Inglaterra es el gran rival y será apoyado por la UEFA. Tras el sorteo, se aviva el tema de las postulaciones y será clave lo que suceda en Moscú.
El ajedrez político-deportivo vuelve a empezar. Al entregar de una tacada las sedes de 2018 y 2022, la FIFA pretendía calma y no ocuparse por unos cuantos años de la disputa por albergar el Mundial. Lo último se dio, pero la calma estuvo más ausente que nunca. La carrera ya está en marcha con los Mundiales 2026 y 2030. Mientras Estados Unidos, Canadá y México tienen todos los boletos para quedarse con el primero, la candidatura conjunta de la Argentina, Uruguay y Paraguay para el centenario de 2030 deberá trabajar más. China no es el problema, porque al ser sede Qatar en 2022, Asia debe esperar un turno más. El gran rival es Inglaterra. «Si deciden presentarse, naturalmente haremos campaña por ellos», dijo el presidente de la UEFA, el esloveno Aleksander Ceferin, a LA NACION.
La batalla política puede estar servida, y el líder de la postulación conjunta de Sudamérica es, al menos por los próximos dos años, Fernando Marín, gran amigo del presidente Mauricio Macri y responsable de las Relaciones Internacionales y la Comunicación en la Secretaría de Deportes. Dos semanas atrás, durante una reunión a nivel de cancilleres en Asunción, se firmó el memorándum de «cooperación trinacional» entre los socios de la candidatura.
La elección de la sede de 2030 no se producirá hasta 2022 o 2023, pero las alianzas necesarias, con un ojo puesto en lo que suceda para 2026, habrá que trabarlas en Rusia, donde habrá una «Casa 2030» que servirá como centro de operaciones y seducción de los votantes, las 209 federaciones miembro de la FIFA.
Fuente: lanacion.com.ar