Foto gentileza: Román Mtura |
“Hasta el momento, poco se sabe qué son los chemtrails, pero sí se sabe qué no son”, dice Gustavo Fernández, investigador oriundo de la provincia de Santa Fe.
En su explicación, refiere que los aviones a retropropulsión o «a chorro», los aviones corrientes, son aviones que dejan una estela de condensación, que se disuleve en cuestión de segundos, son absolutamente distintos de los chemtrails y sus rastros.
En este sentido, refiere que las estelas de condensación de los aviones “a chorro” se producen después de los 8000 mts de altura y duran muy poco. Los chemtrails, por otro lado, se producen a una altitud entre 1000 y 2000 mts., permaneciendo varias horas después que el avión que las produce, ha pasado.
El vacío de información, deriva en especulaciones sobre su función.
Hace algunos años comenzó a notarse en El Bolsón la existencia de franjas en el cielo que, por tradición argumentativa, se atribuían a los aviones a retropropulsión -o “a chorro”-. Sin embargo, las características de las estelas permiten concluir en que se trata de algo más que una marca dejada por los aviones comerciales ordinarios, encontrándose en las mismas restos de compuestos químicos inusuales (aluminio, fluor, bario y estroncio).
Respecto al vacío informativo, Fernández explica que se han realizado muy pocos estudios que, como no se publican investigaciones formales sobre el tema, se hacen por civiles interesados, solventados por los particulares.
Los estudios señalaron que la presencia de chemtrails provoca un precipitado sobre el suelo, de donde se extraen muestras. El resultado de los análisis sobre esas muestras refleja la existencia de flúor y polvo de aluminio. De ahí en adelante, surgen las especulaciones sobre la finalidad de los chemtrails.
Manipulación psicológica o climática?
Según Fernández, es una manera de generar un recurso más de manipulación ambiental de la psicología de las poblaciones. Sin embargo, otra parte de los investigadores, considera que los compuestos químicos permiten reformular las condiciones ambientales del planeta, atrayendo nubes.
“Me llama la atención la presencia de flúor en los escasos residuos de chemtrails. El fluor actúa sobre la corteza cerebral eliminando el albedrío. Creo que puede ser un engranaje más de una articulación para reducir la capacidad colectiva de discernimiento o de elección de las masas. Esto requiere que el barrido de chemtrails se haga en todo el planeta”, explicó.
A esto, el investigador responde que “si se tratara de una aplicación absolutamente legal en términos de ética científica, ¿cuál sería el problema de admitirlo? Le negación y el marco de oscurecimiento de las investigaciones es lo primero que alerta que hay algo de lo que no se habla” y resaltó que la única certeza es que no son estelas de aviones a retropropulsión, debiendo, en este caso presentarse una respuesta formal por las autoridades competentes.
Por otro lado, afirmó que, en el resto del mundo, rige el mismo patrón donde los estudios son de civiles y firmados por expertos particulares, pero sin el aval de autoridades públicas.
En El Bolsón se repite el fenómeno en un mismo horario, generalmente en las primeras horas de la mañana con dirección Norte-Sur, existiendo grupos para difundir el tema en la Patagonia.
Gustavo Fernández, investigador oriundo de la provincia de Santa Fe, ha dedicado gran parte de su trabajo a analizar los chemtrails, obteniendo algunos resultados que no han sido validados por autoridades públicas, pero tampoco fueron puestos en tela de duda.
Entre 2009 y 2011, explica el experto, se vieron sobre Rosario una gran cantidad de chemtrails y comenzó a despertar inquietudes en un grupo de ciudadanos que armaron una comisión y elevaron notas a la Secretaria de Salud y Medioambiente de Rosario, sin obtener respuestas.
En un momento determinado se dirigieron al SMN -Servicio Meteorológico Nacional- y al CITEFA, organismo cívico militar encargado de investigaciones técnicas, donde les responden que “no hay nada extraño, que es un fenómeno natural”. Sin embargo, a la vez, ofrecen sus servicios informando los honorarios para hacer una investigación de aquello que, en un principio, dicen que no es preocupante.
Por último, Fernández sostuvo que hay varios sectores periodísticos que tienen actitudes progres y toman al tema como una nota de color, evitando el debate complejo.
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