Nelson Sanabria sufrió un accidente hace 10 años y perdió sus extremidades. Pide trabajo y una cobertura de salud de calidad. «Ahora no rigen las leyes de discapacidad», dijo.
El tono de voz es entre quebrada y desesperada. Quien habla es Nelson Sanabria, un hombre de 36 años, que una década atrás tuvo un accidente que le provocó perder todas sus extremidades.
«Me voy a morir y quiero vivir», le dice Sanabria a El Destape en comunicación telefónica. Desde su silla de ruedas y frente a la Casa Rosada. Desde allí habla. Porque hasta ahí fue con un cartel contundente: «Presidente ¿Por qué me discriminan?».
Esta mañana, una serie de fotos de él sentado frente a la Rosada y rodeado de policías dio vueltas por las redes sociales. «Vino la policía a verme, ¿tan amenazante parezco?», afirma desde Balcarce 50.
Sanabria vino desde Mar de Ajó. Quiere trabajar y tener una obra social digna, que lo atienda y lo asista. En esa localidad costera fue donde hace diez años sufrió una electrocución donde perdió sus dos brazos y sus dos piernas.
«Ahora no rigen las leyes de discapacidad», afirma Sanabria con bronca. «La obra social que el estado nos da a los discapacitados (NdeR: Incluir Salud) me tiene que poner una persona que me asista».
Nelson no fue uno de los perjudicados que dejó de cobrar la pensión por discapacidad. «Sigo cobrando, 4.300 pesos. ¿Qué hago con 4.300? Necesito trabajar». Le habla directo al Presidente: «No quiero pedir, no quiero que la gente me dé 50 pesos y listo. Porque sino, ¿para qué está el Estado? Que el Estado me brinde lo que me tenga que dar».
Su principal motor de locomoción es una silla de ruedas a la que define como «destrozada». Sanabria también pide una silla electrónica. «Vine acá a conseguir ayuda». Cuenta que está parando en una clínica en la Ciudad de Buenos Aires que se la están «brindando de onda», dice. «Me la tiene que dar la obra social». Entre sus habilidades y su pedido desesperado, Sanabria cuenta sus aptitudes: «Soy artista, pinto sobre la obra».
Desde Mar de Ajó, el año pasado tuvo contacto con asesores de Carolina Stanley, la ministra de Desarrollo Social. «‘Nos estamos ocupando’, me dijeron desde el comienzo de 2016 y me ignoran ahora», cuenta Sanabria, que su única familia es su mamá y su hermana que tiene tres hijos.