Los represores Ramón Ernesto Cooke y Felipe Ayala, que cumplen prisión domiciliaria en Bariloche, tienen un control quincenal y mensual por parte de un organismo provincial.
La delegada de Derechos Humanos de la Zona Andina, Jimena Palópoli, dijo hoy que el Instituto de Presos y Liberados realiza el control de los dos represores que viven en la ciudad. Precisó que Ayala tiene una pulsera magnética y es visitado cada 15 días por referentes del organismo provincial para constatar el cumplimiento de la condena que fue impuesta por un tribunal de Bahía Blanca.
En el caso de Cooke, la funcionaria señaló que no cuenta con pulsera y que el control es cada un mes. “Este es el caso que más nos preocupa”, admitió respecto al represor que fue condenado por un tribunal de Tucumán.
Palópoli afirmó que el gobierno provincial no puede hacer nada para revertir que los represores no cumplan prisión domiciliaria en Bariloche porque fueron juzgados en otras provincias y sus condiciones de detención fueron aceptadas por esos tribunales.
Para la delegada de Derechos Humanos, estos represores “tienen que estar presos en una cárcel común, los motivos no amerita que se cumpla la condena en su casa”.
Esta semana organismos de Derechos Humanos difundieron las imágenes y direcciones donde residen los dos represores que fueron juzgados por crímenes de lesa humanidad en otras provincias.
Uno de ellos, Cooke, estuvo involucrado en la causa “Operativo Independencia” y fue señalado por casos de secuestros, torturas y desapariciones en Tucumán, delitos por los que fue condenado en 2013 a 16 años de cárcel. Ahora cumple prisión domiciliaria en su vivienda del barrio Pájaro Azul.
Ayala fue condenado en el marco de la causa del centro clandestino de detención La Escuelita y vive en una casa del barrio Vuriloche IV.
Diario Río Negro