En el Gobierno conviven dos modelos en creciente tensión: los que consideran necesario reforzar las medidas para alentar a la gente que »la está pasando mal». Y los que piensan que los anuncios de los últimos días fueron un «parche», que es necesario evitar muestras de «desesperación» y ratificar el rumbo.
En el medio se encuentra el presidente Mauricio Macri , administrador de ese duelo que aún no tiene un vencedor.
El Presidente les dice a todos lo mismo: si tienen una fórmula o una receta diferente para salir más rápido, que la presenten. Hasta ahora, nadie le dio una respuesta que lo haga cambiar el rumbo que eligió para salir de la crisis económica, que ya cumplió un año.
Tras las últimas medidas, entre ellas, la presentación de los Precios Esenciales, el congelamiento de las tarifas, los créditos de la Administración Nacional de la Seguridad Social -explotó la demanda: en menos de dos semanas la Anses otorgó 700.000 créditos a jubilados, pensionados y beneficiarios de planes sociales- y la presentación en los próximos días del programa Ahora 12, no hay nuevos elementos, anuncios ni medidas que indiquen cambios. El problema de fondo, la incertidumbre electoral, no tiene solución; al menos en el corto plazo.
No serán días sencillos los que se prepara para afrontar el Gobierno.
Mientras en la superficie busca enviar un mensaje de cohesión interna, lo cierto es que se mantiene latente una creciente tensión entre los que caminan el territorio y los funcionarios que tienen bajo su control los fríos números.
«Es tiempo de mostrar calma, de llevar tranquilidad. Los parches no son constructivos, no estamos débiles», dijeron desde el Palacio de Hacienda. En la vereda de enfrente se encuentran los que caminan todos los días el conurbano bonaerense y los barrios marginales de las principales ciudades del país. «Estamos mal», reconoció un integrante del gabinete.
«¡La gente está enojada! Hay que olvidarse de la campaña y reforzar el vínculo con la gente», dijo otro de los ministros que abonan esta postura, que en las últimas semanas sumó un respaldo de peso, el jefe de Gabinete, Marcos Peña. «Se dio cuenta de la situación», confió uno de los ministros que siguió la transformación del ministro coordinador. El debate interno también tiene como eje a los empresarios, integrantes dilectos del «círculo rojo». En Hacienda y Producción están convencidos de que hay que «escucharlos». «Estamos en permanente conversación. Están haciendo catarsis, no hay que pelearse con la gente», aseguraron.
La prioridad para la trinchera que ocupan Vidal, Rodríguez Larreta, Rogelio Frigerio y Carolina Stanley, entre otros, es diametralmente opuesta. «Si tienen que perder plata los próximos seis meses… ¡Que así sea! Hoy hay que ayudar a la gente que la pasa mal a cruzar el río», reforzó el mensaje un integrante de ese sector.
Macri cerró otra semana complicada. Tras varios días de intensa volatilidad del dólar y la suba del riesgo país, el Gobierno y sus principales aliados, Vidal y Rodríguez Larreta, salieron a desactivar un nuevo intento para que Macri dé un paso al costado y bendiga a la gobernadora María Eugenia Vidal como su sucesora. En la Casa Rosada dieron por terminado el debate público: el Presidente es el único plan.
Macri también mandó un mensaje para adentro: no habrá corrida que provoque cambios en el equipo del Presidente. Ya no escuchará más los pedidos para que entregue a alguno de sus colaboradores para «calmar la ansiedad» del «círculo rojo». Hasta hace dos días todos los habitantes de la Casa de Gobierno creían que la fecha clave sería el 22 de junio, día que vencerá el plazo para la presentación de las listas de precandidatos para las elecciones primarias. «Todo está cruzado por la elección», se lamentó Macri en una entrevista. Los sucesos de los últimos días cambiaron esa percepción: la incertidumbre electoral que sacude a diario a la economía continuará hasta octubre.
Fuente: La Nación