Los costos pueden elevarse entre un 10% y un 300% en comparación con otras grandes capitales mundiales.
El economista Marcos Hilding Ohlsson, investigador de la Fundación Libertad y Progreso, concluyó que comprar un auto, cargar un litro de nafta, comer una hamburguesa de conocida marca de comida rápida o adquirir jeans, zapatillas y celulares en Buenos Aires puede salir entre un 10% y un 300% más caro que en otras capitales.
En un trabajo, Hilding Ohlsson comparó los precios con Lima (Perú), Santiago de Chile o Nueva York (Estados Unidos). «A pesar de los cambios positivos implementados por el gobierno de Mauricio Macri en cuanto a la apertura económica, la Argentina aún está comercialmente alejada del mundo», sostuvo en el estudio.
Explicó que «los precios locales de bienes semidurables y durables llegan a duplicar y triplicar los de países vecinos. Los motivos no son otros que la protección arancelaria y para arancelaria, las trabas regulatorias y las ineficiencias burocráticas que suelen estar acompañadas de corrupción y privilegios».
«Además, el retraso cambiario asociado al déficit fiscal financiado con endeudamiento externo también contribuye a la pérdida de competitividad», explicó el especialista. Según el economista, un efecto directo de las trabas a las importaciones es que ciertos productos no se pueden adquirir en la Argentina, o son mucho más caros que en el resto del mundo.
«El I-Phone es ejemplo de esto. Hasta el 2017 no se podía comprar en un negocio oficial y cuando finalmente se habilitó su venta fue a un precio que era más que el doble que el precio internacional», añadió. Precisó que «es difícil medir el impacto económico de la falta de ciertos productos en el país, pero ciertamente perjudica a la mayoría de los ciudadanos».
«Los precios en Argentina de algunos productos son llamativos. Una plancha cuesta hasta 4 veces lo que cuesta en Perú, una TV el doble de lo que cuesta en Chile, botines o zapatillas el doble de lo que cuestan en estos países. Una moto vale un 70% más, los autos usados el 100% más», señaló el investigador.
Acotó que «una página web, Numbeo, compara precios de distintos bienes en muchos países o ciudades del mundo. Ahí se puede comparar a Buenos Aires con otras capitales del mundo. Se puede ver que especialmente en bienes de consumo, sea ropa o zapatillas, en Argentina cuestan un 40% más que en ciudades como Lima o Santiago (Chile), o incluso un 30% más caros que Nueva York».
«En Argentina, en general los bienes transables son más caros, pero los no transables pueden llegar a ser más baratos, en especial el transporte público que sigue siendo subsidiados», aclaró Hilding Ohlsson.
En este sentido, Hilding Ohlsson propone una serie de políticas para mejorar al acceso a bienes a un buen precio para la ciudadanía, en el trabajo «Una Argentina Abierta: Las ventajas de tener una economía integrada y propuestas de cómo lograrlo», realizado junto al economista Manuel Solanet.
Entre estas propuestas destaca la urgencia de desarrollar una estrategia del país para facilitar el comercio, reducir los impuestos aduaneros, la discrecionalidad y las trabas para arancelarias. También sugiere impulsar acuerdos de libre comercio entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico, simplificar el sistema para evitar los lobbies o privilegios y reducir al máximo la discrecionalidad en la Aduana.