El ministro israelí de Defensa Avigdor Lieberman anunció el miércoles su renuncia del gobierno de Benjamin Netanyahu por desacuerdos sobre el alto el fuego negociado con los grupos palestinos en la Franja de Gaza.
El ministro ultranacionalista, que había pedido una respuesta israelí mucho más contundente ante el lanzamiento de cohetes desde Gaz, denunció ante la prensa la tregua como una «capitulación ante el terrorismo».
Anunció la retirada del pequeño partido que dirige, Israel Beiteinu (Israel nuestro hogar), con seis escaños en el parlamento, de la coalición gubernamental y pidió elecciones anticipadas antes del fin de la legislatura, prevista en noviembre de 2019.
«No puedo seguir en mi cargo de ministro de Defensa, no puedo mirar a los ojos de las familias del sur que viven en manos de Hamas (…) Israel Beitenu se retira inmediatamente de la coalición», dijo el ya exministro, que explicó que su renuncia está basada en diferencias irreconciliables con Netanyahu.
«El Estado compra tranquilidad a corto plazo al precio de graves daños a largo plazo para la seguridad nacional», afirmó.
«Deberíamos acordar una fecha para elecciones lo más rápidamente posible» dijo Lieberman a la prensa.
El ahora exministro se opuso también a que Israel dejara entrar al enclave bajo bloqueo 15 millones de dólares de dinero de Qatar para pagar salarios atrasados de funcionarios, pero que en su opinión irán a parar «a las familias de los terroristas, que todo el tiempo están intentando atacar a Israel».
Un responsable del Likud, el partido de derecha de Netanyahu, dijo que éste asumiría la cartera de Defensa y consideró que no eran necesarias elecciones anticipadas. La continuidad del Gobierno es posible, ya que la salida de Lieberman de la coalición deja todavía a esta con una escasa mayoría de 61 diputados en una Cámara de 120 escaños.
Poco antes del anuncio de su ministro de Defensa y ante las críticas que suscitaba la tregua, Netanyahu tuvo que explicarse. «En períodos de urgencia, el público no siempre sabe» por qué se toman «decisiones esenciales para la seguridad del país, y estas decisiones deben permanecer secretas para el enemigo», afirmó.
«No puedo detallar nuestros planes para el futuro. Nosotros dictaremos el tiempo y las circunstancias que sean correctas para Israel y para la seguridad de nuestro pueblo», agregó Netanyahu. «En tiempos como estos, liderar no es hacer lo más fácil. Liderar es hacer lo correcto, aunque sea difícil. Liderar es, algunas veces, enfrentar críticas», concluyó el primer ministro.
Una «victoria política» para Hamas
«Nuestros enemigos nos suplicaron aceptar este alto el fuego y saben muy bien por qué lo hicieron», agregó. El movimiento islamista Hamas, en tanto, calificó en un comunicado de «victoria política para Gaza» la renuncia de Lieberman.
«La renuncia de Lieberman es un reconocimiento de derrota, fracaso e indefensión al hacer frente a la resistencia palestina. Es una victoria política para Gaza, que tuvo éxito en su constancia», dijo el vocero islamista Sami Abu Zuhri. Y se jactó de que la franja «ha conseguido crear un terremoto en la arena política de la ocupación», mientras páginas web afines a Hamas celebraron que Lieberman «quería asesinar físicamente a Ismail Haniye (su líder), pero la resistencia palestina armada lo asesinó políticamente».
Una ola de violencia que dejó varios muertos
Al menos 14 palestinos murieron en los bombardeos aéreos israelíes de los últimos días. Los enfrentamientos costaron también la vida a un oficial israelí y a un palestino que trabajaba en Israel, víctima de los cohetes palestinos.
La última ola de violencia estalló después de que un comandante de Hamas fuera asesinado en una operación secreta israelí. En la operación, que incluyó la infiltración de un agente que fue descubierto por los islamistas, un oficial israelí murió en el tiroteo.
El Ejército israelí aseguró que había interceptado más de 100 de 460 cohetes lanzados desde el enclave contra Israel y atacó a 160 objetivos de militantes. Unos 30 israelíes sufrieron heridas, y tres de ellos estaban en estado crítico.
Se trató de una de las peores confrontaciones entre los dos bandos desde la guerra de 2014, hasta que se anunciara el martes un alto el fuego con el auspicio de Egipto.
Durante la última década, las escaladas de violencia fueron frecuentes en este conflictivo territorio y siempre comportaron el riesgo de ser el preludio para una invasión masiva israelí contra el enclave palestino, que desde 2007 está completamente bloqueado por las fuerzas armadas de Israel.
La primera ofensiva militar masiva fue a fines de 2008 y, tras 22 días, más de 1.400 palestinos y 13 israelíes murieron. La segunda duró una semana en 2012 y más de 150 palestinos y seis israelíes fallecieron.
La tercera fue a mediados de 2014 y fue la más larga y sangrienta. En siete semanas, murieron 72 israelíes, 67 de ellos soldados, mientras que dentro de Gaza más de 2.000 palestinos fallecieron, en su mayoría civiles, y gran parte de la infraestructura vital del territorio además de miles de casas y edificios fueron destruidas.
TN