Mariam Nabatanzi alcanzó su récord de bebés a los 36 años, y todos del mismo padre. Hoy, a los 39, se ve obligada a criarlos sola debido a que su marido la abandonó y la dejó como única responsable de todo el clan. Descubrieron el por qué es tan fértil.
Los niños son tres juegos de cuatrillizos, cuatro juegos de trillizos y seis juegos de gemelos. Mariam se casó con solo 12 años de edad, y su esposo tenía 40. Este la abandonó hace 3 años y convirtió su vida en una tragedia. La familia actualmente vive en cuatro casas estrechas construidas con ladrillos de cemento, y un techo de hierro corrugado. Están rodeados de cafetales.
Después de que nacieron sus primeros gemelos, Nabatanzi fue a un médico a tratar su insólito caso. Este le dijo que le dijo que tenía ovarios inusualmente grandes y eso la hacía extremadamente fértil. Su consejo fue no utilizar anticonceptivos, como por ejemplo las píldoras, ya que podrían causar problemas de salud. Por lo tanto, los niños seguirían llegando.
Las familias numerosas son comunes en África. Si bien las mujeres en Uganda suelen dar a luz a un promedio de 5,6 hijos, una de las tasas de natalidad más altas del continente según el Banco Mundial, la familia de Mariam es inclusive ahí considerada muy grande.
Mariam intentó frenar de alguna manera sus constantes embarazos, pero le era muy difícil. Cuando tenía 23 años y 25 hijos, fue desesperada a ver a su médico, y una vez más le recomendó que siguiera embarazada porque el recuento de ovarios era muy alto. Ya su último embarazo, hace dos años y medio, tuvo complicaciones. Cuando dio a luz a su sexto grupo de gemelos uno de ellos no sobrevivió al parto. Por lo tanto, su esposo que ya a menudo se ausentaba, la abandonó por completo.
“Crecí llorando, mi hombre me ha pasado por mucho sufrimiento” contó Mariam con lágrimas en los ojos. “Todo mi tiempo lo he pasado cuidando a mis hijos y trabajando para ganar algo de dinero” añadió. La mujer ha trabajado de todo lo que se le haya ocurrido; peluquera, decoradora de eventos, vendedora de chatarra, elaboradora de ginebra local, entre otras, y siempre su sueldo lo ha gastado en alimentos para familia, atención médica, ropa y aranceles escolares.
Pero a pesar de todo, Mariam no está sola. Sus hijos mayores ya son patrones de la familia y la ayudan en todo lo que necesite. Su hijo mayor, Ivan Kibuka, abandonó la escuela para ayudar a criar a la familia. La niña de 23 años contó: “Mamá está abrumada, el trabajo la está aplastando, ayudamos donde podemos, como cocinar y lavar, pero ella todavía lleva toda la carga para la familia. Lo siento por ella”.
Algunos de los niños tienen la suerte de dormir en un colchón por lo menos. Doce de ellos duermen en una habitación pequeña con las paredes repletas de mugre, en literas de metal con colchones delgados. En las otras habitaciones, los niños se amontonan en colchones compartidos. Los demás, duermen en el piso de tierra.
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