La Casa Rosada atraviesa otra modificación en su equipo. Alberto Baños, secretario de Derechos Humanos, presentó su renuncia tras casi dos años en el cargo.
Su salida se suma a una serie de movimientos recientes dentro del Gabinete que exponen una etapa de reconfiguración interna, según informó Noticias Argentina.
Un funcionario cercano a Cúneo Libarona
Baños había asumido bajo el respaldo del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, con quien mantenía una relación personal y profesional de larga data. Su llegada fue interpretada en su momento como un gesto político hacia un ala del oficialismo vinculada a la Justicia y los derechos humanos.
La renuncia, confirmada por fuentes oficiales, ocurre en un contexto de creciente tensión interna, aunque desde el Gobierno aún no se dieron precisiones sobre los motivos que la precipitaron.
Más cambios en la estructura del Gobierno
El alejamiento de Baños se suma a otras renuncias registradas en las últimas semanas y alimenta la percepción de que el Ejecutivo atraviesa un proceso de reorganización.
Si bien todavía no se comunicó quién ocupará el cargo vacante, se espera que el Ministerio de Justicia impulse una designación en los próximos días.
La Secretaría de Derechos Humanos tiene un rol clave en programas vinculados a memoria, asistencia legal, políticas reparatorias y articulación con organismos internacionales. Por eso, la salida del funcionario también abre interrogantes sobre la continuidad de varias líneas de trabajo.
Una renuncia aún sin explicaciones públicas
Hasta ahora, Baños no emitió un comunicado personal ni detalló las razones de su dimisión. Desde el entorno del Gobierno señalaron que su salida se formalizó en horas de la mañana y que el Presidente fue notificado inmediatamente.
La noticia, todavía en desarrollo, mantiene la expectativa puesta en los pasos siguientes del Ministerio de Justicia y en cómo impactará esta renuncia en la agenda institucional de derechos humanos.
La partida de Alberto Baños agrega un nuevo capítulo a los movimientos internos del Gobierno y deja abierta la discusión sobre el rumbo que tomará la Secretaría de Derechos Humanos en la etapa que comienza.
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