El lugar habilitado por la Sociedad Cooperativa Popular Limitada funciona las 24 horas en Kilómetro 3. Por ella pasan en forma diaria un promedio de 1.500 personas en búsqueda de agua potable. Baldes, bidones y tanques de diferentes medidas son los elementos que utilizan los usuarios para tratar de contar con el suministro ante las diferentes averías que registra el acueducto que abastece a la región.
El temporal que azotó a esta ciudad entre la noche del miércoles y la mañana del viernes dejó numerosos inconvenientes y pérdidas. Una de ellas es la falta del servicio de agua potable, razón por la cual el personal de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada (SCPL) no da abasto para cubrir todas las averías que se registran en el acueducto que abastece a la región.
En consecuencia, se puso a disposición el cargadero de agua de la planta Santa Lucía, ubicada entre el club de golf y tenis y el jardín Juana Manso en Kilómetro 3, para que los usuarios se acerquen con sus bidones o tanques para sobrellevar la problemática.
El lugar funciona las 24 horas y los trabajadores rotan sus horarios convenientemente para que nadie se quede sin el suministro. Uno de los trabajadores, que pidió resguardar su identidad, le explicó a El Patagónico que si bien nosotros cumplimos un horario, muchas veces nos quedamos después de hora para que nadie se quede sin agua. Es fea la situación que estamos viviendo, pero si no ponemos un poquito de nuestra parte esto se complica cada vez más.
El empleado de la SCPL manifestó que la Planta Santa Lucía recibe por día un promedio de 1.500 personas, en su mayoría provenientes de los barrios más afectados por el temporal como Laprida, Valle C, Kilómetros 5 y 8, San Cayetano, Ciudadela y Próspero Palazzo.
El suministro es proveniente de las reservas de Manantial Rosales y permite que las personas tengan agua potable óptima para el uso doméstico.
Esto (cargar agua) no lo puede hacer cualquiera porque el agua viene con mucha presión y puede reventar las cañerías. Entonces hay que hacerlo con cierto cuidado. No sabemos cuándo volverá el servicio a todos los barrios; por eso estamos acá, con frío, sueño y muy cansados pero continuando para que por lo menos puedan cargar agua con en bidones, sostuvo el trabajador que el martes dejó su horario de trabajo a las 0 y ayer había vuelto a las 6 para seguir con sus tareas.
«NO TENEMOS UNA GOTA DE AGUA»
Los usuarios que llegaban a la Planta Santa Lucía coincidieron en que desde el jueves carecen de agua potable y que la situación es cada vez más desesperante ya que no se brinda un panorama claro sobre cuándo podrán volver a contar con el suministro.
Tengo seis pibes y necesitan bañarse. Imagínate que con un bidón de 20 litros no hacemos nada. Por eso tuve que ir a comprar un tanque extra. Un gasto tras otro, pero lo tuve que hacer porque con la tormenta de mañana (por hoy) posiblemente se vuelva a romper todo y esto puede ser una tragedia, sostuvo Martín, un trabajador petrolero que había bajado de un yacimiento durante la tarde.
«Nadie te dice nada, es raro. Un día te dicen está arreglado (el acueducto) y al siguiente encuentran nuevas averías. Yo no pongo en duda el trabajo de los empleados; pongo en duda la palabra de los gerentes, de los que están arriba porque son capaces de jugar con nuestra desgracia, agregó.
Por su parte Juan y su hijo Manuel llegaban al lugar con tres tanques de agua de 1.000 litros para tratar de sobrellevar la problemática. Es una forma de tratar de poner un paño frío a la situación. Nosotros somos de Laprida y la verdad es que no damos abasto. Tenemos que hacer malabares para todo y si no fuera por esta planta, no tendríamos ni una gota de agua, sostuvo Juan que se desempeña como camionero.
Yo tengo miedo a lo que pueda pasar mañana (por hoy) y los próximos días porque aun sean 30 milímetros, ya la situación es delicada. Habrá que buscar una forma de resguardarse y no perder la calma, añadió.
El Patagónico