Lobo y Alondra, dos nutrias gigantes llegadas de Suecia y Hungría, se encargarán de reingresar la especie al Iberá, luego de que se extinguiera hace medio siglo atrás. Con la inspección del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), tendrán una cuarentena en el parque correntino San Cayetano y luego serán liberados en el humedal para repoblar la región.
Los ejemplares arribaron a fines de marzo y fueron inspeccionados en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Se hizo de un control de documentación para controlar el cumplimiento de los requisitos sanitarios exigidos por la Argentina, después se verificó el estado general de los ejemplares para constatar que no tuvieran enfermedades y, finalmente, se supervisaron las condiciones sanitarias del transporte.
Antes de su desaparición, motivada por la caza furtiva, la nutria gigante salía vivir en los humedales de la región litoraleña del país.
Con su permiso de tránsito aprobado, las nutrias gigantes fueron llevadas al Parque Provincial San Cayetano en Corrientes, donde está el predio en el que se cumplen las cuarentenas de importación. Estarán allí 15 días aislados controlados por el Senasa y, si pasan todas las inspecciones clínicas, se los liberará en el Iberá.
“Tras la primera inspección en la cuarentena, ambos animales están en buen estado sanitario. La semana que viene se realizara otra visita y si no presentan signos clínicos de enfermedades en poco tiempo más serán liberadas”, explicó Omar Senosiain, director de la oficina correntina del Senasa.
El predador tope acuático, como se llama técnicamente, llega a medir hasta dos metros y a pesar hasta 35 kilogramos. Se caracteriza por vivir en familias de 10 a 20 individuos y se alimenta casi exclusivamente de peces. Se trata de una de las especies de nutria más amenazadas de Latinoamérica y perseguida por su piel. Fue vista por última en el humedal del Iberá a mediados de la década del ’70 y años después terminó de extinguirse en Misiones.
La reintroducción de la especie al ecosistema es un proyecto de conservación impulsado por el Senasa y la Fundación The Conservation Land Trust Argentina (CLT). Además, contó con la colaboración de Parken Zoo de Eskilstuna de Suecia, que donó a Lobo, y al Budapest Zoo de Hungría, que hizo lo mismo con Alondra.
De acuerdo a Alicia Delgado, bióloga de CLT, “la nutria gigante sería como el equivalente en el agua al yaguareté en la tierra. Su función es fundamental para que Iberá vuelva a estar funcional ecológicamente y pueda ofrecer todos sus servicios en un ambiente sano”. La especialista, por último, explicó que “finalizada la cuarentena ambas serán llevadas a los Esteros del Iberá en un área de presuelta donde evaluaremos su capacidad de adaptación”.
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