La actriz Valentina Bassi reveló que utiliza aceites de cannabis medicinal para tratar dolencias de su hijo desde hace aproximadamente 3 años y se quejó de la legislación vigente que acota la posibilidad del cultivo individual con estos fines.
Bassi, que nació en Trelew pero desarrolló casi toda su carrera en Capital Federal, explicó en una entrevista con el programa A Tiempo de FM Tiempo Trelew que decidió contar su experiencia con el objetivo de, “como persona pública”, ayudar a revertir la situación.
La actriz contó que “empecé con el cannabis medicinal hace algo más de tres años” porque “mi hijo no dormía, tenía un trastorno de sueño tremendo, debido también a su trastorno en autismo y una de las características que pueden tener, o no, los niños con esta condición es esa”.
“No le encontrábamos la vuelta y la verdad es que fueron años bastante difíciles porque buscábamos todas las terapias alternativas, porque obviamente nunca nadie quiere medicar a un hijo, pero tampoco funcionaban” señaló, por lo que “tuvimos que terminar con un psicofármaco bastante pesado. Eso funcionó un tiempito hasta que después hizo resistencia y hubo que aumentarle la dosis y ahí fue cuando dijimos que no”.
“Cuando se toma un medicamento hay que evaluar el riesgo-beneficio, te beneficia por un lado pero te lo cobra por el otro… En este caso evaluamos que el riesgo era peor que el beneficio porque los efectos colaterales del medicamento eran muy fuertes. Y si empezaba tan chiquito así yo pensaba “qué será cuando tenga 20, 30 años, será un pastillero entero. El panorama era bastante desolador”, reflejó.
Según contó, fue en ese momento que “se abrieron las puertas del cannabis medicinal, del que yo ya había escuchado y no le había dado nada de importancia porque en realidad no le das importancia cuando no lo necesitás. Uno llega al cannabis en el vacío que deja la alopatía… Donde la alopatía hace agua entra el cannabis, donde no puede resolver el problema o lo resuelve a un costo altísimo”.
“Entonces aprendí a cultivar, a hacer aceites”, agregó.
El camino
Bassi narró que “la neuróloga de mi hijo me contactó con una mamá que hacía aceites y estaba en una red solidaria” y esta última “me enseñó a cultivar, a hacer aceites. Me dio unos yuyos para que empiece a probar, porque hasta que tenés tu primer aceite pasan como 9 meses”.
Explicó en ese marco que “en algunas patologías es más fácil que en otras. En las de dolor crónico es un poquito más fácil encontrar qué planta es la que sirve, qué dosis y qué concentración. Porque casi todas las plantas de cannabis son analgésicas, entonces es un poquito más sencillo. En el caso nuestro no fue tan fácil. Probamos bastante y lográbamos una mejoría media, pero no lo que fuimos consiguiendo con el tiempo. Tardamos bastante en encontrar”.
De todas formas, contó que la experiencia gratificó desde el principio porque “era un camino que se abría. Eso ya era bueno para mí. Era decir: “no le voy a estar dando este psicofármaco toda la vida” porque voy a encontrarle la vuelta con el cannabis medicinal, como hicieron otros. Entonces ya ahí se aliviaba el stress de la familia. Y eso también es importante”.
“Lo cierto es que hoy le está haciendo bárbaro”, aunque “hace una terapia complementaria”, dijo. “Toma lo mínimo de lo mínimo del psicofármaco que le daba antes -y que teóricamente tenía que aumentarlo- y gotitas de cannabis. Y yo estoy muy feliz con todo el recorrido”, agregó.
Dosis
Valentina Bassi contó en la entrevista que “le doy las gotitas de cannabis solo para el sueño. Otras madres se lo dan para bajar la ansiedad, que es otra de las características que suele tener el autismo. Yo para eso no siento necesidad, para eso hace su terapia” y consideró también que “siento que estamos a la mitad del camino, que todavía estoy aprendiendo a cultivar, porque es re complejo encontrar la planta, la forma del corte, los cannabinoides… Estoy bastante adelantada pero siento que en un par de años voy a estar muchísimo más canchera que ahora”.
Emprendimiento propio
Señaló también que decidió realizar su propio cultivo y aprender a preparar los aceites porque “me brinda más seguridad”. Analizó que “está prohibido, es ilegal con lo que si entro al mercado negro a comprar, no sé qué me van a vender. ¿Cómo sé yo que me están dando aceite de cannabis? ¿Cómo sé si esa plantita no tuvo hongos y dijeron “no perdamos la cosecha y hacemos el aceite igual”? Es un mercado ilegal y el mercado ilegal es espantoso. Sé que hay gente que vende y que es honrada pero la verdad es que yo me siento mucho más segura si lo hago yo” porque además “cuando ves que le hace bien, ya sabés qué planta es. Es muy personalizado el tratamiento, una planta que le hace bien a mi hijo por ahí a otro chico con la misma patología no le hace nada” y “me encanta hacerlo, hay algo que también es terapéutico en ese proceso”.
La cuestión legal
Bassi reveló que “ni me puse a pensar si era legal o ilegal” cultivar cannabis porque “en el momento que le das un psicofármaco a tu hijo te da una enorme tristeza”. Y, ante esa situación, “me conecté con esta mamá que me dio un montón de información –que es muy importante- información en la web que te ayuda a entender por qué sirve para tantas patologías. Yo particularmente necesitaba entenderlo. Me dio mucha bibliografía, por ejemplo hay una película que recomiendo, que se llama El Científico, que está en youtube. Yo vi ese documental y empecé a plantar al otro día. Ahí explican un poco la medicina cannábica moderna y es muy interesante y súper clara”.
“Y recién ahora –continuó- que ya veo que está bien, me empecé a preguntar por qué es ilegal. Es malísimo que lo haga a escondidas, es horrible tener que estar viendo que no vean los vecinos, que no tenga tantas plantas… Porque por ejemplo, si pasa algo en mi casa, como un asalto, yo no puedo llamar a la policía porque me meten presa a mí”.
El caso Giovanolli
En ese punto se recordó también el caso del madrynense Carlos Giovanoli, que debió afrontar un proceso en la Justicia Federal porque cultivaba cannabis para tratarse su epilepsia, aunque finalmente fue absuelto.
“Es algo que no se puede creer, es algo totalmente ilógico”, consideró Bassi, y explicó que “ahí es cuando me empecé a enojar. A decir “yo no quiero ser ilegal, quiero que todo esto sea legal” y contó que “cuando quiero una semilla tengo que pedirle a un amigo de Chile, porque allí es legal, que me la traiga escondida, haciéndolo correr riesgos. Es cualquiera. Me parece que, si bien hay una ley de cannabis, tiene muchas fallas”.
“El Estado se puso de acuerdo con que es una medicina, pero tendríamos que ser un poco más coherentes y mientras se estudia científicamente nos dejen a nosotros hacer nuestra medicina para nuestros seres queridos”, pidió.
Por esa razón, narró, “lo conté en Instagram, para ver si podía aportar mi granito de arena, siendo una persona pública; a ver si por lo menos logramos que no haya gente con causas. Como este chico de Madryn hay varios. De hecho me empezó a escribir gente diciéndome que hace años que están con alguna causa por esto”.
Por último aconsejó: “A aquellos que quieran empezar el camino del cannabis yo les recomiendo en Trelew que se contacten con Mamá Cultiva Argentina, por Facebook, que los van a poder orientar”.
Diario Jornada