con la crisis.
Su imposibilidad de leer el tablero político y barajar que para aspirar a una reelección la gestión presidencial tiene que pelear por el voto popular, brinda elementos para interpretar que solo se trató de llegar a la casa Rosada y obtener la credencial de presidente, por lo tanto la idea de reelección se movió como variable de distracción o intentó ser un nuevo tema para la agenda de algún medio metropolitano.
Si bien desde algunos sectores intentan amplificar que se comenzaron a notar “brotes verdes” en la economía, lo cierto es que la bendita lluvia de dólares y el tan esperado segundo semestre pasaron a la historia del relato. El doble discurso y el engaño que supo instalar con mucha fuerza el periodo menemista como método discursivo volvió a ser refritado.
Medidas o legislaciones para sancionar con todo el rigor de la ley los actos de corrupción, no se están concretando. Entonces, los nuevos casos que salen a la luz, donde se denuncia a ex funcionario del Frente para la Victoria por desvíos de fondos públicos parece un mecanismos que va ha continuar.
Báez, Jaime y López van ha quedar en libertad, Cristina Fernández no va ir presa, la obra pública va seguir siendo el sistema a través del cual algunos funcionarios y empresarios se benefician, los sobreprecios en productos que se le facturan al estado no se van a detener, en fin, las maniobras burocráticas a través de las cuales se enriquecen algunos prevalecerá. El paradigma de que el estado es un lugar que se ocupa para robar, va continuar siendo alimentado.
Sindicalismo Light
En los noventa, hubo una subordinación de actores sociales y sindicales al líder político, quien se presentaba como la brújula que marcaba el camino de lo correcto. Según la Socióloga Maristella Svampa, ese periodo estuvo marcado por “la expansión de nuevas formas de contratación precarias e inestables, la tercerización de servicios; el cuestionamiento de las formas de negociación colectiva y su reemplazo por los acuerdos individuales y por empresa, los aumentos por productividad”; es decir toda una seria de cambios ocurridos por “la imposición de nuevas formas de gestión y organización del trabajo”, que repercutieron profundamente en las formas de representación sindical.
Este proceso fue acompañado por el decrecimiento de la conflictividad laboral, y la amenaza disciplinadora del desempleo. Svampa explicó que, “el conflicto sindical tendió a concentrarse en el sector público, donde se sostuvieron niveles de conflictividad importantes, con un notorio incremento de las acciones de carácter defensivo en los sectores de salud y educación”.
La multitudinaria marcha del 1 de Mayo (2016), y el documento diagramado por las cinco centrales obreras en rechazo a los despidos, fue el destello de unidad más claro que ha tenido el sindicalismo argentino hasta el momento, pero fue rápidamente extinguido por la gestión presidencial. En la actualidad Barrionuevo, Calo y Moyano manifiestan un grado de timidez ante el Gobierno. En tanto, el reclamo por el bono de fin de año se presentó como una medida que dividió las aguas en el sector del trabajo argentino.
Naturalizar la pobreza, la desocupación y la precarización laboral como parte de la geografía social, son medidas que según el excandidato a presidente por el Frente Popular Víctor De Gennaro, “se utilizan como herramientas de disciplinamiento social”. Hasta el momento, las decisiones tomado por el gobierno de Mauricio Macri nos conduce como pueblo en una sola dirección, “el retroceso”.
Por Walter Abel Vallejos