Para un homenaje lo mejor es siempre poner manos en la obra. La Fundación “Isabel”, se originó en sí como un testimonio de agradecimiento y como un puente para ayudar a quienes lo necesiten. “El nombre es en honor a mi mamá y se armó hace tres años. Quiero hacer lo que ella no pudo en vida desde lo social. Tengo una peluquería móvil, un escenario transportable y organizo comidas y actividades recreativas en Comodoro y en distintas ciudades”, explicó Gonzalo Pérez, presidente y cara visible de la fundación, quien dejó temporalmente su trabajo de servicios petroleros para emprender un camino que pretende ser de satisfacciones.
El minisubmarino impacta a primera vista. Su estructura es en escala, similar a la unidad de la Armada Argentina que zarpó desde el puerto de Ushuaia y cuya búsqueda persiste. Duele decir ya sin la esperanza de hallar sobrevivientes. Se utilizó la base de un tanque y un grupo de soldadores realizó las modificaciones en base a un cálculo visual nutriéndose de información, llevándola al papel y finalmente, al metal. “Tardamos ocho días en hacerlo y trabajamos dieciséis horas por día. Para sacarlo tendremos que desmantelar una parte del galpón”, dice Gonzalo quien contó a Jornada, la historia detrás del simple homenaje.
“Convoqué a algunos chicos que estaban conmigo y que no tenían trabajo, quince en total incluyendo amigos que son soldadores en el campo pero no tienen actividad. Ya terminamos el proyecto, lo pintamos y lo tenemos listo. Esto surgió de manera espontánea. Seguimos el caso en televisión y vimos cómo líderes mundiales como Donald Trump han recordado a las víctimas del “ARA San Juan”. Y hasta destacando el hecho de que en 48 horas se modificó el casco de un buque para instalar un minisubmarino. Esa misma tarea en Estados Unidos puede demandar hasta ocho meses. Eso habla muy bien del trabajo que se hizo en Comodoro. No podía ser que no hiciéramos un homenaje”.
El proyecto original surgió mucho más modesto: un mural con un dibujo alegórico pero trascendió hasta una obra “más palpable” y quizás, más cercana en el sentimiento por la cercanía con el mar y por haber sido la base logística del operativo de rescate en el que intervinieron distintos países. El grupo se sintió movilizado por la tragedia, por el dolor de aceptar la entrega heroica de los mártires navales. “Esto fue el día 30 y después de las fiestas y los brindis, el día 2 a las 8 de la mañana me acerqué hasta el taller de un amigo chatarrero, conseguí un tanque grande. Hicimos toda la parte de la “cola” en forma cilíndrica y fuimos dándole forma a una réplica en miniatura, Mide 5,80 metros de alto por 16 metros de largo por 3,80 de ancho. Lo fuimos haciendo visualizando las medidas reales en internet y dibujando en papel, proyectando en escala”, dijo el presidente de la fundación.
Sin embargo no hay todavía asignado un destino final, un espacio para montar un boulevard e instalar definitivamente esta réplica del “ARA San Juan”. La zona del “Infiernillo” en cercanías de la Estación de Servicio “Eureka” sería para los autores, el lugar propicio. Existe un acercamiento inclusive con las principales autoridades del Destacamento de la Armada Argentina para acompañar institucionalmente y gestionar la posibilidad de contactar a amigos o familiares de las víctimas.
“Nos gustaría que llegue a la gente cercana de la tripulación, que se sepa lo que hicimos. Es lo que más quiero pero aún no me facilitaron ningún contacto. Me metí en varias páginas y busqué difundir el proyecto en internet para que algún familiar me responda. Nos gustaría invitarlos y que se hagan presentes así podemos contarles lo que quisimos hacer y el porqué de todo esto. No queremos herir el sentimiento de nadie”.
Peluquería sobre ruedas
La Fundación Isabel está abocada silenciosamente a colaborar con quienes lo necesitan. Y son múltiples las acciones que se encaran con ese propósito, no solamente en Comodoro Rivadavia. “Nos dedicamos a todo lo solidario. Tenemos previsto hacer algo en Camarones y el Valle o bien yendo a lugares carenciados y a zonas donde no siempre suele acercarse mucha gente”, dice Gonzalo quien cuenta con el apoyo incondicional de amigos y de empresas que respaldan cada una de sus misiones.
“Tenemos la peluquería móvil que es un tráiler de 6 por 2,40 metros de ancho que pusimos sobre unos ejes y tiene todo lo que suele tener un local tradicional. Se suman peluqueros solidarios que nos acompañan cortando el pelo de manera gratuita. También armamos un escenario que solemos trasladar a distintos lugares para eventos y actividades que utilizamos en el Día del Niño y Reyes.
Más que nada apoyan amigos y gerentes de empresas con quienes tengo buena relación y creen en mi palabra. Igual yo lo demuestro con hechos”.
Por Ismael Tebes – Jornada